Allie X – CollXtion I
A Allie X la conocimos muy asociada a la imagen, lo que en realidad es el pan de cada día en la industria musical (salvo excepciones), por lo que esta afirmación resulta algo estúpida. A donde quiero llegar es que su estética era (y es) más bien de corte moderno, hipster, o llámalo equis, con un toque freak, así que poco que ver con lo que se guisa en el ámbito mainstream. Sin embargo, si uno escucha su música sin visual alguno se dará cuenta de que no hay tanta distancia respecto a popstars comerciales. En teoría, porque ya les gustaría a la mayoría contar con una colección de hits tan firmes y potentes. Colección, o como la ha llamado, CollXtion I.
Por ejemplo, el tema que abre, Hello, podría formar parte de alguna de las antiguas y cursis películas Disney protagonizadas por Selena Gómez o Demi Lovato antes de desviarse del camino de Dios. Lo que sobre papel puede sonar horrible, o a lo sumo como un placer muy, pero que muy culpable, en la práctica es todo un trallazo, ñoño, pero absolutamente encantador. La producción es por suerte más sofisticada y menos tosca, aunque con el punto de efervescencia suficiente para resultar tan adictiva como sus melodías. Hace un tiempo ya escuchamos Catch, que sigue tan fresca como el primer día, y Prime, ambas con cierto toque melódico cercano a HAIM, pero más sintético, chicle y desenfadado, que podrían reventar las listas.
Por supuesto hay temas más rebeldes, como la también conocida Bitch, que estrecha lazos con un público más ávido de experimentación pero que no quiere descartar el pop de la fórmula que quizás les picó el gusanillo con el aire moderno de los dos singles previos. Pero este es el mayor lapsus de esta faceta, ya que por ejemplo no falta la balada synth con ecos de los ochenta, tan en boga durante estos días, que sigue funcionando a la perfección. Tampoco se despega de la década Sancturary, también con conatos de los primeros noventa, ya que podrían cantarla unas Wilson Phillips en clave synth y quedarse tan anchas. Tumor sigue una línea similar a estas dos últimas, pero quizás con menos atino, aunque tampoco sobra.
Al final tenemos un mini álbum o EP extenso donde lo que habíamos contemplado en sus primeros ha quedado algo diluido, o quizás complementado por una vertiente más abierta para triunfar. Y es que el equilibrio entre lo moderno y lo comercial queda constatado, y así estamos ante una joya pop que lo convierte, por ahora, en el disco petardo del año. Quizás en un futuro no muy lejano acabe escogiendo de manera definitiva el camino más normalizado, pero, eh, eso no es malo cuando la calidad, incluso entendida desde un punto de vista algo kitsch, es lo primero.
Puntuación: 8 / Escúchalo: Spotify