Especial reseñas: 5 discos que no debes obviar (marzo 2016)

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Prince Rama – Xtreme Now

A pesar de su siempre excesiva estética, tampoco es que las obras del dúo sean una locura total en lo que se refiere a lo más importante: su música. Sí, su sonido se decanta por lo claramente kitsch, pero al fin y el cabo se trata, en términos generales, de pop. Sin embargo tampoco estamos unas Lady Gagas de la vida: recurren a la extravagancia de manera más habitual que la diva, no todo es imagen. Ahí tenemos el italo disco tetrahortera de Bahia, Now is the time for emotion y su hypnagogic pop de la escuela de Ariel Pink, el ramalazo «aldea global» de Fake til you feel, el punk con voces cuasi etéreas (?) de Extreme now energy, el enérgico country-folk de Slip into nevermore, el aire pastoral atmosférico entre Enya y Kate Bush de Sochi o la juguetona actitud riot grrrl en Shitopia. Una locura de subgéneros que quizás peque de incoherente, pero todo lo contrario a la hora de llamar la atención de primeras y entretener a continuación. Además el concepto de este nuevo disco es también como poco peculiar: esta vez le ha tocado el turno a los deportes extremos (su anterior disco era un top ficticio de canciones para el fin del mundo). Vamos, que ellas solo quieren divertirse, y, lo mejor de todo, estamos invitados a unirnos a la juerga.

Prince Rama estarán en mayo de gira por nuestro país. Más información en la web de Giradiscos.

Puntuación: 8

Lust for Youth – Compassion

Tras un disco, International, donde centraron buena parte de sus esfuerzos en piezas pop con sabor new wave de indudable calidad, para este último largo (que no es tan largo: solo 8 pistas) han apostado por fusionar esta faceta con la que promulgaban en sus discos previos, más centrada en la producción que en la melodía. Por ello quizás cueste encontrar el punto a canciones de siete minutos y medio como Better looking brother; pero sí, hay hasta estribillo, y muy estimable además. No hay nada que entre a la primera como New boys o Illume, pero a cambio tenemos un álbum más cohesionado, pero en donde a su vez no reina la monotonía. El aire de melancolía que planea sobre buena parte del minutado adereza joyas synth como Stardom o Limerence, donde el pop sigue dominando. Sin embargo ese sentimiento traspasa la frontera de las melodías y se extiende a piezas instrumental de gran calado emocional (Easy Window e In return). El legado de New Order y Joy Division regresa en Sudden ambitions, pero también hay mucho de, atención, Spandau Bullet en Display, al menos en lo que se refiere al apartado vocal. Tokio es quizás el tema más prescindible, pero tampoco lastra el sólido conjunto, donde una vez más demuestran que, aunque tiren de la new wave, su obra no se basa en un simple homenaje, sino que van a su aire. Y lo celebramos.

Lust for Youth actúan el día 13 en la sala El Sol de Madrid y día 14 en la sala Sidecar de Barcelona.

Puntuación: 7,8

Zayn – Mind of Mine

El ex One Direction quiere que le tomen en serio, y el r’n’b que últimamente predican Rihanna, Ariana Grande o The Weeknd es una buena manera de conseguirlo. Sin embargo el mayor problema de este disco es que tales ganas se perciben demasiado forzadas. Solo hay que escucharle cantar en el apañado Pillowtalk para cerciorarse. El síndrome Leonardo DiCaprio (desesperación por la constante búsqueda de credibilidad) está ciertamente presente en una obra por otra parte muy a tener en cuenta tanto en su objetivo de entretener como en su faceta artística. Ahí está un buzz single tan improbable como It’s you, una balada sencilla y taciturna; o Flower, donde canta en urdu, y demuestra que su versatilidad interpretativa es absoluta (y en estos términos deja al primer single en pañales). Y qué decir de el equilibrio entre el soul clásico y el synth pop en Rear view, el oscuro y sensual funky medianamente bailable de SheTio y Like I would, o la atmosférica y libidiniosa Drunk. Por supuesto hay relleno como Wrong o Fool for you, y momentos excelentemente producidos que sin embargo no brillan en lo que se refiere a composición (Truth, Bordersz). Pero claro, es lo que tienen los discos con tropecientos cortes. Y a pesar de esta pega, y aunque el giro resulte algo artificial, ha tomado un camino, como poco, interesante. Habrá que estar atentos a sus futuros movimientos.

Puntuación: 7,2

Fatima Al Qadiri – Brute

Según su creadora estamos ante un álbum que reivindica el derecho a protestar (de ahí su maravillosa portada con el teletubbie antidisturbios). Habla del presente, tomando situaciones actuales a base de samples (Blow contiene un extracto de las declaraciones de un presentador sobre la brutalidad policial durante las protestas de Occupy Wall Street), pero por momentos las catapulta hacia el futuro, confiriendo ambientes electrónicos a veces asfixiantes que remiten a un contexto todavía más radical del actual, como las sociedades distópicas de los cuentos de ciencia-ficción. Con ciertas reminiscencias a los enormes Dead Can Dance, pero desde un prisma más sintético, la neoyorquina nos invita a unirnos a su alegato con el que, si conocemos la temática, podremos participar de ella (si no te dicen de qué va, resulta complicado averiguarla, aunque se podrían unir las piezas). Pero claro, ¿cómo participar de ella?, ¿en el salón de tu casa? Ella lo deja a tu elección. Y si pasas del «mensaje», como obra formal también resulta excelente, e incluso se le podría otorgar otras imágenes mentales asociadas a su música. La electrónica instrumental es a lo que se arriesga, pero no creemos que a Fátima le importe, ya que el tono permanecerá invariable.

Puntuación: 7,5

Gwen Stefani – This Is What the Truth Feels Like

El debut de la líder de No Doubt supuso toda una sorpresa en un panorama pop genérico que aún a día de hoy sorprendería. Su secuela no le fue a la zaga y casi 10 años después de ese no se sabía qué se podía esperar de este tercer intento en solitario. Por suerte estamos ante un disco que, aunque no asuma ningún tipo de riesgo, resulta total y absolutamente refrescante para la época estival (donde no apetecerá ponerse ANTI). Prescindiendo de sus dos singles de 2014 (aunque Baby don’t lie estaba bien), los que ya conocíamos no anticipaban nada rompedor, pero sí tres aciertos y cierto optimismo hacia el disco: Make me love you es como si Maroon 5 (con los que participó en el último disco de ellos) no provocasen diabetes; el drama de Used to love you tiene más chicha de la que de primeras aparenta; Misery podría ser un himno con un poco más de contundencia sonora, pero mola lo suyo. Y sobre todo, aunque se vaya a comer los mocos, se nota que se sienta a gusto con buenos temas como estos o su, como siempre, cita con Jamaica en las exuberantes Send me a pictureWhere would I be, la fragilidad de Truth o la calentorra Naughty. Eso sí, cuando se pone más negroide (Asking 4 it, Me without you) se echa de menos la mano de Pharrell.

Puntuación: 7

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