Especial reseñas: 5 discos que no debes obviar (agosto 2016)

roosevelt

Roosevelt – Roosevelt

Le ha costado lo suyo al australiano editar su debut tras el lanzamiento de un primer EP hace ya tres años, y durante este tiempo ha evolucionado hacia un registro más pop, sin alejarse de su sonido entre house y nu-disco (este último también hace acto de presencia en Colours, pero esta vez más en la onda de Todd Terje.). En esta aventura en largo también abraza otros géneros como el sinuoso funky de Wait up o el synth pop de Belong, muy el último M83, o de Moving on, que recuerda a St. Lucia, también por la brisa tropical, que aparece en otros cortes (nada que ver con la moda que arrasa en el mainstream, eso sí).

Hay canciones, especialmente Sea y Night moves, que aunque efectivas, les falta personalidad y cierta chispa y además les sobra un minuto. Un minuto más es justo lo que le falta al hipnótico house de Daytona, aunque por suerte enlaza con el highlight del disco, Fever (la más escuchada en Spotify, con razón), que transforma la pista en una explosión multicolor donde todo el mundo está invitado. Y para terminar, un poco de vaporwave en la melosa (en el buen sentido) Close. Así tenemos un disco perfecto para la época estival, pero que también puede sobrevivir al invierno. ¿Se acaba el verano? Todavía podemos echarnos unos cuantos bailes.

Puntuación: 7,5

Tall Heights – Neptune

A algunos les encantarán las nuevas idas de olla de Bon Iver, pero muchos otros echan de menos su faceta más folk, incluso aunque sea la más barroca de su penúltimo largo. Los del segundo grupo pueden disfrutar con este dúo de Boston, que aunque su debut pasó algo desapercibido, parece que este está gozando de mayor repercusión,gracias al precioso y bucólico single Spirit cold, recuperado de su EP del pasado año, con el que el antiguo Justin Vernon se sentiría orgulloso.

Sin aportar nada nuevo,  saben hacernos apreciar la llegada del otoño, lo que se agradece tras síndromes postvacacionales y demás dramas del primer mundo. Gozan de su faceta buenrollista al más puro estilo de Monsters & Men o The Lumineers, pero sin dar «cosica», en The runaway, conatos r’n’b en Infrared y Backwards and forwards, efluvios pastorales de la escuela de Fleet Foxes en Horse to water, o cierto carácter ambiental en Cross my mind. Pero obviando ramalazos de otros estilos, es la honestidad y cercanía con la que retratan el folk (y el pop), la que se gana todos los aplausos. Porque todavía no toca encender la hoguera (o en su defecto ponerse una mantita), pero con este disco apetece.

Puntuación: 7,8

Holiday Mountain – SHIA

La moda del dancehall, moombahton o downtempo no se volatiliza, y más ahora que ha conseguido traspasar las barreras de lo alternativo. Quizás ya resulte algo mascado, pero cuando un disco abre con dos trallazos como Bump that bass y Como te llamas, pues perdonas cualquier déjà vu. Laura Patiño y Z-Ray suenan como un Diplo mucho más sucio y despendolado de lo que ahora demuestra; como en sus primeros años, vamos (cuando para algunos molaba).

Por suerte el dúo también puede acertar en temas más sosegados como Old days, que sigue a estos dos primeros hits. Y todavía pueden sonar más estridentes, como en More y sus atacantes juegos vocales y no olvidarse de rendir pleitesía a M.I.A. en Buffin’. Al final el disco se pierde ligeramente entre estridencia sonoras varias, como si solo pretendiesen alterar nuestros sentidos sin finalidad alguna, pero no se puede negar su capacidad de entretenimiento y, a pesar de tirar de géneros en boga, no quedarse en la zona de confort pop y llevarlos hasta sus últimas consecuencias. Y, obviamente, el bullarengue lo vas a mover como Dios.

Puntuación: 7

Metronomy – Summer 08

Un álbum muy veraniego con un título con la palabra «verano», a pesar de que realmente haga referencia al último que Joseph Mount pudo disfrutar de unas merecidas vacaciones. Este cuarto disco rememora de alguna manera aquellos días y por ende resulta, aparentemente, más ligero que el, (de nuevo) aparentemente, más maduro Love Letters, que aunque por aquí gustó, otros lo tacharon de aburrido. Y digo «aparentemente», porque no todo es lo que parece. Por lo que no, con este nuevo largo tampoco es que vuelva a recuperar el halo de hilo musical de tienda de ropa moderna (pero muy disfrutable) de The English Riviera, pero si es verdad que se toma menos en serio a sí mismo.

Sin embargo no estamos ante un disco que entre a la primera, quizás porque a pesar de su carácter liviano, se perfila como más íntimo y hasta egocéntrico (da la sensación de que ahora el proyecto es Mount y solo Mount). Se presenta ciertamente escurridizo a pesar de la colorida producción y pegadizos sintes, e incluso cuando recuerda al Bowie de mediados de los setenta o a los primeros Talking Heads, no todos conectarán con él. Así que lo de «veraniego» al final resulta un tanto engañoso, y a pesar de ello se trata de una obra ciertamente evocadora.

Puntuación: 7

Glass Animals – How to Be a Human Being

Tras un esplendoroso debut, la banda inglesa pasan de la jungla a retratar en las canciones de su nuevo disco todo tipo de historias personales. Eso sí, los sonidos tribales no se han esfumado y ha sido el contenido el que más ha cambiado. Eso sí, la producción resulta menos espesa y más vigorosa, siendo uno de sus mayores baluartes. Aunque no hagas ni puñetero caso a las letras e incluso la melodía no te marque, siempre habrá algún arreglo que evitará que pulses «skip» (como los efectos 8 bit de Season 2 episode 3). Pero merece la pena echar un ojo a las letras y descubrir los dramas que se esconden tras un tono mucho más positivo, estilo Passion Pit: mucho buenrollismo sonoro, pero todo un drama en gran parte de minutado.

El cuarteto sabe confeccionar entramados musicales que se pueden apreciar a diferentes niveles, pero que es en el momento en el que disfrutamos de todos ellos cuando somos conscientes de la magnitud de su obra. Incluso cuando parece que van a pinchar hacia el final, con la intrascendente Poplar St, se sacan de la manga un temazo como Agnes, sin demasiado fuego artificial, pero muy emotiva, y nos dejan con la mejor de las sonrisas.

Puntuación: 8

 

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