Especial reseñas: ¿qué pone más, lo nuevo de Miguel o The Weeknd?
A pesar de que buena parte de crítica y público ponga al mismo nivel a Miguel y Frank Ocean (y el primero crea que hace mejor música que el segundo), a mí, si la cosa va de comparar, me resulta mucho más pertinente hacerlo entre Miguel y The Weeknd. Ambos artistas no dudan en fusionar r’n’b y sexualidad más allá de los ritmos, ya que su lírica nunca ha escatimado en referencias al pasatiempo favorito de muchos. Ahora que además Frank Ocean parece que no va a publicar nuevo disco este año, a falta de marcarse un Beyoncé, y que Tasfaye ha aligerado su sonido hacia un r’n’b más digerible, las comparación resulta más plausible.
Sin embargo Miguel, a pesar de que con Kaleidoscope dream obtuvo mejores resultados comerciales, lo que incluso se tradujo en una posterior colaboración con Mariah Carey, no ha continuado por una senda más comercial, casi al revés, ya que su Wildheart, aunque accesible, no ha coronado ni coronará el Billboard Hot 100. Ahí está un temazo como Coffee, sensual, elegante, destilando una perfecta mezcla entre tradición soul y modernidad synth, que se ha conformado con el puesto 78. Y no tiene pinta que le importe demasiado. No se trata de una canción hecha para triunfar, como tampoco lo es el resto del disco.
Por ejemplo en Wildheart potencia todavía más su vena más macarra (las horteras a beautiful exit o face the sun, esta última con un macarra hecho y derecho: Lenny Kravitz), explotando guitarras que combina con esa faceta sensible que te conquista con el único objetivo de empotrarte luego contra una pared correosa de un motel de mala muerte. No se corta a la hora de añadir capas y capas de distorsión entre clásica y electrónica, con tintes de psicodelia; así sucede en el homenaje en plan guarro a Le freak de Chic que es DEAL. Funk sucio y depravado mientras intenta mojar el churro a cambio de dinero (lo que no es seguro es que sea con una prostituta). La producción abrasiva de the valley tampoco agradaría a todo el mundo, y viene que ni pintada para el cuadro que nos presenta el artista: follar como si estuviésemos en San Fernando Valley, la cuna de la industria del porno americana. ¿Pensaste que sería al aire libre, en plena naturaleza, en plan romántico? No sabes con quién estás jugando.
Miguel te invita a subir a su moto, no sabes dónde puedes acabar, pero sabes que el camino va a ser movidito. Y después ya ni te cuento. Y es que como reza el título del disco, su corazón salvaje no entiende de caminos prefijados, él es de los de «lo hacemos y ya vemos». Y así le va a nivel comercial, pero posiblemente esté más que satisfecho de un trabajo que no está al alcance de otros peces gordos de una industria a la que él pertenece, pero de la que ha querido desmarcarse pero a su vez aprovecharse. Porque para chulo, su pirulo. Esperamos verle algún día por nuestro país, y Primavera Sound le viene que ni pintado, ya que su caché no es ni será ni la mitad de alto que el de otras estrellas como Tasfaye.
Porque, por si no os acordáis, The Weeknd actuó en 2012 en el festival barcelonés, pero el camino que ha tomado su carrera respecto a la de su coetáneo es totalmente inverso, por lo que resulta casi imposible vplver a verle en una tesitura similar. Si Trilogy, obviando su enorme calidad, no estaba hecho para las listas, y Kiss Land, a pesar de resultar más variado y menos espeso, tampoco contenía singles demasiado radiables, Beauty Behind Madness no se ha cortado a la hora de aprovechar el éxito de Earned it, aquella canción que ni fu ni fa para la banda sonora de la sonrojante 50 Sombras de Grey. Es decir, no traiciona su esencia, pero la entrega masticada. Aunque miento, sí que traiciona su esencia, aunque solo sea a la hora de presentar como primer single oficial un número funky al más puro estilo Michael Jackson, Can’t feel my face, que, como muchos sabréis, lo está petando a lo largo y ancho del planeta, pero que poco tiene que ver con el resto del disco. Un tema que, por cierto, resulta sabroso, pero no sacia del todo.
Esa sensación se extiende a la mayoría del disco, que tiene buenos momentos pero resulta demasiado liviano a pesar de su objetivo sea otro (a intensidad de postín no le gana nadie). Además de ese homenaje/plagio a Jacko, tampoco se desconoce a qué viene esa colaboración junto a Labrinth, que a lo sumo serviría a modo de bonus track e increíblemente es la segunda canción del tracklist. O esa bajada de pantalones que mira hacia la adolescencia que es Dark times de la mano de Ed Sheeran, que deja bastante indiferente. Lo que si pega, y mucho, es la colaboración con Lana del Rey en Prisioner, que sin embargo desaprovecha la presencia de la reina del drama somnoliento, lo que no quita que esté entre lo mejor del disco, suponiendo un notable cierre junto a la balada ochentera Angel.
Beauty Behind Madness está demasiado enfocado a gustar a todos. Aun así hay que ser justos y admitir, una vez más, que su sello personal sigue presente, pero alterado lo suficiente para que lo tumultuoso y turbio de sus primeras obras haya quedado diluido en pro de lo comercial. Su objetivo era petarlo y lo está consiguiendo, pero dejando atrás a sus fans originarios, que más que no adaptarse a su nueva etapa, han visto como Tasfaye se vendía (en parte) al vil metal. En mi caso sigo disfrutando de su música, pero no al mismo nivel de antaño; y es que no me destroza de la misma manera, a pesar de encontrar excelentes muestras de su talento como The hills u Often. Como siempre dicen de 50 Sombras de Grey: es porno para mamás, pero en este caso para todos los públicos. ¿Qué pensará Miguel? Con lo deslenguado que es, no me lo quiero ni imaginar.
Ah, y como respuesta a la pregunta del titular, evidentemente Miguel. Y sí, también en lo que se refiere a físico…
The Weeknd – Beauty Behind Madness
Puntuación: 6,5
Miguel – Wildheart
Puntuación: 8