El pop (en su más pura esencia) no está de moda
¿Qué es el pop? Un género musical que nació a mediados del siglo pasado a raíz de combinar elementos de diversos estilos como el rock’n’roll o el soul. Aunque a veces se pueda incluir en esta definición cualquier música que goce de cierta popularidad, una cosa es cultura pop, donde estaría incluido, qué sé yo, AC/DC, y otra cosa es considerar la banda australiana como género pop. Y a pesar de esta aclaración bastante evidente para la mayoría, se trata de un estilo ciertamente ambiguo y que incluso varía con el paso de las décadas (¿The Beatles y Katy Perry tienen tanto que ver?) o incluso la localización. En la prensa de Estados Unidos es muy normal leer sobre artistas claramente r’n’b que son etiquetados como pop. Es verdad que melódicamente se acercan, pero la manera de interpretar, el ritmo o la producción no tienen tanto que ver. En Europa hacemos una mayor distinción y para nosotros pop es, por ejemplo Spice Girls. Un pop que puede tener trazas de otros géneros, pero que al final solo podríamos catalogar como tal.
Si uno echa un repaso a las listas de éxito actuales casi todo se podría considerar pop gracias a los estandartes actuales, pero la realidad es que los estandartes son tan variados que uno realmente se pregunta si puede meter todo en el mismo saco. Porque la disco I feel it coming de The Weeknd poco se parece al tropicalismo minimalista de Shape de Ed Sheeran, o el dance de Just hold on de Steve Aoki y Louis Tomlinson con el electro-latino de Chantaje de Maluma y Shakira. ¿Pero y el pop más puro? Pues por la lista de las canciones más exitosas del momento, pocas. Lo más parecido sería la mentada Shape, pero el regustor tropical se remarca claramente. Parece que ahora si una canción no se enmarca dentro de alguna de las corrientes de moda, corre el peligro de pasar desapercibida. ¿No se supone que el pop en su más pura esencia nunca debería caducar? Por una parte no va a resultar tan caduco como la vena tropical, de la que posiblemente no sabremos nada en un tiempo. Y cada equis tiempo siempre hay ejemplos que demuestran que nunca está muerto del todo, lo que no quiere decir que esté a la moda (y por si no ha quedado claro, aquí solo se habla del ámbito comercial: gracias a Dios siempre nos quedará Suecia).
Un ejemplo es Katy Perry. Uno de sus puntos fuertes es que es tan descaradamente pop que alegra cualquier sarao, pero pocas veces se podrá decir que sigue una corriente específica. Hot’n’cold, I kissed a girl, California gurls, Teenage dream, Firework, Last Friday Night, Wide Awake o Roar han sido grandes éxitos y la han convertido en la gran artista pop actual por excelencia. Pero ojo, ¿cuál fue la canción más exitosa de su Prism? Roar supuso todo un pelotazo, pero Dark Horse lo fue todavía más. Un tema de inspiración trap y con rapero incluido. Rise, su último tema, mantiene la producción trap, así que a saber por qué dirección vira en su próximo disco. Esta semana podremos escuchar Chained to the rhythm y saldremos, en parte, de dudas. Otro ejemplo pop gracias al giro que 1989 supuso es Taylor Swift, pero resulta que tras el single junto a ZAYN, muy r’n’b (y mucho más del estilo de él que de ella) y que se le ha visto trabajar junto a Drake en el estudio, además de cómo transformó Bad blood, puede que la etiqueta pop se le quede corta en el futuro.
Después hay ejemplos muy dolorosos como el ninguneo de Carly Rae Jepsen, el mejor estandarte actual de pop puro y duro que no goza del reconocimiento merecido. A ver, tampoco es que las pase canutas, pero si viviese en los ochenta hubiese arrasado, y sin embargo ahora solo triunfa a medio gas. I really like you terminó por convertirse en un éxito moderado cuando nadie daba un duro por ella tras Call me maybe (posiblemente la canción pop en mayúsculas de esta década, al menos en cuestión de popularidad), que, tras su condición de macrobombazo, su carrera olía a one-hit wonder que echaba para atrás. Sin embargo al final ha encontrado un nicho (homosexual en su mayoría) que la aprecia en su condición de pop fresco y desenfadado de la mejor calidad. Quién sabe si se marcará otro hit en su próximo disco (nadie lo esperaba de I really like you); y aun así, pase lo que pase, me apuesto el cuello a que su próximo disco mantendrá su esencia pop más allá de modas caducas.
Un caso controvertido es el de, justo, la Reina del Pop. O exreina, y no solo porque no reine como antaño, sino porque el pop de Madonna ha ido derivando hacia otros estilos desde hace ya un tiempo. Vale que en sus últimos discos haya temas ciertamente pop, pero en general miran hacia otros géneros y en lo que se refiere a singles ha optado por el dance, house o r’n’b (Bitch I’m Madonna, 4 minutes, Girl gone wild, Living for love, etc). Quizás la mayor excepción fue Give me all your luvin’, desvergonzadamente pop, rememorando melódicamente a sus ochenta, pero, eso sí, con rapeos varios y sección dubstep (una de las modas más efímeras en el ámbito comercial que se recuerdan).
En realidad su disco más pop de los últimos veinte años, y eso que el barniz dance lo vendieron como su gran baluarte, fue COADF (y quizás Music si obvias ciertos aires country y la electrónica más radical). Y si ella, que supuestamente ostenta el mencionado título, ya no fabrica temazos pop en la onda de sus grandes clásicos de los ochenta, mal vamos. No tiene porque copiar sus primeros años porque esa táctica suele terminar en drama (que se lo digan a Almodóvar y sus «amantes pasajeros»), pero una actualización al estilo Carly, quizás más acorde con su edad (o no), no estaría de más. Puede que no reventase las listas, pero todos seríamos mucho más felices.
Parece como que si una canción no lleva consigo algún tipo de bagaje sonoro contemporáneo pero totalmente efímero ya no resulta válida para las listas. Lo curioso es que los productos 100% adolescentes, con One Direction a la cabeza, son los que más explotan una fórmula pop con menos artificios. ¿Será que cuando muchos superan aquella etapa tan vilipendiada a veces, se exige un sonido que vaya más allá que una etiqueta tan simple y manida como «pop»? Porque ya se sabe que el género suele estar bastante denostado por ciertas secciones de la población que lloraron y siguen llorando cuando Coldplay tornaron más hacia el pop comercial (porque, oh, sorpresa, nunca fueron una banda de rock alternativo). Por cierto, la banda de Chris Martin, y quién lo diría, es una de las pocas formaciones que apuestan por el género. Porque como ya se habló en este artículo sobre Maroon 5, otro entre los escasos ejemplos, varios heteros blancos en una banda no pueden tocar pop, Dios no lo quiera.
Lo curioso es que también la música comercial ha derivado en muchos casos a la eliminación de estribillos cantados, lo que supone una simplificación en el campo melódico mucho más acusada. Es decir, que suene tropical, genial, pero que resulte más fácil de memorizar que un pin del móvil. Quizás lo que importe sea el ritmo más allá del contenido melódico o lírico (bueno, el lírico está claro que a nadie le importa). Así, muchos ejemplos y teorías se podrían acumular sobre el tema, pero el problema sigue presente: echamos de menos más canciones atrevidamente pop (porque ahora hacer pop es atrevido). Y si son buenas, mejor, obviamente. Y si además de canciones son discos, pues viva la fiesta. Pero vale, sí, no pidamos peras al olmo y simplemente gritemos: ¡Carly, no cambies nunca!