José González – Vestiges & Claws
El caso de José González es similar al de también de actualidad Damian Rice: dos intérpretes y compositores de corte pop-folk delicado que vuelven ocho años después a la actualidad tras triunfar en su momento en un ámbito medianamente alternativo, pero sobre todo tras dar la campanada en cierto sector comercial gracias a uno o dos hits. Lo bueno o malo de estos regresos, según se mire, es que los fans causales han desaparecido, y casi una década después es complicado que quede alguien que no fuese seguidor casi acérrimo (es verdad que González ha mantenido su actividad, pero al final un álbum tiene la entidad que tiene). En ambos casos los artistas pueden dedicarse a crear sin preocuparse si repetirán o no el éxito de su anterior disco, sin actitudes forzadas y poco creíbles, porque al fin y al cabo tampoco nunca fueron verdaderas estrellas.
Durante los últimos años este tipo de propuestas se han extendido como el fuego en el bosque tras el éxito de nombres como Bon Iver, aunque evidentemente no aporten casi nada a un género tan tradicional y arquetípico, por lo que, aparte de la ausencia de ansiedad por conseguir un nuevo hit, tampoco la hay por innovar, solo hay que dejarse fluir. Por ello es lógico que haya que acercarse a este tipo de discos sin expectativas de novedad y revolución, en un estilo donde además despuntar resulta harto complicado, y Vestiges and Claws no será uno de los pocos elegidos. Sin embargo la voz del sueco-chileno sigue resultando muy cercana, lo que le hace brillar frente al resto, generando cierta empatía que por ejemplo el mentado Rice no llega a alcanzar. Tan cercano resulta a veces que temas como Leaf off / The cage resultan demasiado directos hacia el oyente, como si estuviese soltando una ristra de consejos dignos de libro de autoayuda.
Pero José es mucho José, y su indiscutible encanto hace que temas como este brillen más allá de una letra manida, e incluso este aspecto se vea potenciado gracias a la honestidad e incluso solemnidad del conjunto. No me está contando nada que ya no sepa sobre la vida y sus cambios en Every age o What will, pero, maldita sea, consigue que me quede embobado. A eso se le llama actitud y carisma. Melódicamente tampoco estamos ante el colmo de la sofisticación, e incluso hay canciones donde repite casi constantemente la misma estructura melódica, pero el hombrecillo sabe sacarle partido para que, aun percatándonos de esta simpleza, abracemos lo que en otros casos nos provocaría somnolencia absoluta.
Como era de esperar los recursos instrumentales también destacan por su sencillez, pero de nuevo están sabiamente empleados. De manera sutil puede surgir un silbido, una guitarra eléctrica, unas palmadas o una flauta que arropan guitarra y voz y que engordan lo justo unos temas que tampoco necesitan de una producción pomposa (como por ejemplo sucedía en Bon Iver). Y así quizás todo elemento presentado de manera independiente resultaría demasiado simple, pero juntos conforman un paraje musical que nos hace sentir realmente bien, a gusto. Porque, como dicen los anglosajones, es un «feeling good album», lo que normalmente se asocia con lo superficial y azucarado, y puede que peque de ello en alguna sección, pero González lo lleva a otro nivel. Quizás sin deslumbrar, sí; pero es que la luz del atardecer nunca lo ha hecho.
José González está de gira estos días por España: 18 en Madrid, La Riviera, 20 en Barcelona, L’auditori De Barcelona, 21 en Santiago de Compostela, Sala Capitol, y 22 en Murcia, Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. Además también forma parte del cartel de Primavera Sound 2015.
Puntuación: 7,7