St. Lucia – Matter

St-Lucia

No es que Jean-Philip Grobler, St. Lucia para el mundo, no demostrará su amor por los 80, pero en los primeros lanzamientos cierto aire chill predominaba en el tono, que en su debut, When the Night, se diluyó en parte debido a las nuevas canciones, aunque se incluyeron varios de aquellos singles previos. En Matter las 11 canciones que lo componen son nuevas y resplandecientes, por lo que no hace falta rendir cuentas a antiguos éxitos y el conjunto resulta más coherente, rindiendo pleitesía (casi) total y absoluta hacia la tan traída y tan llevada década. Y, todo hay que decirlo, resulta todo un acierto respecto a aquella tierra de nadie (aunque Stay mantiene algo de aquel ramalazo veraniego y tropical).

Grobler ha dado rienda suelta a sus instintos más petardos y nos presenta un álbum que en sí mismo es un hit, aunque a veces sobrecargue tanta estridencia pop, con tropecientos ganchos melódicos y de producción por canción. Por suerte hay un par de baladas que aligeran la escucha, magnificas por cierto, lo que sorprende cuando suele ser la asignatura pendiente de este tipo de álbumes. Destaca el cierre Always, con el punto justo entre ñoñería y adicción pop y un estribillo épico de órdago; aunque el delicioso r’n’b noventero de Love somebody también tiene su encanto.

Pero al final lo que se lleva todos los aplausos son los números up-tempo, desde el segundo uno. Do you remember abre con un buen chute de buen rollo, en la onda de Passion Pit, referencia que por cierto explota sin miramientos en Game 4 u, con un estribillo donde podría cantar Michael Angelakos y no desentonaría en absoluto. Es un buen tema, pero es cuando Grober explota su personalidad, aunque se inspire en otros artistas, cuando la fórmula más brilla. Como en Physical, con un comienzo que recuerda a Notorious de Duran Duran pero en modo cafeínico; Help me runaway, que podría haberla interpretado Kenny Loggins hace 30 años y hubiese sido todo un éxito; o el histrionismo de teclados de Home.

Para disfrutar al 100% de este Matter hay que ser un amante del pop hasta casi sus últimas consecuencias y despojarse de postureos, y por ello quizás muchos medios como Pitchfork casi ni le han mencionado. Quizás no goce de la actitud sofisticada de otros coetáneos, pero Grobler conecta con la aprobación de cierto espectro de público que quiere divertirse a lo grande sin que por ello se sacrifique el buen hacer. St. Lucia no se impone límites, y así es cómo debería funcionar el pop.

Puntuación: 8

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