Aphex Twin – Syro

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Recuerdo que la primera vez que escuché hablar de Aphex Twin fue a través de IRC. Entre recomendación y  recomendación fui descubriendo su discografía (casi toda anterior a mi inmersión en los canales de IRC) a la vez que me quedé atrapado en esa música que parecía romper con todo: se acercaba al techno, pero no era techno; algo de música rave tenía, pero no era rave; un aire a música ambient poseía, pero no era puramente ambient; un toque de pop lucía, pero ni de coña era pop… También recuerdo que las emociones que me despertaba su música dependían del contexto. Así, si estaba en un entorno tranquilo, me transmitía paz y serenidad. En cambio, si estaba en un entorno acelerado me podía producir ansiedad. Se podía decir que era como la adrenalina que Gregorio Marañón pinchaba a sus voluntarios y que dependiendo del contexto podían identificar la aceleración de la frecuencia cardíaca como euforia o pánico.

Por aquel entonces, la cultura de la privacidad y la protección de datos aún no estaban muy extendidas. En los chats uno creía que bastaba con escudarse en un nick que casi siempre incluía las últimas dos cifras de tu año de nacimiento. Los más jóvenes que estén leyendo estas líneas posiblemente no estén familiarizados con el IRC, pero para los que hemos vivido el desarrollo de internet, la prehistoria de las redes sociales y zorreado a través de un módem 56k,  el hablar de esta red de canales de chat nos hace ponernos tan nostálgicos como cuando unos padres hablan del servicio militar obligatorio.

Años más tarde las cosas han cambiado. El “Big Data” usa una  ingente cantidad de datos para sacar conclusiones y adelantarse un poco al futuro. Para ello se necesita varias fuentes de datos sincronizadas y esto es muy fácil. Así, como ejemplo, tu perfil de Facebook es un registro de tu vida con una gran cantidad de información volcada y tu localización GPS está monitorizada por el smartphone que casi siempre te acompaña en el bolsillo. Todo ello son datos e información que compartimos desinteresadamente ante el aforismo de “no me avergüenzo por ello” y que sin embargo para algunas empresas constituyen su mercancía, su oro digital. Creer en la benevolencia del uso que pueda hacerse de esta información en un futuro es muy ingenuo por parte del usuario.

Precisamente, la campaña de marketing de Syro (2014, Warp Records) fue protagonizada por los datos, haciendo recapacitar al público sobre la cantidad de información que con un solo click podemos compartir públicamente en el ciberespacio. Un marketing muy estudiado y crítico donde cuestiones como transparencia, Deep Web, anonimato, propiedad intelectual y viralidad han quedado reflejadas a la orden del día.  Y es que, Aphex Twin nos han introducido en su personalidad paranoide. De alguna forma, Syro conoce parte de tu información y sin embargo, hasta el pasado lunes, tú casi ni conocías a Syro.

Ante este panorama y  tras 13 años de silencio sin que Richard D. James publicara un álbum de estudio, Syro rompe esquemas. Aphex Twin nos vuelve a demostrar al artista turbulento, coherente e imaginativo que tras este proyecto se esconde. Su experimentación logra acaparar la etiqueta de “atemporal” por encima de otras como “tendencia” o “moda”. Mucho  ha llovido sobre la pista de baile desde que se publicara Drukqs (Warp Records, 2001), pero Syro parece mirar a la escena electrónica desde fuera pues se siente como un álbum totalmente incidental que sólo se puede encajar en el resurgimiento del hardware analógico entre los productores de electrónica. Se trata de un giro libre y juguetón con menos diversificación estilística a la que estábamos acostumbrados.

Syro también apabulla por la innumerable cantidad de giros que recoge.  De hecho, no es hasta pasado un buen rato de minipops 67 [120.2] (source field mix) donde la impronta característica de Aphex Twin se deja ver. Así mismo, las pistas que lo componen se transforman, reorganizan y presurizan sin llegar nunca a romper. El máximo ejemplo de esto lo podemos encontrar en CIRCLONT14 [141.98] (syrobonkus mix), donde tan pronto como se construye la línea melódica se pliega sobre sí misma.  Excepción a esta apreciación la encontramos en aitsatsana [102] donde James opta por conservar la melodía.

Los rumores sobre un posible nuevo álbum antes de que termine el año están ahí a raíz de que James afirmara en una entrevista que la nueva música de Aphex Twin está saliendo ahora. Los motivos parecen ser que el artista se considera preparado para que el mundo escuche y aprecie lo que ha ido produciendo en estos años de silencio. A veces creo que Aphex Twin se ríe de nosotros como bien reflejan sus inquietantes sonrisas. Sin embargo,  no me cabe duda de que James ha realizado un excelente trabajo, con una gran cantidad de registros inmunes a los estilos y estética contemporáneos que logran la intemporalidad de esta obra.

En la electrónica experimental, siempre es un punto a favor que haya algo nuevo y uno no suene como una copia reciclada de obras anteriores. Desde mi punto de vista, Aphex Twin lo ha conseguido esta vez desde el caos y desde su propia personalidad paranoide, construyendo una armonía eterna. Ahora bien, yo me pregunto, ¿puede la música ser trascendente por defecto? Quizás aún no podamos responder a esta pregunta hasta que él se considere preparado.

Puntuación: 8,5

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