10 canciones de Shakira que sirven para perdonarle cualquier mamarrachada
Ahora que Shakira se ha vendido definitivamente al latineo más intrascendente, que a veces funciona (La bicicleta) y otras no (Me enamoré), lo que además le puede hacer perder su puesto de embajadora del planeta Tierra, nunca está de más echar la vista atrás y, de alguna manera, excusar cualquier tipo de WTF actual («Un mojito, dos mojitos, mira qué ojos bonitos»). Ya se sabe que para muchos un traspiés (o muchos) pueden emborronar e incluso invalidar el pasado más esplendoroso; pero durante su extensa carrera la colombiana conquistó al mundo entero gracias a sus excesos vocales, líricos, bailongos y sobre todo canciones que le han convertido en el icono pop que es a día de hoy, por lo que si está donde está es por algo. Porque sin ser la artista definitiva, ni de lejos, personalidad le sobra y ha moldeado la cultura pop de los últimos veinte años. Porque todos, hasta los más esnobs, hemos tarareado o bailado, no uno, sino un buen puñado de sus éxitos.
Sin embargo, además de hits, también hay canciones menos populares que demuestran que Shakira va más allá de un artista de uno o dos singles resultones por disco (a veces los que huelen son justo aquellos). Por ello aquí tenéis 10 canciones de todo tipo y pelaje que sirven de redención ante cualquier descalabro. Y sí, el disco que más menciones tiene es Dónde Están los Ladrones, obviamente.
Pies descalzos, sueños blancos (Pies Descalzos, 1995)
La Shakira más reivindicativa la encontramos en este tema donde ponía de relieve sus capacidades compositivas sin una lírica estrambótica pero muy cuidada. Sí, hay cierto poso de inconformismo juvenil algo trasnochado (visto desde el cinismo de la vida adulta, claro), pero ya podría mantener una décima parte de esa actitud a día de hoy. Porque ahora todo es amor y aburguesamiento.
Inevitable (Dónde Están los Ladrones, 1998)
A pesar de que en su momento tampoco supuso bombazo alguno, con el tiempo ha quedado como uno de los mayores clásicos de su primera etapa. Una balada rockera que explota en un potente estribillo dramático al que llega a través de un puente donde, a pesar de que asume la realidad («no tienes que decirlo, no vas a volver, te conozco bien»), no hace más llevadera la ruptura.
No creo (Dónde Están los Ladrones, 1998)
Al menos tuvo el decoro que publicarla como single para su Unplugged, ya que posiblemente se trata de una de sus mejores composiciones «ever». Al menos a nivel melódico, porque toda la canción es un maravilloso estribillo. En lo que se refiere a letra, no tanto: los clichés amorosos son un no parar y en otro tema más mediocre hubiesen chirriado lo más grande. Por suerte no fue así.
Si te vas (Dónde Están los Ladrones, 1998)
Ella es muy llorar por los hombres de su vida, y a veces peca de representar al objeto pasivo de la relación, pero aquí es ella la que se pone chunga. Sin embargo, además de atacarle a él, tampoco se corta con su amante, por lo que, no, de feminista poco. Pero bueno, ya sabemos que este nunca fue su fuerte, lo que no quita que canciones como esta, en clave «bitchy», sea todo un pepinazo.
Suerte / Whenever, wherever (Laundry Service, 2001)
La canción que le abrió las puertas a la fama mundial sigue manteniendo su estatus de joya pop latina, a pesar de la algo chapucera traducción del estribillo al español y que la flauta del pan suene casi a parodia. Y aquí es cuando empezaron las letras que, como Mecano, se sitúan entre el ridículo y la genialidad: «Suerte que mis pechos sean pequeños, y nos los confundas con montañas».
No (Fijación Oral Volumen 1, 2005)
Una de sus baladas más descarnadas y a su vez sencillas en el terreno sonoro. La contraposición radica en su interpretación, que se está al límite de la más absoluta parodia. Por suerte bordea el precipicio con maestría y la emotiva coda final con la guitarra del desaparecido Gustavo Cerati de Soda Stereo como protagonista supone el clímax de desahogo tras tanta tensión acumulada.
Hips don’t lie feat. Wyclef Jean (Oral Fixation Vol. 2, 2006)
El hit que salvó a un disco sin hits (fue añadido en su edición especial) marcó el comienzo de la relación de Shaki con el mundo del fútbol, que incluso alcanzó a su vida personal. Desde la trompeta supuestamente plagiada, el juego de voces entre ambos, un estribillo que se pega con un chicle, un rapeo de Jean apto hasta para los que reniegan del rap, el «baila la calle de noche, baila la calle de día», etc. HIMNO.
Loba / She wolf (She Wolf, 2009)
De repente quiso ser moderna y publicó posiblemente su último buen disco. Como primer single estaba ese tema tan desconcertante como adictivo. El ritmo electro tan de baile de moderna (de mierda) circa 2009, los aullidos o perlas líricas como «tengo tacones de aguja magnética, para dejar a la manada frenética» la convierten en su gema kitsch por excelencia.
Lo hecho está hecho / Did it again (She Wolf, 2009)
Para alcanzar esa modernidad se unió a gente como Timbaland o, como este caso, a Pharrell Williams. Y mientras que el tema con Timbo pecaba de sonar a él en piloto automático, la producción de Williams se desligaba de sus tics más explotados, para sorpresa de todos. Y la versatilidad melódica era encomiable, pero quizás demasiado compleja para el público comercial, por lo que pinchó en listas.
Sale el Sol (Sale el Sol, 2010)
Otro single sin demasiada repercusión que en este caso titulaba el disco y donde regresaba a sus raíces rockeras. A pesar de que no fue la primera ni la última vez que lo hizo, este posiblemente se erija como su intento más genuino. Podría casar perfectamente en aquellos discos donde la comparaban con Alanis y en general se percibe a una Shakira más relajada y sobre todo a gusto con lo que hace.