Especial reseñas: 5 discos que no debes obviar (enero 2017)

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Jorge Ramos – El Espacio Es el Lugar

A veces sucede que el pop con trazas electrónicas de origen nacional, cercano a la indietrónica, resulta demasiado liviano en su sonido, como si no gozase del cuerpo necesario para dejar huella. Por eso se agradece un disco como el del ex MAJESTAD, donde la gracia lírica y melódica de esta ¿casi extinta? corriente se mantiene, pero la producción de Raúl Santos y el masterizado de Matt Colton redondean un disco de pop evocador y muy bien rematado.

Entre sus ocho canciones podemos encontrar la tenebrosa y ambiental Amor aire; la entre pizpireta (más en su comienzo) y a su vez melancólica (más hacia el final) Museo FX; la nocturna Los límites, con reminiscencias a los M83 más atmosféricos en su primera mitad y a The xx en la segunda; el folk pop de la escuela de Nacho Vegas de Sensaciones conocidas, pero con colchón electrónico; o Todos los planetas, que podría haber sido compuesta por unos Family más synth. Media hora de honestidad e intimismo pop que es desde ya uno de los mejores discos nacionales de lo que va de año, y seguro que no caerá en el olvido en once meses.

Puntuación: 8

Rufus T. Firefly –  Magnolia

Este debería ser el álbum que encumbre a la banda al estrellato indie nacional. Porque sí, aunque evidentemente no haya estribillos tan, tan, tan coreables como en otras propuestas coetáneas (que los hay, pero no tan evidentes, como en el tema titular), si grupos como Toundra, que se pueden emparentar con ellos, gozan de gran éxito y resultan mucho más, digamos, espesos, los madrileños deberían tenerlo pan comido (aunque, increíblemente, Toundra tiene muchos menos oyentes en Spotify). Pase lo que pase, este último esfuerzo discográfico es una equilibrada muestra de pop-rock de corte generalmente psicodélico bien de brío y carisma.

Sí, hay referencias, como Tame Impala (Espectro) o Led Zeppelin (Río Wolf, dedicada, por cierto, a Jeff Buckley), pero mantienen y reafirman su personalidad musical con un espectro musical lo suficientemente potente y variado para erigirles como la mejor banda contemporánea española de este cada vez más visitado (o revisitado) subgénero. Toda una epopeya a través de un «caleidoscopio de colores imposible» (como cantan en el Halcón Milenario) .

Puntuación: 8

Ronika – Loose my Cool

Aunque no abandona el dance-pop de aires ochenteros de su debut, la inglesa, que por cierto está en estado de buena esperanza, incluye elementos más negroides a su amplio abanico de sonidos desenfadados y bailables. Pop’n’b como Late night radio, que si quitas al rapero de turno, suena a Paul Abdul; funk electrónico que busca jarana en Principle; la canción homónima, que podría ser un cruce entre el r’n’b de TLC y Janet Jackson; o r’n’b más cósmico en la onda de FKA Twigs, salvando las distancias, en Dissolve. En general todo el disco está trufado de esta tendencia musical que está marginando al pop más puro.

El resultado es notable, pero quizás le favorezca más el synth pop sin aderezos de antaño; aunque no hace tanto, porque Stay here forever se estrenó el verano pasado y no hay rastro de r’n’b y sí de glitter ochentero del bueno (algo que por suerte sigue bastante presente). Tema que por cierto es el más escuchado en Spotify. A ver en unos meses, pero resulta curioso que aparte de Principle, y porque fue el primer single, el tema más reproducido del disco es Make your move, posiblemente el más deudor de la mítica década y que en nada superará en escuchas al adelanto. ¿Casualidad? No tiene pinta. Pero vamos, que sin dramas, porque al fin y al cabo la esencia pop no se la quita nadie.

Puntuación: 7,2

Bonobo – Migration

El artista inglés es uno de los referentes electrónicos de la actualidad, al menos en un ámbito más alternativo (sold out en sus próximo conciertos en La Riviera y Razzmatazz), pero cierto sector crítico le suelen tildar de intrascendente, de música para escuchar de fondo y no hacerle demasiado caso. Es verdad que puede servir de ambientación y poco más, y que es fácil distraerse de ella por su aura chill (en este disco sucede, por ejemplo en Grains, un ejercicio de estilo algo vacío). Sin embargo, sin perder lo chill, Second sun es una preciosidad intimista y emocional y capta la atención desde el primer, Surface y No reason son dos gemas downtempo pop y house pop respectivamente, o Migration, el tema, supone todo un inicio de viaje,

Un viaje porque, como reza también el título del álbum, durante su hora podemos encontrar detalles sonoros de aquí y allí, aunque quizás se quede a medio gas en este aspecto: en general es más como si te lo contase un conocido que si visitases tú los lugares. Aun así es como si lo relatase el mejor contador de historias posible, aunque a veces pinche, como en la segunda mitad de Outliner (y con lo maravillosa que es la primera mitad) o aburra, como en Break apart junto a Rhye. Y aun así sigue resultando tan sugerente que va más allá de la escucha pasiva.

El productor estará el 15 de marzo en Razzmatazz, 16 en La Riviera de Madrid y en FIB 2017 Benicàssim.

Puntuación: 7,7

Austra – Future Politics

La revolución o el apocalipsis, lo que suceda antes, se bailará o no será. Eso es lo que parece que los canadienses con Katie Stelmanis al frente quieren decirnos en el sucesor del alabado Olympia. Porque hay mucho contenido en los once cortes que lo componen, un toque de atención (o una gran colleja) para una sociedad y sistema que va cuesta abajo y sin frenos hacia su más absoluta decadencia o incluso desaparición. Lo que no quiere decir que hayan descuidado su faceta electrónica y se hayan pasado al folk, ya que posiblemente estemos ante su trabajo más bailable.

Pero a pesar de su contenido, ciertamente de izquierdas, en general estamos ante su peor disco, o al menos el más irregular. Y no quiere decir que se masque la tragedia (si fuese así no protagonizaría este post), ya que se trata de una buena obra que quizás podría haber sido todavía más grande. Un poco lo que le sucedía a Hopelessness de ANOHNI: la forma, a veces algo deslavazada, no siempre respalda al contenido, en ambos casos de marcado carácter político y social. Y aun así hay grandes momentos como Utopia, Freepower, Gaia, I love your more than you love yourself o We are alive, y si además se tienen en cuenta las letras a la hora de disfrutarlo, es un disco que crece y crece.

La banda actuará en el Museo de Arte Contemporáneo de A Coruña el 5 de abril, en el Teatro Barceló de Madrid el 6, en La Rambleta de Valencia el 7 y en la Apolo de Barcelona el 8.

Puntuación: 7,5

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