Especial reseñas: chicas pop, chicas top

popstars

A veces se asocia el concepto «popstar» a tía ligerita de ropa que canta de lo que le gusta bailar en la discoteca y zorrear con su maromo, pero hay muchas acepciones más allá de esa imagen frívola e hipersexualizada, y además no siempre son tan «pop» ni tan «stars». Estas cuatro chicas parten del género musical por excelencia y se pasean, a veces solo sea de manera efímera, por otros estilos y sonidos, y algunas arrasan, y otras solo cuentan con un pequeño reducto de fans. Aquí tenemos de todo tipo y color, pero todas acaban de publicar excelentes discos.

Taylor Swift – 1989

Hace un par de semanas afirmaba que Taylor Swift molaba lo suyo, o al menos comparada con su pasado redneck; y a pesar de que esta semana no mole tanto al haber retirado toda su discografía de Spotify, la causa por la que lo ha hecho, este 1989 y su éxito (más de un millón de copias en dos días), hace que una peineta de este calibre al streaming se le perdone. También porque además no hay más temas que se acerquen el masticadísimo revival soulero sesentero en clave pop del single Shake it off, tan fallido en su estribillo que parece un puente. Por el otro lado no hay otro tema tan poderoso y moderno como el homenaje involuntario (¿o no?) a CHVRCHES que es Out in the woods. Eso sí, sin resultar el adalid del pop fresco y sofisticado que podía haber sido, está varios pasos por delante de otras superestrellas gracias a un sonido menos chabacano y genérico de lo acostumbrado, incluso hasta cuando fusila a Avril Lavigne (un poco en el single y en la graciosa Bad blood, esta también con un poco de P!nk).

Los ochenta, ahí está el título, también gozan de su homenaje, como la balada sintetizada en modo Martika (This love) o los juguetones teclados en la onda de OMD (Welcome to New York). Y volviendo a lo de fusilar, Lana del Rey debe de estar carcajeándose (o a punto de interponer una demanda) mientras escucha Wildest dreams, que no tiene remilgos en copiar y pegar el estribillo de Without you en particular, y la esencia de la neoyorquina en general. Y a pesar de esta falta de personalidad en ciertos tramos, la chica y su equipo se las arreglan para no decepcionar y maquinan así lo que casi seguro serán futuros hits. Porque el disco está repletito de ellos y el relleno se lo deja a otras (salvo quizás How to get the girl y Clean). ¿El fin justifica los medios? ¿Abandonar buena parte de tu personalidad musical y rendirte a los pies del pop más radiable? Sí, si el resultado deslumbra, porque poco más se puede pedir a un disco tan descaradamente comercial. Y pensar que la chica me solía dar cosica (bueno, su imagen de chica ideal y perfecta todavía un poco).

Puntuación: 7,9

Javiera Mena – Otra Era

No es que Javiera Mena fuera una cantautora de carácter intimista, pero Otra Era, como deja bien claro, abre una nueva etapa como nueva diva del pop chileno, donde el término «petardo» toma un nuevo rumbo. El temazo que fue Espada no engañaba a nadie, y el público gay se ha convertido en su nuevo target, a no ser que lo pete en circuitos comerciales (cosa que parece difícil). La juguetona y por momentos ridícula (pero efectiva) La joya lo reafirmó, aunque el tema homónimo relajaba los BPMs y tenía más en común con Mena, además de una producción más refinada. Pero no os equivoques, aquí lo que realmente importa es que la bola de espejos no deje de girar y si hay que invocar a los espíritus de las chonadas pasadas, se hace. Solo hace falta bailar al ritmo de Los olores de tu alma, que sirve de apertura, para revivir el exotismo rítmico de Friendly Fires y acabar en el de Safri Duo, o Esa fuerza, que engaña con su continuo riff de teclado de tintes ochenteros, hasta que surge de la nada una vena dance noventera que lo enlaza con «bandas» como Paradisio.

Pero oye, qué genial, porque sabe manejar como pocas su faceta más petarda, incluyendo chispazos de Mecano, Hidrogenesse o Fangoria, pero a veces resulta demasiado estridente. Por suerte Sincronía, pegaso está muy bien situada en el tracklist y sin frenarnos en la pista de baile no resulta tan sonrojante. Y sin embargo echamos de menos sonrojarnos en Pide, que es puro relleno, y que en su papel de canción más o menos relajada gana por goleada Quédate un ratito más, aunque corte un poco el rollo tras el explosivo binomio Que me tome la noche y La carretera (esta última con El Guincho). Por suerte Espada cierra el disco en lo más alto. La conclusión: hay que ser un gran amante del pop petardo para no acabar de los nervios escuchándolo y a continuación ponerte un disco de Bill Calahan para compensar tanto pop hipervitaminado y colorista. Sí es así, adelante, acabarás con ampollas en los pies, pero más feliz que un regaliz.

Puntuación: 7,7

Fakuta – Tormenta Solar

Otra chilena en este especial, que podría tomar el relevo de la mentada Javiera tras su anterior disco: pop sintetizado, divertido y a ratos bailable, manteniendo un halo sofisticado e incluso más moderno. Según el Facebook de Fakuta estamos ante space age pop, y es verdad que aparte de por el título del álbum, Tormenta Solar, se aprecian arreglos que podían amenizar un cóctel o fiesta en una estación espacial de corte retrofuturista. Pero al fin y al cabo estamos ante un trabajo de pop sensible e inspirador que no deja de lado la búsqueda de un sonido trabajado, detallista, a veces hasta sorprendente, mientras se embarca en una odisea melódica y lírica que no deja de maravillar a lo largo de sus diez cortes. Y es que empezar con dos hits que pueden adorar desde el fan de Juan Magán al de Sufjan Stevens, Guerra con las cosas y Despacio, y (casi) no rebajar el nivel, tiene su mérito.

Puede que el resto del álbum no cuente con dos pepinazos tan evidentes de manera tan seguida y llamativa (es lo que tiene inaugurar un disco), pero los temas algo más intimistas no defraudan y ganan enteros a las pocas escuchas, como Fugitivos, Luces de verano o Invisible, que bien podría formar parte de un Papito si Miguel Bosé se dignase a reformar aquella supuesta modernidad que tanto vende. Luego también está el tema que da título al disco, que junto a los dos primeros forman un triunvirato de hits incontestable. Por lo que hay para todos los gustos: los que quieren que un tema les coma la oreja desde el minuto uno o los que prefieren contemplar plácidamente el crecimiento del mismo. Es verdad que, a pesar de la calidad general de las baladas del último tramo, quizás tan seguidas agoten un poquito, lo que se podía haber corregido en parte variando el orden del tracklist, pero tampoco supone un trauma.

Puntuación: 7,7

Tinashe – Aquarius

Siempre me han aburrido soberanamente la mayoría de baladas del r’n’b comercial durante los noventa y los 2000, pero a partir de la nueva década en la que estamos inmersos algo cambió. A raíz de la nueva generación de artistas que han regenerado el sonido del género y que nació de manera independiente y poco a poco está llegando al ámbito comercial, incluso las canciones más calmadas podían mostrar elegancia, pero no aburrir a las ovejas. Y es que la producción es importante, pero evidentemente no es lo único, y Tinashe es un buen ejemplo de ello, equilibrando todos los aspectos de su música. Ha sabido rodearse de los productores adecuados y presentar un disco que más que una montaña rusa sería el túnel del amor, por temática y ausencia de sobresaltos. Aquarius podría haber sido el disco que Aaliyah hubiese firmado si siguiese entre nosotros, y eso es mucho decir.

Quién iba a decir que no quisiese que jamás llegase a su fin una balada de casi seis minutos (Bet, junto a Dev Hynes). Y así el resto del disco, con alguna concesión al baile, del tipo de frotar la cebolleta (las excelentes 2 on y All hands on deck), pero en general dejándose llevar por suaves muestras de terciopelo sonoro. Feels like Vegas, Pretend (lo mejor del disco junto al tema de Dev), Bated breath, Wildfire, Aquarius y en general todos los cortes salvo la más estándar Thug cry. Incluso los interludios rozan a gran altura, especialmente Deep in the night, que es una grabación suya a los siete años (estilo Beyoncé en su último disco) y que ella misma escribió (!), y que la verdad podría haber acabado como canción al uso si hubiese decidido rescatarla y adaptarla. Ese talento que demostró en su más tierna infancia se prolonga en su vida adulta como una compositora e intérprete (¡y bailarina!) sin parangón en el r’n’b actual femenino. Y siempre se te lanzarán a la yugular al situar a una recién llegada casi a la altura de una diva intocable como la Knowles, pero…

Puntuación: 8,2

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