Ride – Weather Diaries
El shoegaze, aunque bien considerado por la crítica, no suele ser demasiado popular entre el público. E incluso la crítica tampoco suele colocarlo en lo más alto de las listas de cada año. Pero como el revival de los noventa sigue on fire, los regresos son siempre son bienvenidos, y bandas como Slowdive, marginada en su momento, ha visto como su último y enorme disco ha recibido elogios por todos los flancos posibles. Y este es uno de los mayores problemas a los que se ha tenido que enfrentar Ride: la comparación. Son ingleses, comparten género (aunque con palpables diferencias en sonido y tono) y en ambos casos ha supuesto su comeback tras más de veinte años fuera del estudio; además los de Neil Halstead lo han publicado poco antes y se han llevado todos los elogios. Y la dura realidad: el de Slowdive es mejor trabajo. Sin embargo ciertas voces anticipaban una hecatombe con Weather Diaries y finalmente no ha sido así.
La banda tuvo una época bastante brit pop con Carnival Night y Tarantula, que en general no cuajó entre sus fans y que poco tenían que hacer frente a los enormes Nowhere y Going Blank Again, mucho más ensoñadores. Al escuchar el primer tema de este nuevo disco, Charm assault, de marcado carácter brit pop, muy reivindicativo políticamente, y también con cierto grado de autoparodia involuntaria, más de uno se echó las manos a la cabeza . Lo curioso es que al día siguiente estrenaron Home is a feeling, típicamente shoegaze, y la calma chicha de la canción se reflejó en la actitud de muchos. No era ni es el Dreams burn down (para mí su mejor canción más 100% onírica, y no solo por el título), resultaba más complaciente y menos emocional, pero cumplía de sobra con lo que podíamos esperar de un buen regreso.
All I want y su estupendo juego de voces en el estribillo y ese postestribillo que te eleva a luna, y Lannoy point y su haz new wave que los fans del primer disco de Diiv apreciarán, ambos temas que pudimos escuchar semanas después, proponen nuevas facetas de su sonido que reafirmaban su compromiso de renovación gracias en parte a la producción de Erol Alkan. Después también encontramos unos cuantos buenos temas que justifican esta resurrección, como Rocket silver symphony, con un estribillo que ya querrían Coldplay a día de hoy si se tomasen un poco más en serio. El power pop estilo Teenage Fanclub de las estrofas de Cali confunde, aunque el distorsionado estribillo lo consolida, y del baladón que es Impermanence casi mejor obviar la ñoña letra (con frases como «You ran away but still you’re with me»), pero no se puede decir lo mismo de su belleza sonora. Belleza que por cierto también destilas las otras dos baladas, White sands y la que da nombre al disco.
Y no hay que olvidarse del evocador ambient de Integration tape, que demuestra que los momentos en los que nos hacen flotar siguen siendo lo mejor de la banda. Porque cuando vuelven al brit pop en Lateral Alice algo vuelve a chirriar (¿o será que el brit pop actual chirría da igual quien lo interprete?), aunque sin llegar a las cotas del primer single. Así que si estamos ante el comienzo de una nueva etapa, la mejor vía posible es la que, al igual que en el pasado, les dio las mayores alegrías. Y si además llevan más allá aquellos giros novedosos que han aplicado a este álbum sin traicionar su más pura esencia, quizás podamos vivir una segunda etapa dorada del shoegaze.
Ride estarán actuando en FIB 2017.
Puntuación: 7,5