65daysofstatic en la Sala But, Madrid: oda al mantra del universo
Bajo un cielo grisáceo y enfadado acudí a la ineludible cita del martes noche en la Sala But de Madrid con lo sonidos transportados por 65daysofstatic desde sus teclados, guitarras, batería y bases y envueltos a su vez con el frío del norte de Inglaterra. Todo parecía acorde.
Con un publico que no llenó la sala y (sorprendentemente) más en la veintena que la treintena, comenzaron con Monolith y Asimov y un sonido que fue ganando en matices en los siguientes temas. Parecía un setlist enfocado a su último álbum de estudio y que sirvió además de banda sonora para el juego No Mans Sky, pero lo dejaron de lado para atacar con temas del álbum Wild Light (5 tracks para su anterior que data de 2013) y del que fuera su debut (The Fall of Math, 3 cortes) elaborando en la globalidad del concierto una base intimista y eufórica aunque menos festiva.
De este modo Prism, Install a beak in the hearh that clucks time in Arabic y The undertow nos mecieron con sus mantras electrónicos y riffs como relámpagos de guitarra aterrizando en una épica Supermoon, que se quedará brillando en el cielo madrileño hasta que la releve la verdadera.
Con una buena actitud, contundencia y bella simpleza, estos conseguidores de ambientes del mudo universo siguieron soltando tema tras tema su fórmula con Sleepwalk City, Heliosphere y Unmake the wild light, haciendo que poco a poco todo el mundo en al sala fuera entrando en su frío calor; estallando al fin la hoguera cósmica a través de su vieja conocida I swallowed hard, Like understood antes que se despidieran bajando el tempo con Radio protector y Safe passage.
Tras una muy breve espera entramos en territorio de bises con una excelente y bailonga Crash tactics, que esbozó un camino imaginario alternativo a donde podría haber ido la nave de 65daysofstatic esta noche, pero que recuperó el rumbo aterrizando en una sobria, elegante y nostálgica Retreat! Retreat!.
Un concierto que te deja satisfecho el paladar auditivo y que te da muestras en directo de por qué ha sobrevivido al mundo de las etiquetas. Sus sonidos no buscan un hogar en la Tierra.