Especial reseñas: EPs que se iban a quedar en el tintero (I)

morly

Morly – Something More Holy

De entre la ola de chicas «alternativas» ella es una de las que más potencial desprende gracias a su pop, digamos, avanzado. Porque aunque mantiene una base más o menos tradicional, donde su aterciopelada y algo melancólica voz juega un papel preponderante, sabe emplear los elementos tanto orgánicos como electrónicos para aportar una plasticidad sonora de corte minimalista que la aleja, para bien, de sus competidoras. Sin embargo su delicadeza pop sobresale respecto al resto del conjunto. Así lo atestiguan If only chords, tema del que James Blake se sentiría orgulloso; el pizpireto y contemporáneo (esos coros entre fantasmales y aniñados tan de moda) Plucky; By the polo pond, que la emparentan con coetáneos como Black Atlass; y el corte titular, donde se podría encumbrar como la Sade del siglo XXI. Mucho futuro para esta chica.

Puntuación: 8

Alex Frankel – Negative Space

El miembro de Holy Ghost! no ha dejado la banda, pero no se quiere encasillar en ella. Eso sí, tampoco es que en este proyecto en solitario se aleje en exceso de su fórmula, por lo que los que busquen novedad, poca. Por suerte el resultado es desenfadado y divertido, recordando a los Cut Copy más dicharacheros, como en la canción homónima. Más electro y retro se muestra en Get back, mientras que Lost design rememora los OMD más adorables, con saxo final incluido (¡que no falte!). Destaca el interludio instrumental, en la línea del Vangelis más atmosférico, y del que se echa de menos que no dure más que minuto y medio. Se nota que este disco lo ha hecho a modo de divertimento y que no va a cambiar su vida, ni la nuestra, pero el neoyorquino entiende a la perfección lo que el pop electrónico debe ofrecer: placer directo y cero culpable.

Puntuación: 7,5

Orchid Collective – Courage

Los irlandeses son el ejemplo perfecto de música de corte otoñal que ni aburre ni deprime, aportando además un plus de sentimiento y con vocación comercial sin resultar sonrojante como otras propuestas (Mumford & Sons o The Lumineers). Pueden mantenerse comedidos en Courage y no pecar de tediosos, también dejarse llevar por la emoción en Blindfold y en el in crescendo que es Tomorrow, que pone la piel de gallina. Y además controlan con acierto las atmósferas sonoras más elevadas en Waited on the sun. Su melancolía tiene algo de bravío y esperanzador, por lo que si tienen un poco de suerte es probable que el público responda muy positivamente. Desde aquí se pone un granito para que eso suceda. Eso sí, una pena que no hayan incluido Lay as a stone, su mejor canción a día de hoy y que solo contaba con unos cuantos meses, por lo que sorprende su exclusión.

Puntuación: 8

Lindstrøm – Windings

Lo bueno o malo de un lanzamiento del noruego es que ya sabes por dónde van a ir los tiros. Desde aquí se aplaude su coherencia, porque su nu-disco que vino del frío es único. O al menos pocos saben sacarle partido al género como él. En el primer single, Closing shot, ya mostraba su lado más claramente sofisticado, pero siempre abriendo la puerta a ciertos sonidos retro, traviesos o espaciales. Baile sin fin donde la monotonía de otros artistas electrónicos no tiene cabida. Más garboso y petardo es Algorytme, donde podía chocar manos con su amigo Todd Terje, mientras que en Foehn trastea con chispas retrofuturistas y más claramente setenteras. 23 minutos que deberían sonar del tirón en muchos clubs, y no solo los que enfocan su programación a la electónica: y es que aunque uno no sea amante de género, es complicado que no aprecie la valía de este genio.

Puntuación: 8,2

Silver Rose – Silver Rose

Entre México y Estados Unidos está Carla Sariñana, y por ello sus canciones están interpretadas tanto en español como en inglés, algo no de todo habitual, y más en un género tan asociado a la lengua de Shakespeare como es el shoegaze. ¿Y cómo funciona? Pues de lujo, porque Sueños de amor es todo un trallazo que tampoco reniega del dream pop. Le sigue Noches, que reafirma el uso del español, esta vez con un sonido más contundente pero con un estribillo pop irresisitible ideal para berrear subido a una camioneta en medio del desierto. Aunque Take me home tampoco se queda lejos, ya que se trata de todo un himno con una letra tan clásica como efectiva. El trío inicial es de órdago, después, en las tres canciones restantes, las pulsaciones se relajan (aunque Crimen es muy temazo también). Su viaje entre distorsión y visceralidad es de los que dejan huella.

Puntuación: 8,5

Kids of the Apocalypse – Kids of the Apocalypse

Sin saber cuando regresarán The Sound of Arrows, Stefan Storm sigue su periplo musical con un proyecto que poco tiene que ver con aquel. Voyage abrazaba lo infantil, su pureza y carácter imaginativo, este sin embargo recoge la frustración y urgencia de la adolescencia en un mundo esta vez más realista y, sí, desesperado. Es como si los niños que hacían los coros de Magic! hubiesen crecido en los de Masters of the sun, un gran número entre trap y synthwave que da un contundente golpe sobre la mesa. Con el rapero Wes Period fusionan con el hip hop la emoción en Better life y una ambientación tenebrosa en Midnight in Suburbia, mientras que se decanta por el drum and bass en Empire, que baja un poco el nivel, y que da paso a un interludio como poco peculiar, que enlaza con un tema que musicalmente oprime el pecho pero que en realidad desprende un mensaje de esperanza: Don’t give up.

Puntuación: 7,5

MOSSY – MOSSY

Este australiano ya llama poderosamente la atención con su imagen y actitud, pero no se trata solo de una capa superficial, porque su avant pop no es de los que dejan indiferente y si no se convierte en una estrella próximamente, el mundo de la música no tendrá remedio. Electric chair es la mejor carta de presentación de su primer EP, todo un himno de lo raruno y la provocación que parece pegadizo pero es en realidad de lo más escurridizo. Más rockero con una pizca de noventismo bien entendido se muestra en Shipping yard, un tanto Suede, lo que no es casualidad ya que Brett Anderson podría ser su maestro. En Waterfall encumbra su faceta más modosita, sin caer en la diabetes y con un gran ejercicio de estilo; mientras que en Ginsberg se muestra tan perdido como todo ser humano nacido de los ochenta en adelante. Quizás debería ser una referencia para esta generación; no será por méritos.

Puntuación: 8

Plaitum – Jagwa

El segundo EP del dúo sigue la estila de synth pop atormentado del primero, cercano a Crystal Castles, pero sin olvidarse de melodías pegadizas que encumbren las canciones. El mejor ejemplo es el tema titular, lleno de drama y con un estribillo pop de los que gritar mientras nos arrancamos la camiseta. Slave red stag tampoco le anda a la zaga en intensidad, con un estribillo que de primeras tiene algo de Julee Cruise, pero que más adelante se despendola, en una traca final que es para llorar de felicidad. Dejan los sintes enardecedores en Contort, que no está nada mal, pero que reafirma que resultan más atrayentes en su estado natural, y terminan la función con Que sera (sí, sin tildes), que anda entre la calma y la tormenta. Saben jugar con los tonos y elementos como pocos, y aunque no se atisba demasiada evolución, por ahora lo que hacen se les da de miedo.

Puntuación: 7,5

The Fin. – Through the Deep

No, en Japón no todo es pop epiléptico, como atestigua este cuarteto que se especializa en indie pop de cierto carácter entre arty y electrónico. White breath podría ser un buen tema de Death Cab for Cutie, mejor que muchos de sus últimos discos; en Divers transmiten una vena más indietronica y esotérica; la canción homónima goza de un halo onírico irresistible; y Heat es un buen interludio de corte espacial. Para terminar está Anchorless ship, que es una joya de por sí, pero que lo es todavía más en el EP de remezclas que cuenta con gente como The Field, o All we are, artífices de esta reformulación. Ambos lanzamientos se complementan de lujo y les reafirman como grandes músicos. La pena es que una banda japonesa no sea competencia para otras anglosajonas con más tirón entre prensa y público, incluso jugando en la misma liga.

Puntuación: 7,5

HUIAS – She Can Tell Us

Un debut esperanzador ha continuado con un EP que abre nuevos caminos para el dúo asturiano, que aunque no han abandonado la oscuridad del todo, los ambientes sonoros no resultan tan claustrofóficos y opresivos como antaño. Ahí está, por ejemplo, el estilizado techno de la primera pista, Lovers Moments. Por una senda más mínimal, pero hipervitaminada hasta lo imbailable, es Years & Tears. En Warrior Queen miran hacía los sonidos descolocados en clave de electro pop; como tomar un tema del Black Cherry de Goldfrapp y retorcerlo hasta lo bizarro. Y al final se decantan por un r’n’b electro-acústico en Ma Drxg, donde la interpretación resulta entre tétrica y sensual, con la poco sutil advertencia «stay away from me». Un corto variado pero coherente entre sí y con ellos mismos, que de nuevo demuestra que vivimos en una edad de oro para la electrónica patria.

Puntuación: 7,2

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