Crónica SOS 4.8 2015
Viernes
Durante los pasados días 1 y 2 de mayo tuvo lugar la octava edición del SOS. 4.8. Se estima que para esta ocasión 75000 asistentes han podido disfrutar de las distintas actividades organizadas tanto en el propio recinto ferial de la Fica como de aquellas programadas por el centro de la ciudad (Aperitivos SOS)y en el after oficial (OFF SOS).
En su primera jornada, el festival fue calentando motores desde por la mañana con las actuaciones en la Plaza de la Universidad de The Lawyers, Los Últimos Bañistas y El Bueno, El Feo y El Mena. Ya por la tarde y en el recinto, nos esperaba la actuación de Perro en el escenario de Radio 3. Los murcianos ofrecieron un concierto energético donde repasaron canciones de su álbum Tiene Bacalao, Tiene Melodía y adelantaron algunas que incluirán en su próximo trabajo.
A continuación, y sin movernos del sitio, fue el turno de Luna. Tras 11 años de su disolución, la banda neoyorkina deleitó a los asistentes con canciones como Malibu love nest, Friendly advice, Slash your tires, Tracy I love you y su versión de Indian summer de Beat Happening, ideal para ambientar el calor propio de septiembre que hacía esta tarde.
El sol ya se escondía en el horizonte cuando Bigott tomó el relevo a Luna en el escenario Radio 3. El pop aterciopelado e intimista del zaragozano tuvo que liadiar con la música de Supersubmarina, pues los decibilios del escenario Estrella Levante eran arrastrados hasta donde nos encontrábamos (¿te imaginas un mashup entre ambas formaciones? ¿qué horror,verdad?). Pese a este percance, temas como Baby Lemonade o Have you ever seen nos permitieron seguir en un estado hipnótico hasta que le llegó el turno a la épica Cannibal dinner, momento en el cual el público dejó a un lado la conversación pendiente y se puso a corear.
Hasta el pasado viernes, mi gran desilusión en directo había sido Grimes, cuya actuación en el Primavera Sound 2012 provocó que no me reconciliara con ella hasta pasados unos años. Lo de Hinds fue francamente mucho más bochornoso. Por mucho que NME o Pitchfork se fijaran en ellas, fueran fichadas por Burguer Records o hayan actuado en el SXSW, las madrileñas en directo no se distinguían mucho de cualquier grupo de chicas con una guitarra que estuvieran en el parking del Eroski. Espero que el tiempo haga tragarme estas palabras. Aún así, los que fueron listos sabían que el verdadero punk les estaba esperando en el escenario Jagermeister de la mano de Crudo Pimento.
Se rumorea que Morrissey había exigido que no se sirvieran productos cárnicos en el recinto mientras cantara o que había pedido silencio al resto de escenario para su actuación. Sea cierto o no, encaja con el perfil de estrella pop narcisista o vegano aférrimo que hay tras Moz. Se acercaba el momento del “GRAN” cabeza del cartel de esta edición. Y digo GRAN en mayúsculas porque a día de hoy es de los pocos grandes iconos del pop que quedan vivos. Mientras esperábamos a que hiciera su aparición, se estuvieron proyectaron unos vídeos que resumen sus influencias artísticas: desde una actuación de los New York Dolls en el Musik Laden hasta una entrevista a Jack Kerouac y a Irwin Allen Ginsberg, pasando por las revueltas contra la política de Margaret Thatcher. El de Mánchester salió gritando “¡socorro!, ¡socorro!” vestido con una camisa azul eléctrico que recordaba al atuendo de algún grupo sardinero e iba acompañado por sus músicos, quienes lucían camisetas de Morrissey. Suedehead fue el tema con el que empezó su directo, tras el cual fue concadenando las canciones que recoge en su trabajo World Peace Is None Of Your Businness con alguna que otra concesión. Como era de esperar, los momentos álgidos del concierto llegaron cuando Moz recuperó clásicos de los The Smiths como Stop me if you think you’ve heard this one before o de su carrera en solitario como la imprescindible Every day is like Sunday. Su manifiesto vegetariano incluyó la proyección de un vídeo sobre la crueldad en la industria cárnica mientras interpretaba Meat is murder, que dejó a los asistentes con mal cuerpo, sin ganas de probar el pastel de carne y con la conciencia revuelta. La anécdota de su directo fue protagonizada por un espontáneo ataviado con una camiseta del Barça que logró subir al escenario y ver de cerca a su ídolo. “Ya puedo tachar de la lista de cosas que hacer antes de morir ver a Morrisey ” fue lo que puse en mi Facebook al acabar. Mi madre y mi padre le dieron al Me Gusta.
El concierto de Metronomy proporcionó la dosis de electroindie y de sintetizadores que ya iba pidiendo el cuerpo. Ellos saben que la crítica de su último álbum, Love Letters, no es demasiado buena y que el público los recuerda como aquel grupo de canciones paradisiacas incluidas en The English Rivera. Joseph Mount y su banda supieron adaptarse muy bien a las exigencias del público con su setlist pues empezaron con Holiday y fueron revisando su anterior discografía, interpretando muy pocas canciones incluidas en su último disco. Temas como The look, Love letters, Radio Ladio, She wants, Everything goes my way, The upsetter o Heartbreaker permitieron que el público disfrutara del falsete de Mount o del talento de Anna Prior a la batería. Como no podía ser de otra forma, el cierre de su concierto vino de la mano de The bay.
No recordaba a los The Vaccines con tanta fuerza. Semejante concierto tan energético quizás sea debido a que próximamente van a lanzar su tercer álbum, English Graffiti. La fórmula para su concierto fue alternar clásicos de la banda con temas nuevos. Creo que el público dejó bien claro que canciones como Tennage icon, Wrecking bar, Post break-up sex o If you wanna se han convertido en himnos para una generación de festivaleros y/o cerveceros.
Sábado
La segunda jornada se despertó con altas temperaturas y un sol de justicia. Un tópico para referirse al festival SOS 4.8 es el de que “es uno de los primeros de la temporada”. Sí, es verdad y creo que si se celebrara más tarde los 35ºC que marcaba el termómetro durante este medio día querdarían en nada. Pese a la crueldad climatológica fueron bastantes los que se acercaron a ver los conciertos programados en la Plaza de la Universidad, entre ellos el de Los Fresones Rebeldes. Tras disolverse la banda en 2003, el año pasado volvieron a reunirse para celebrar el 25 aniversario de la discográfica Subterfuge y dar una serie de conciertos. El ambiente en la plaza pedía un poco más de sombra y los fresones iban poniéndose más rojos gradualmente. A su vez la arteria temporal de Inés Bayo se iba hinchando y era visible desde cualquier ángulo de la plaza. Nada de esto impidió que pudiéramos disfrutar del repertorio en directo del mítico grupo indie barcelonés cuyo cierre con ¿Por qué me tengo yo que enamorar? y Al amanecer hizo que el público cantara y bailara con desenfreno.
Tras el aperitivo llegó el momento de volver al recinto. Allí estaba El Último Vecino en el escenario de Radio 3. Gerard Alegre irrumpió en el escenario enfundado en unos pantalones con rayas verticales. Lejos de ensimismarse en un rincón y languidecer, el vocal empezó a desenvolverse sobre el escenario a la vez que desplegaba su universo íntimo, novelero y atormentado. Gerard es complejo y nos enamora un poco más con cada nueva canción pop de corte ochentero que publica. Y es que la carrera musical del barcelonés sigue en auge y parece que va para largo dada la gran acogida por parte del público. Por ello Los nuevos vecinos, Antes siempre esperaba, Tú no estás asustado o las recientes Tu casa nueva y Columna, culebra y espada se ganaron en directo un gran aplauso.
Si al igual que yo eres pasivo-agresivo para afrontar tus problemas, no podías moverte del escenario Radio 3. Era el turno de los madrileños Los Punsetes. Como viene siendo tradicional, la estática Ariadna, emperifollada con un vestido extravagante, se plantó frente al micrófono y empezaron a interpretar su setlist. Que si Los últimos días de Sodoma, que si Museo de Historia Natural, que si Dinero, que si Amanece más temprano, que si Opinión de mierda, que si Alférez provisional… Fue durante la recta final cuando dejaron caer su mercancía pesada: Maricas, Tus Amigos y por supuesto Me Gusta Que Me Pegues, tras la cual Ariadna soltó un tajante «Gracias. Buenas noches” y abandonaron posiciones. #ella.
I’m From Barcelona montó una fiesta en el mismo escenario y su folk-pop sirvió para renovar energías. La numerosa formación liderada por Emanuel Lundgren nos hizo sentir a los presentes como niños con globos y canciones como Violins. Treehouse y We’re From Barcelona, con confeti incluido, fueron las que cerraron su mágico e inocente show.
Pasada la media noche el cuerpo empieza a necesitar música electrónica para apartarse del cansancio físico y mental acumulado. Olde Gods y su electrónica elegante era una buena opción. El dúo barcelonés construyó su directo a base de melodías seductoras que conforman un house poco convencional repleto de pinceladas detallistas.
Quizás la hora para The National no era la más indicada, ya que salvo ramalazos tralleros como Abel o Mr November, en general se trata de un concierto tranquilote, aunque Matt Berninger sea un borracho que no pare de beber y golpear el micro contra cualquier objeto sólido. Como siempre, en directo no transmiten en cuidado que en estudio otorgan a su sonido, pero lo compensan con el carisma de su líder. El setlist es excelente, como siempre, pero es verdad que a veces el show resulta tan calculado como uno de Madonna: casi siempre las mismas canciones, en el mismo orden, él de pedo increscendo, el micro asesiño, saltar al público al final. Aun así, bastante satisfactorio.
Menos sesuda y más terrenal fue la propuesta de Étienne De Crecy. Una de las figuras más importantes de la electrónica francesa puso a los ahí congregados a bailar la tercera entrega de su proyecto Super Discount, desde unos rótulos hipnóticos que cambiaban de color. Las explícitas WTF o Hastagh My Ass invitaban a mover el pandero y empezar a cruzar miradas.
Tras finalizar el Super Discount, la duda era si FM Belfast estarían a la altura para proporcionar la juerga que ya iba siendo considerada como primera necesidad. Y vaya si estuvieron. Los islandeses llegaron al escenario con Par Avion y el buen rollo se desató. Las dudas de si mantendrían el mismo torrente de energía con el que habían empezado se disiparon cuando el concierto se continuó con canciones como Brighter days, Tropical o I can feel love donde tanto artistas como público estaban en comunión poniendo toda la carne en el asador. Entre medias los islandeses nos regalaron su versión de Wonderwall de Oasis y una fantástica I don’t want to go to sleep eighter entrecortada por el reversionado estribillo de Fuck Nicole de The Teenagers y otros de otras canciones como Pump up the jam de Technotronic o The power de Snap!. Conforme se acercaba el final, la formación iba acumulando guirnaldas alrededor de sus cuerpos y, como no podía ser de otra forma, la canción para despedirnos fue Underwear, que usaron además para presentarse cada uno de ellos.
Tras acabar el concierto de FM Belfast la fiesta seguía. Este año me hice la promesa de ser buen hijo y entregarle a mi madre el regalo por su día con buena cara, así que decidí peregrinar desde el recinto a casa y despedirme de esta edición del festival. Nos vemos el año que viene.
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Spanking Brewster
Mi predilección es la electrónica, desde el house clásico hasta sus expresiones más avanzadas. Mch mch mch.
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