Flume – Skin
Desde el debut de Flume en 2012 han pasado muchas cosas. En el momento de su lanzamiento no resultó un bombazo, pero con el paso de los meses Holdin on terminó siendo un mini-hit, lo que además su unió al boom de la remezcla de You & Me de Disclosure y su EP a dúo junto a Chet Faker, que no lo reventó, pero tampoco pasó desapercibido precisamente. Por diferentes flancos comenzó a hacerse un nombre en la escena electrónica con un éxito que casi se extendió hasta el año pasado, por lo que los 4 años transcurridos desde su debut han sido muy bien medidos. Pero este 2016 ya tocaba la secuela, Skin, y como era de esperar sigue los cánones de lo que debe de ser la primera aventura de un productor electrónico con vistas a llegar a un público más amplio.
De primeras contar con un buen surtido de invitados, aunque hay que agradecerle que en general no haya escogido súper estrellas que eclipsen su papel de maestro de ceremonias. Beck es quizás es de más renombre, pero en el fondo no es Rihanna o Nicki Minaj y buena parte del público potencial al que va dirigido le sonará de oídas. Porque AlunaGeorge, Vince Staples o Little Dragon son medianamente relevantes, pero más bien entre un sector más alternativo; y quizás Tove Lo sea la que el postadolescente medio más reconozca (su tema, por cierto, de lo más flojo del álbum). Y por supuesto no faltan temas instrumentales, por lo que, sí, el australiano mantiene su estatus, lo que le favorece a la hora de potenciar su popularidad.
Por otra parte también este tipo de lanzamiento es el momento idóneo a la hora de definir y proyectar su sonido hacia el mundo, por lo que lo explota en todos y cada uno de los cortes del disco. Porque sus ralentizadas bases que dejan una estela de distorsión, que sitúa a su estilo entre el r’n’b, hip hop experimental o wonky, son perfectamente reconocibles si ya se ha escuchado algo de su obra previa. Quizás se haya excedido en el minutado, ya que al final de la escucha la sensación es que ha habido superávit de la fórmula. Si en vez de una hora se hubiese quedado en 40 minutos el sentimiento de déjà vu no nos asaltaría. Por una vez las ganas de reducir el minutado no sería culpa del aburrimiento.
No se trata del concepto de disco fiestero y bailable a los que muchos asocian este tipo de obras provinientes de gurús de la electrónica, pero entretiene como el que más y los altibajos son mínimos, con Helix, el mentado hit, Tiny cities, Smoke & retribution o Take a chance como platos fuertes (muy Hudson Mohawke esta última, por cierto). Incluso algo inofensivo pero claramente simpático como Tiny cities junto a Beck es una delicia y más de uno mataría por temas «flojos» como el de Tove Lo. Pero no todo es frívolo entretenimiento, ya que, sin resultar transgresor, sí que es un trabajo que plantea ciertos riesgos, especialmente si se tiene en cuenta su proyección comercial (Never be like you acumula más de 100 millones de escuchas en Spotify y subiendo). Por ello se puede afirmar que combina con maestría poco habitual la vena comercial con la artística, sin pisarse la una a la otra.
Flume actuará este fin de semana en Mad Cool y Sónar 2016.
Puntuación: 8