Madonna – Rebel Heart
Cosas que no me gustó conocer cuando no había escuchado nada de Rebel Heart: su título, demasiado cliché; la presencia de Avicii, un productor del montón y demasiado genérico; la actitud forzada de querer llegar a los adolescentes, basada en la elección de este productor y un Instagram más cercano a una quinceañera choni que de una cincuentona icónica; títulos de canciones con nulo atractivo y de supuesta temática muy manida durante su carrera. Cosas que me gustó conocer cuando no había escuchado nada de Rebel Heart: nuevos productores más arriesgados como Sophie o Blood Diamonds, o al menos más excitantes, como Diplo, además de maestros del sonido más allá de estos calificativos, como Ariel Rechtshaid. Hay que especificar que lo que realmente me horrorizó fue el momento en que se dieron a conocer los primeros detalles del álbum, y que poco a poco la situación comenzó a ganar enteros a raíz de la revelación de nuevos datos, lo que finalmente me tranquilizó (un poco).
Cosas que no me gustó comprobar cuando ya había escuchado material de Rebel Heart: el tema que daba título estaba más que bien, pero olía demasiado a Avicii; un primer single que no lo parecía; la producción chabacana de un tema con potencial como Wash all over me; un horror llamado Illuminati en la primera filtración; Iconic era otra masturbación más en su carrera reciente para reafirmar su trono como reina del pop; demasiado aire negroide ahora que vuelve a estar de moda tras la racha EDM; la chapuza de lanzar medio disco tras la desafortunada filtración (aunque para algunos fuese casi una obligación). Cosas que me gustó comprobar cuando ya había escuchado material de Rebel Heart: Ghostown era un baladón de tomo y lomo; la perfecta mezcla de Sophie y Diplo en Bitch, I’m Madonna; que Avicii casi no sonaba a Avicii en la notable Devil pray; Illuminati cuando fue publicada oficialmente, con la mano de Midas de Kanye West al estilo Yeezus. He de aclarar que solo escuché la primera filtración, las siguientes, incluida la definitiva con el disco al completo, las obvié (dije BASTA).
Ahora que por fin tengo la posibilidad de escucharlo en su totalidad, no por fascículos o en una calidad cuestionable, es momento de mantener, rebajar o borrar de un plumazo aquellas primeras impresiones negativas, ya que ninguna han ido a peor, por lo que doy gracias al cielo. Es cierto que se sigue percibiendo esa necesidad de estar a la moda cuando la moda la debería generar ella, que parece que su público objetivo es Rocco y Lourdes, y que se echa en falta aquella chispa pop que, para mí, no ha recuperado desde el enorme Music (COTDF me parece totalmente sobrevalorado a todas luces). Pero si obviamos que la antigua Madonna jamás volverá, podremos disfrutar de un disco muy apañado y bastante por encima de MDNA (que no sé en qué momento se me ocurrió plantarle un 7; ahora le daría un 6 y a correr).
Living for love sigue sin ser ese primer gran hit necesario para volvernos locos del coño, pero a modo de calentamiento resulta más que válido. La moralina de Devils pray chirría un poco (sí, ya sabemos que las drogas son malas, mamá), y sin embargo no resulta tan evidente en la manera de contarlo, lo que junto a una conseguida secuencia de estribillos, el tema brilla. Ghostown mantiene su maestría y de nuevo recurre a un doble estribillo, el segundo siempre en un tono mayor. Recurso que por cierto ahora explota a mansalva (quizás porque no consigue uno memorable, que se mantenga por sí solo), como también sucede en la jamaicana Unapologetih bitch, ideal para mover el bullarengue. Illuminati suena demasiado hip hop para la Ciccone, pero si si pasamos por algo este aspecto, y como ya se ha comentado, la maestría de West pule y abrillanta un tema más bien escasito a en el aspecto melódico, aunque también luce gracias a las diferentes lecturas de su letra (a pesar de que ella afirme que solo se trate de una sátira de la fama). Bitch, I’m Madonna se presenta como un experimento bastante inusual en el pop comercial actual, y eso debemos agradecérselo a Sophie y su estridencia natural en la onda de PC Music. Y hasta su adoración por sí misma, que ya huele, se le perdona aquí. Otra canción con doble estribillo, Hold tight, que tiene un primero un tanto eurovisivo y un segundo que recuerda a Princess of China de Coldplay y Baby don’t lie de Gwen Stefani. Un poco churro, vamos.
Joan of Arc forma parte del lado retrospectivo y más humilde de la diva, y acertaría al 100% de haber desnudado la canción más. Además de la excesiva producción, la manía que incluir bases con las que podrías hacer break dance emborrona el resultado, por otro lado notable. El rollo hip hop de Illuminati se torna casi gangsta en Iconic, y con esos amenanzantes ritmos en lo que te imaginas a Madge apuntándote con una pipa. Vamos, que desentona lo suyo. Heartbreakcity es la balada más blandita del disco, pero los redobles de tambor quedan de lujo, pero no se le puede perdonar la última frase (rimar «city» con «pretty» nos devuelve a las vergonzantes rimas de I love NY). Sorprende para bien la producción folk y algo de r’n’b de corte elevado y flotante de Bodyshop, tan delicada como su interpretación, toda una sorpresa, ya que estamos ante un nuevo registro nunca antes escuchado (¡tras más de treinta años de carrera!). De Holy water mola la relación entre agua bendita y flujos vaginales, y que una mujer de su edad hable de manera tan poco sutil de sexo, en un tema algo flojo a nivel melódico, pero lleno de ganchos, sobre todo gracias a su sofisticada producción (y a ese gran guiño a Vogue). Como numero de electro-pop tenemos Inside out, relleno, pero relleno que ya les gustaría a otras. Wash all over me cierra el disco a lo grande, abandonando la vena cutre-dance de la demo y abrazando la balada épica, que le sienta de lujo.
Una pena que el tema titular se haya quedado exclusivamente en la versión deluxe, porque le hubiese otorgado un plus de calidad al conjunto, que por cierto, casi ni suena a Avicii, y eso que tira del ramalazo country que tanto gusta al sueco (al final el productor ha quedado relegado a un segundo plano, ¡viva!). Aquí se reseñan siempre las versiones estándar de los álbumes, la que consideramos como la «real», y nunca tenemos en cuenta en la valoración final las ediciones deluxe, o super deluxe, como en este caso, que esta última directamente ni he podido escuchar (sería como tener en cuenta las escenas eliminadas o añadidas en formato doméstico a la hora de calificar una película). Seguro que hay temas que se podrían intercambiar (aunque de la deluxe solo destacaría la ya mentada Rebel heart), y cada uno podría montarse un tracklist de entre doce y catorce cortes. Por ello tanto tema en un disco pop y en los tiempos que vivimos, donde nadie se escucha un álbum y lo trocea a su antojo en los reproductores de MO·, hace que este concepto se diluya y el conjunto pierda fuerza. Pero ese es un mal al que ya estamos cada vez más acostumbrados en el mainstream (aunque este es de los casos más extremos: ¡25!). Y a pesar de todo estamos ante un disco apreciable, quién sabe si el mejor que Madonna pueda regalarnos a día de hoy.
Os recordamos que Madonna actuará en Barcelona el 24 de noviembre.
Puntuación: 7,2