Years & Years – Communion
Antes de que muchos medios se hiciesen eco de ellos, desde aquí ya supimos ver el potencial de Years & Years como nuevo referente del pop alternativo, aunque nunca esperamos que obtuviesen un éxito por otra parte merecido (habrá que ver si no se quedan en one-hit wonder). Y es que desde el minuto uno no se puso en duda la valía de sus temas a la hora de contentar a las masas pero no dejar a un público más selecto de lado. Eso sí, una cosa es que sus hits noqueen de manera independiente y otra que el formato álbum les sentase bien. Lo bueno de Communion es que la fuerza de sus singles previos se mantienen y algunas novedades se ganan el cielo; lo malo es que el factor sorpresa es escaso (6 canciones antiguas de 13) y lo nuevo no suele estar a la altura de lo mejor de lo viejo, porque un par de caras b se quedan en ni chicha ni limoná.
¿Lo viejo? Pues estamos un poco hasta el gorro de King, pero la canción, a pesar de fusilar a Hot Chip en cuestión de producción, sigue manteniendo su título de pepinazo. Desire y Real deberían volver a ser lanzadas a modo de singles, ya que posiblemente el éxito del trío se consolidase, especialmente gracias a la primera. Eyes shut es una versión más r’n’b de Sam Smith, que no disgusta, pero no es la mejor faceta de la banda debido a, sí, este tipo de comparaciones, que también puede venir a la cabeza con Memo, decente relleno también, pero que si ya de por sí resulta azucarada, la interpretación de Olly provoca diabetes y algo de sonrojo. Y Take shelter sigue siendo un grower que de primeras provoca cierta reticencia y que con las escuchas acaba ganándose nuestra admiración (su sutileza y sensualidad son su arma).
¿Lo nuevo? Foundation abre a modo de introducción, con mucha intensidad y cierto carácter atmosférico. Vamos, que su trabajo lo cumple con orgullo. Shine quizás no sea la mejor elección de single, que a la larga es uno de los temas más agradecidos, quizás porque no resulta tan accesible, al igual que Ties, un medio tiempo que tampoco se gana la etiqueta de hit, pero sí unos cuantos aplausos. Worship cuenta con uno de los mejores estribillos del disco, partido en dos y con un aire funky que resulta irresistible para desbocarse en la pista. En Gold se perciben síntomas de agotamiento, pero nada comparado con el muermo de balada que es Without, que hace que Memo se erija como una joya. Y Border empieza interesante y acaba desinflándose. Es decir, que tres canciones menos y el disco ganaría horrores.
La reseña ha quedado algo esquemática, ¿verdad? Quizás porque se trata de un disco medido al milímetro para gustar a todos debido a su variedad de registros y a su búsqueda incansable del pelotazo, notándose cierta actitud forzada y falta de frescura que sus primeros singles por separado por suerte no reflejaban. Pero al fin y al cabo la maquinaria está bien engrasada y el disco es disfrutable de principio a fin, con sus puntos flacos (algunas letras son de una simpleza para mear y no echar gota) y fuertes, especialmente uno: su esencia pop en estado puro.
Puntuación: 7,5