Especial reseñas: guitarras para el verano
El pop-rock siempre ha contado con una vertiente que resulta perfecta para estas calurosas fechas. No quiere decir que no haya profundidad en su contenido (unas veces más, otras menos), pero en general despliegan un tono más accesible, al igual que una instrumentación brillante y ligera. Aquí tienes ocho ejemplos de ello, que seguro que añadirán un plus a tu experiencia veraniega.
Best Coast – California Nights
Que sí, que Best Coast ya no son lo que eran, que la frescura «amateur» de sus comienzos pasó a mejor vida. Incluso la sencillez pero encanto de las letras de su debut ahora resultan más simples que el funcionamiento de un sonajero y en algunos casos desprenden un evidente tufillo a cliché. Pero me resultó imposible no enamorarme del primer single de California nights, la canción homónima, con ese halo ensoñador tan Cocteau Twins, y no perderme mentalmente por los bastos paisajes de California, queriendo preservar ese sentimiento de juventud cada vez más ajado por la edad y las desilusiones del día a día.
En general este tema es la excepción, ya que las urgentes guitarras de Feeling ok o Heaven sent, más propias de una versión alternativa de American Pie, son las que mandan, a la búsqueda de estribillos que se incrusten irremediablemente en el cerebro, a veces de manera algo forzada. Sin embargo la voz de Bethany y su jovialidad lo compensa, deseando acabar junto a ella tomando chupitos de tequila en un bar perdido de Indio. Porque el dúo sigue jugando con un imaginario que a poco que destile un mínimo de talento nos conquista irremediablemente. Ellos, por suerte, tienen, más que «un mínimo».
Puntuación: 7
Reina Republicana – El Despertar
El dúo Reina Republicana, al que tenemos cariño desde que protagonizaran nuestro MAP, se ha convertido en una de las propuestas imprescindibles dentro un panorama indie nacional en horas bajas. Y lo hace con un segundo disco que, si no viviésemos en un país de analfabetos musicales, obtendría el estatus de un Vetusta Morla en lo que se refiere a ventas (y estos serían número uno de Los 40, para bien o para mal). Porque El Despertar es un trabajo accesible pero con mucho donde escarbar, sin que nos lo den todo mascadito.
Hay que alabar la variedad estilística, que toca la distorsión pop en Ahora que hace bueno o Tarde o temprano, la épica domada estilo Afterlife de Arcade Fire en Catedrales de cristal, el toque de psicodelia de Brillar y Táctica y réplica, con un chispazo chill-wave en Solo fue un trueno, el final prog-rock de Respirar, etc. Pequeñas y agradecidas «salidas de tono» en un grandioso disco que con las escuchas nos puede calar hondo, sutilmente. Igual que un atardecer de verano, que de primeras parece solo bonito, pero en realidad ejerce más poder sobre nosotros del que pensamos.
Puntuación: 8,2
Turnover – Peripheral Vision
No hay mucho en la fórmula que Turnover predica que llame la atención respecto a otros coetáneos norteamericanos indie rockeros. Hasta tenemos el concepto de «la chica», que simboliza ese objeto de deseo que resulta inalcanzable. Incluso si logramos estar con ella, el amor sigue siendo un espejismo. Se rompe, se distorsiona, como en la portada. Vamos, como liarte con una Laura Palmer en pleno verano (más «light» con sus dramas y sin asesinatos de por medio). Lo que no significa que su segundo disco sea una tragedia, a pesar de algunos títulos como Cutting my fingers off, Diazepam, I would hate you if I could, Like slow dissapering.
Hay cierto tono agridulce en todo el conjunto, pero la producción un tanto C-86 en su vertiente más luminosa aporta matices menos afectados (y por cierto, se agradece que por una vez, a pesar del estilo, se entienda a su cantante). Quizás los malos momentos no lo sean tanto porque, como dijo su cantante y guitarrista Austin Getz en una entrevista: «siempre me acuerdo de las cosas mejor de lo que realmente fueron y echo de menos a la gente más de lo que debería». Y es que Peripheral Vision puede servir como bálsamo para hacer las paces con el pasado y quedarse con lo bueno, que siempre lo hay.
Puntuación: 7,5
The Go! Team – The Scene Between
A pesar de que tras su debut perdieron notoriedad, no se puede negar que éramos muchos los que esperábamos el regreso de The Go! Team tras el inspirado Rolling Blackouts hace ya cuatro años. Suponíamos que no nos iban a cambiar la vida The Scene Between, pero no dudamos ni un momento que su macedonia de sonidos nos volvería a endulzar la vida al menos durante un largo rato. Así ha sido, aunque a algunos les dolerá que la psicodelia y el hip hop hayan perdido fuelle.
Ahora es el indie pop-rock el que se lleva el gato al agua, con What d’ you say y The scene between como aperturas ideales para saltar de la silla y volverse majara. Después la excitación inicial el conjunto va perdiendo fuelle, pero sigue habiendo buenos exponentes que demuestran el poderío de la banda, como la rockera con aire riot grrl Blowtorch, la chispeante Catch me on the rebound, o la coreada hasta la extenuación The art of getting by (song for heaven’s gate). Así que lo que tenemos es un álbum perfecto para disfrutar durante el verano, pero durante otras estaciones quizás le puedas sacar más jugo de lo que parece.
Puntuación: 7,2
Day Wave – Headcase
Comenzó su carrera este 2015 y Jackson Phillips, Day Wave para el mundo, ha generado un hype alrededor que pocos se ganan en tan poco tiempo. No es de extrañar cuando Drag nos conquistó con su sencillo mensaje («no quiero ser un coñazo») y un evocador tono que rezuma lozanía y frescura. Después vino We try but we don’t fit in, haciendo gala de un estribillo de los que entran a la primera pero que con el tiempo no cansan y un el mantra»bigger thna life»: «da igual que la haya cagado, lo volvería a hacer». Dos himnos que resumen parte de su filosofía vital tan ligada con la idea de juventud infinita.
Ambas han sido incluidas en Headcase, 19 minutos donde también encontramos las maravillas Total zombie y Nothing at all, que es fácil se situarlas como banda sonora de una hoguera en la playa o algún plan idílico de esos que casi nunca surgen. Como mención especial, y a pesar de su origen norteamericano, hay cierto deje a Joy División en el tema titular, pero de corte evidentemente más luminoso, acorde con el conjunto. En realidad la sombra de The Smiths también es alargada en todo el EP. Sin embargo el aire yanqui se mantiene, mezclando lo mejor de ambos países. Habrá que seguirle la pista al bueno de Jackson.
Puntuación: 8
Twerps – Range Anxiety
A pesar de que su directo no sea para tirar cohetes, Twerps se merecían la reseña de su último disco. Y es que Range Anxiety nos sitúa en el ojo de un huracán de emociones que un adolescente de clase media podría sentir y vivir a finales de los ochenta y principios de los noventa. El típico chico/chica algo tímido, poco popular en el insti, con un puto freak, que se refugia en la música como válvula de escape ante una vida poco satisfactoria. Muy tópico, pero a su vez atrayente en todo su concepto; y si además se acompaña de excelentes canciones, mejor que mejor.
Comenzando tímido con I don’t mind, que en realidad es todo un grower, continúa con dos gemas pop tan enérgicas como Back to you y Stranger, y ya habremos sido captados por su innegable encanto. Baladas como Shoulders o Adrenaline, con la enternecedora voz de Julia McFarlane, nos tocan la patata, y es Martin Frawley cuando se pone delante del micro el más dado a deleitarnos con ritmos adictivos y bailables, como en Cheap education o Simple feelings, aunque también sabe ponerse intimista en Empty road, Love at first sight y Fern murderers, esta última con un puntito a Drive (la única concesión a los teclados en todo el disco). Vamos, que pasa de la vitalidad a la melancolía con un chasquido de dedos. Como cualquier adolescente, vaya.
Puntuación: 7,9
Eternal Summers – Gold and Stone
Con el tiempo el trío de Virginia ha ido definiendo el sonido de sus guitarras hacía algo más afilado, pero Eternal Summers sigue siendo un nombre que hace justicia al sentimiento que refleja su música, pero relajando su faceta näif. Ya no hay medias tintas, como en el primer corte, Together o alone, donde dejan bien clarito su actitud ante la vida: o todo o nada. Si hay guitarras, que sean potentes (sin desligarse del pop, eso sí); si hay amor, que sea al 100%, nada de medias tintas. Y si Nicole Yun te lo tiene que gritar, te lo grita. Que no parece la misma en la delicada Gold and stone, al igual que su acompañamiento sonoro, más liviano.
Por momentos ambas vertientes se mezclan, como en The roses, donde ella mantiene su fragilidad, pero hay un riff de guitarra de los que dejan a uno seco; o viceversa, al igual que sucede en Black diamond. A eso juegan, a hacer malabarismos con los contrastes, como lo que el título del álbum predica. No siempre mantienen el interés, a veces suenan demasiado genéricos, pero en su totalidad se trata de un trabajo disfrutable que, como en algunos casos en este especial, puede que solo saques partido durante el verano y en otoño ya les hayas olvidado. Bueno, y que no les quiten lo bailado, lo que dure, duró.
Puntuación: 7
Nic Hessler – Soft Connections
Las historias de superación gustan, pero empachan si pasan por un filtro similar al de Hollywood en sus indigestos biopics. A Nic Hessler le sucedió cuando con 18 años sufrió el síndrome de Guillain–Barré, similar a la esclerosis múltiple, que le impidió tocar la guitarra, lo que provocó que su gira tras la firma de un contrato con Captured Tracks se fuera al traste. Poco a poco fue recuperándose, y por suerte para él su sello supo esperar, y ahora posiblemente estén dando palmas por ello. Quizás no por su popularidad, ya que este Soft Connections ha pasado algo desapercibido, pero sí por contar con una joya como él en su roster.
Salvo en la vigorosa apertura, I feel again, y a modo de resurrección, no otorga demasiada importancia a aquel trauma. No quiere que sintamos pena o condescendencia hacía su persona, sino que nos embarquemos en un viaje (¿por la Ruta 66?) donde el power pop de estilo jangle alcanza un equilibrio casi perfecto entre entretenimiento y trascendencia. Un álbum vivaracho que en su mayoría fue escrito antes de la enfermedad, por lo que se vislumbra cierta energía adolescente, pero a su vez se percibe que ha sido pulido y rematado por una mente más adulta y sobre todo experienciada. Puede ser un grande.
Puntuación: 7,7
En relación a la canción de Reina republicana, ahora que hace calor? no será «ahora que hace bueno»