Especial reseñas: discos que se iban a quedar en el tintero

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18+ – Collect

Después de tantos proyectos nacidos al amparo de las corrientes musicales en boga, el dúo muestra una cara más canalla, callejera y fuera de toda pretensión, y por tanto, con un grado de autenticidad mayor que se agradece. Y es que la diferencia a veces resulta indiferente, y si los hijos de Banks, etc., ya se cuentan por millares, el dúo de Los Ángeles aporta ese toque fuera del descarado abuso de la producción, de la voz bien afinada y de un minimalismo, que sorprende y gusta, pero que ya cansa. Digamos que sería un estilo cómodo o «decontracté» en su símil en la moda; dejado pero con clase que hace que, extrañamente, todo combine con todo. Hip hop, trap, new r’n’b, poetry y actitud pop que recorre el minutado sin grandes aspavientos, pero que sin embargo se enriquece con cada nueva escucha. Y es que a veces es mejor poco y en su sitio que un laberinto de pretensiones.

Puntuación: 8,2

Blood Orange – Freetown Sound

El r’n’b en particular, y la música negra en general, vive una época de reivindicación social basada sobre todo en problemas raciales. Dev Hynes, aunque hombre y hetero, también habla sobre la sexualidad, identidad de género o feminismo a través de su ya conocida (y admirada) receta de r’n’b sofisticado y retro. Es un ejercicio de estilo, sí, porque es un gran productor y músico, pero el contenido no se queda atrás. Y se rodea además de voces femeninas populares como Nelly Furtado, Carly Rae Jepsen, Debbie Harry y Empress Of, pero también da la oportunidad a otras menos adoradas pero con gran potencial como son Ava RaiinBEA1991 o Kelsey Lu., con excelentes resultados en ambos casos. Es de los que sabe rodearse de grandes nombres pero sin que se lo coman vivo, todo gracias a una personalidad musical bien definida y potente. Así canciones como V.P.A., Better than me, Best of you o Chance son, aparte de redondas, la prueba de que Hynes es uno de los grandes nombres de nuestro tiempo. ¿Que al final los medios hayan preferido encumbrar a Frank, Solange o Beyoncé? Ellos sabrán, porque además de trascendente, su obra resulta más divertida y contiene más singles radiables que, por ejemplo, Lemonade. Lo tiene todo.

Puntuación: 8,5

Boy Harsher – Yr Body Is Nothing

Se trata del proyecto del dúo americano Jae Matthwes, quien pone la susurrante voz, y Augustos Muller, dedicado en su pasado al cine, salido al amparo de los sellos escondidos, ediciones en casete y vinilos de poca tirada, que redondean la curiosidad del más coleccionista melómano. Por desgracia muchos de estos proyectos se quedan donde estaban, pero por suerte, como es el  caso, se hacen un poco famosos y salen a la luz gracias, en este caso, al sello español Oráculo. El sonido remite directamente a los sonidos ochenteros más darkwave, minimalistas, underground y que manan directamente del EBM. Un sonido siempre atrayente para la pista de baile más underground y oscura, y si puede ser, de pocas dimensiones, que en la voz de Jae resulta excitante.

Puntuación: 7,8

Exploded View – Exploded View

El cuarteto es el nuevo proyecto de Anika, aquella que en 2011 salió a la palestra con su actitud macarra, sensible y de femme fatal y dueña de una profunda voz que hacía grandes sus temas. Si de aquella su estética era de los 60 y 70, el nuevo proyecto no va mal desencaminado, pero en su vertiente más postpunk y new wave. La cadencia vocal, la grabación en mono, las guitarras poderosas y los sonidos estridentes como en No more parties in the attic u Orlando o la más pausada One too many le vienen como anillo al dedo. También hay espacio para el disco-punk en Disco glove y así poder redondear las muchas influencias de la época. Un collage sonoro de la década, pero ciertamente coherente en su conjunto.

Puntuación: 7,5

The Caretaker – Everyday at the End of Time

El proyecto del británico Jim Kirby comenzó como tributo a la banda sonora de El Resplandor, y concretamente en la escena del ballroom con esa orquesta de fondo de los años 20, y que se ha ido desarrollando en el uso y composición de viejas grabaciones de jazz de discos de pizarra. Sin embargo, esta elección no es aleatoria, ya que fue a propósito de un estudio sobre personas con problemas mentales y Alzheimer y cómo la música podía influir en su estado mental. Además Jim pudo comprobar cómo estas personas reaccionaban de manera especial a esta música, ya que, es de suponer, activaban muchos recuerdos. Doce son los cortes del disco a modo de repaso conceptual con temas como Childishly fresh eyes o We don’t have many days, y musicalmente hablando es un paseo delicioso y placentero por el jazz de la época más melódico, donde Jim aporta las imperfecciones propias de un disco de pizarra. Este es el primero de los 3 proyectos que creará hasta 2017 con dos discos más bajo su sello History Always Favours The Winners.

Puntuación: 7,5

N.M.O. – Nordic Mediterranean Organization / Numerous Miscommunications Occur

Con este peculiar nombre de grupo y este nombre de disco se presenta el debut del proyecto mitad español, mitad noruego. Digamos que es su nombre e iniciales conceptuales ya que, como habéis podido comprobar, la N, la M y la O aparecen como señal de identidad del proyecto. Así también descubrimos que una de sus publicaciones se hizo bajo el nombre de Natalia Martínez Ordoñez, por ejemplo. El discurso musical que han logrado alcanzar muestra síntoma de una madurez a la hora de conjugar ritmos militares, techno, industrial, electro, new beat, fluxus, como parte de una compleja cacharrería sonora. No es un proyecto oscuro para nada, sino una creación sonora que juega con los estilos y los hace divertidos. Sus cuatro cortes protagonistas y más largos acentúan la parte bailable, mientras que los cortes intercalados, de poco más de 1 minuto el que más, nos lleva de ritmos militares a modo de parodia hasta el sonido del una interferencia telefónica. Friquismo y sentido del humor a partes iguales, el concepto envuelve también a un video promocional en el que se critica la sobreexposición y el consumismo, así que no resulta raro que las 100 primeras copias venga con una salchicha cocida de regalo… Interesante cuanto menos.

Puntuación: 7,5

Terror Jr – Bop City

Después de haber aparecido por sorpresa dentro de la escena independiente durante éste 2016, el trío por fin lanza su primer disco de larga duración, compuesto por ocho temas inéditos (roza el EP) que dejan la bandera muy alta, y es que no es para menos: melodías, producción y voz hacen que éste trabajo algo realmente sorprendente. No inventan nada, porque su fórmula se basa en el r’n’b de corte electrónico y minimalista, tan explotado en los últimos tiempos (incluyendo ráfagas glitch o bubble gum por momentos). Sin embargo ha sido su ingrediente claramente pop el que ha sabido llegar al gran público con temas tan pegadizos como Come first (más de 60 millones de escuchas en Spotify), Super powers o 3 strikes. Temas breves y que van directos al grano (pero que también se atrevan a experimentar un poco), por lo que su éxito resulta más que comprensible.

Puntuación: 8

Solange – A Seat at the Table

Este es el claro ejemplo del que el contemporary r’n’b se aleja cada vez más del pop. Obviamente hay melodías y estribillos tarareables, pero no se trata de productos de usar y tirar y de carácter descaradamente infeccioso. Así si Beyoncé está de huérfana de hits en su último disco, su hermana tres cuartos de lo mismo (si no lo petó con Losing you, apaga y vámonos). Su nuevo álbum sigue este patrón donde la elegancia y la inteligencia en letras, arreglos o en su propia interpretación guían unos 52 minutos donde, sí, de primeras se hacen algo cuesta arriba (ver tantas pistas tampoco ayuda, aunque muchas sean interludios). Pero temas como Don’t touch my hair, Junie, Don’t wish me well, Don’t you wait o Cranes in the sky justifican la «nueva» y coherente personalidad de la chica, que además se une con clásicos de la escena negroide (Q-Tip), nombres comerciales (Lil Wayne), amigas (Kelly Rowland) o nuevos valores en alza (Kelela, Sampha). No es el disco del año que muchos predican (el de Bey, tampoco), pero sí una de las mejores muestras de la buena salud que goza el género a día de hoy.

Solange estará en Primavera Sound 2017.

Puntuación: 7,8

The Range – Potential

«Right now I don’t have a backup plan for if I don’t make it, but even if – I’ll just decide to move on». Así comienza el segundo disco del proyecto de James Hinton, reflejando la actitud insegura pero con ganas de aventurarse de la juventud actual, en la que él se siente representado (en el proceso de creación tenía entre 26 y 27). La letra va como un torpedo hacia nuestras entrañas con el fin de allanar el camino para un disco donde realmente las letras no importan demasiado, donde la música en estado puro es la gran protagonista en forma de pura emoción a través del future garage más moderno. Así lo demuestran Copper wire y Florida, posiblemente las joyas de un álbum donde las voces negras mandan, a veces más rap (Five four), reggae (1804) o r’n’b (Retune). Un conglomerado sonoro apabullante, que gustará hasta reacios del género, ya que alcanza un equilibro entre complejidad y accesibilidad al alcance de unos pocos en un estilo que a veces puede resultar un tanto opaco para un público más amplio. Posiblemente estemos ante puro zeitgeist, que por desgracia ha pasado algo desapercibido.

Puntuación: 8,2

Linda Guilala – Psiconaútica

El primer disco de Eva e Iván todavía contaba con trazas de Juniper Moon, pero a día de hoy todo eso ha quedado atrás y han apostado por el shoegaze en su vertiente más pura tras toquetearlo en Xeristar. Una concesión arriesgada (no es un género que llene salas precisamente), pero totalmente acertada, ya que estamos ante el que es sin duda su mejor lanzamiento. Si es que hasta los interludios, que hay un porrón, son pura genialidad e introducen las canciones como en poco discos (cabe destacar el de Auto-observación, que recuerda a una imaginaria banda sonora de Final Fantasy, que enlaza maravillosamente con la enorme Fobia social I). Hay hasta hits moviditos, como Accidente, porque, sí, es un estilo que también se puede bailar, ¿vale? Y la distorsión no implica que las melodías y las letras (aunque a veces difíciles de entender) se hayan descuidado entre capas y capas de guitarras. ¿El mejor disco shoegaze del año? Estará ahí, ahí, y no solo a nivel nacional.

Puntuación: 8

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