Crónica BAM 2014: Nit d’Estocolm
Este año, gracias al hermanamiento entre Barcelona y Estocolmo, la oferta cultural enmarcada dentro de las celebraciones de La Mercè estaba plagada de guiños a la capital sueca, y el BAM, la propuesta hipster, no podía ser menos. La noche del martes 23 de septiembre, convenientemente denominada Nit d’Estocolm, nos presentaba una más que interesante selección de artistas suecos que los festivales más importantes aún no tienen en cuenta, pero que sin duda coparán los titulares de la prensa especializada en un futuro no muy lejano.
Tal es el caso de la sueca de origen gambiano Seinabo Sey, que aunque sin disco en el mercado aún, ha cosechado un gran éxito gracias a Younger. A pesar de que la sueca es un valor en alza, a juzgar por la (escasa) cantidad de público, se podría decir que su mensaje no ha calado entre la juventud barcelonesa. Y ya es raro, porque su pop con tintes soul y r&b es carne de anuncio. De todas formas, la escandinava de tan solo 23 años se crece en el escenario, y nos ofreció a los que sí nos acercamos a la barcelonesa Plaza de Joan Coromines un concierto que, aunque corto, nos puso a muchos los pelos de punta. No faltaron la mentada Younger, ni tampoco Hard Times, que sonaron grandiosas en la potente pero sobria voz de la cantante afrosueca.
Con Frida Sundemo, sin embargo, mis expectativas se transformaron rápidamente en decepción. Será por el público que no callaba (¡gracias, pesados, si nos leéis!), por lo intrascendente de su propuesta (que sí, que su música es maja, pero no supone ninguna revelación a estas alturas) o por lo que sea, pero no logré conectar con la Sundemo, y me consta que le pasó lo mismo a varios. Bailamos, eso sí, Indigo, pero (creo que) no estamos ante una nueva Robyn ni mucho menos.
Hablando de Robyn, otro de los platos fuertes de la noche era su discípula y primer fichaje de su sello Konichiwa Records, Zhala, quien puso el punto excéntrico a la noche. Ella sola sobre el escenario, cantando sobre pistas pregrabadas, ataviada de un exceso de flúor y mostrando al mundo sus raíces kurdas, musicalmente hablando, fue clara demostración de que para montarse una fiesta no hace falta más que uno mismo. Y los demás que le seguimos el juego, sobre todo cuando cerró con Prophet, canción que bien podría haber sido firmada por Kap Bambino o los primeros Crystal Castles.
Para nosotros la fiesta terminó con NONONO, quizás el grupo que más se podría asociar (de manera ligera, claro está) con el pop escandinavo, pero al mismo tiempo el que menos parecía encajar en el cartel. Sí, atrajo a muchos seguidores, esporádicos o leales (es lo que tiene tener una canción tan reconocida como Pumpin Blood) gracias a su pop fácil y naïf, pero Lori of Lesbian también lo hacen. Y sí, también ponemos en duda su calidad.
Foto de Xavi Torfrent para byTHEFEST.