10 hits que debemos a Jack Antonoff
Jack Antonoff está de moda. Aparte de ser el novio de Lena Dunham (comentario muy en la línea de Vanity Fair y demás revistas de «lifestyle»), en los últimos tiempos está produciendo y componiendo para un montón de artistas pop, además de centrarse en sus propios proyectos, obviamente. En realidad pocas de sus canciones han copado listas, pero para muchos son hits en potencia y si cada vez son más los que recurren a él, será por algo. ¿La Sia masculina? Todavía le queda camino por recorrer, al menos en lo que se refiere a popularidad y sobre todo en personalidad, porque cualquier canción escrita por la australiana es fácilmente reconocible, lo que no es el caso de Jack, al menos todavía. Por otra parte esta cualidad se está convirtiendo en una losa para ella, y él simplemente aporta su genio, pero deja brillar al artista en cuestión, así que quién sabe si el camino de él resulta más acertado. Sea como fuere, aquí tenéis diez ejemplos de su talento, compartido casi siempre, eso sí, con otros compositores y productores.
fun. – Some nights (Some Nights, 2012)
Todos acabamos un poco hasta el gorro de We are young, por otro lado un gran himno, pero este tema, a pesar de su éxito en Estados Unidos, no fue tan explotado fuera de sus fronteras, y aun así para muchos se ha convertido en el gran clásico de la banda (es el más escuchado en Spotify). Otro poderoso y épico ejercicio pop que de primeras parece que podía tratar sobre la morriña del amor perdido, pero en realidad habla acerca el sacrificio que implica triunfar en la música.
Sara Bareilles – Brave (The Blessed Unrest, 2013)
La canción en la que Katy Perry se inspiró, supuestamente, para su éxito Roar, tomando arreglos, tono y parte de la melodía, por lo que algunos se lo echaron en cara a ella y a Dr. Luke (aunque este dijo que se escribió antes). Es, como la de Perry, una canción de superación personal que huele todavía más que esta en este sentido; sin embargo en el fondo estamos ante la «feel good song» típica de Antonoff, que como poco resulta simpática.
Taylor Swift – Out of the woods (1989, 2014)
Un tema que muchos calificaron en su momento como un «game changer», fundamentalmente gracias una producción tan ambiciosa para un producto tan comercial, aunque finalmente pinchase en las listas (un sexto single siempre lo tendrá más crudo). Recordando al synth pop de Chvrches, y con unos coros que parecen sacados de El Rey León, sus casi cuatro minutos de emoción pop van más allá de una melodía pegadiza y se centran en sensaciones más que en la forma.
Bleachers – Rollercoaster (Strange Desire, 2014)
Su primer disco como Bleachers gozaba de todo tipo de chucherías pop que, sí, por momentos podían sonrojar, pero a las que no se les podía negar su infeccioso carácter. En este caso hablamos de un tema de corte «springsteeano» en clave moñas, muy grandilocuente en un estribillo de esos de berrear de pie sobre un descapotable, como en el vídeo. También hay versión cantada por Charli XCX, que le venía como anillo al dedo durante su época rockera.
Grimes feat. Bleachers – Entropy (B.S.O. Girls, 2015)
Antonoff no se corta a la hora de ayudar a su amada, y por ello unió fuerzas con Claire Boucher en una canción que se desmarcaba de la característica aura electrónica de la canadiense, mostrando una faceta sonora más folk y desnuda, sin descuidar una preciosa melodía. Líricamente reflejó, como en el siguiente disco de ella, la dureza del mundillo de la música, y más concretamente el bache creativo que (creía que) sufría tras el tibio recibimiento de Go.
St. Lucia – Help me run away (Matter, 2016)
Él y Jean-Philip Grobler son dos figuras imprescindibles en el tan ninguneado atl-pop, por lo que resultaba lógico que, además de por coincidir en la misma ciudad, terminasen colaborando. Los dos aman el pop de fuerte poso kitsch y ochentero, y este tema supone posiblemente el combo más estridente que ambos podían perpetrar, con reminiscencias a Maniac de Flashdance. Lo que no quiere decir que los amantes dede la tan traída y tan llevada década no vayan a disfrutar como enanos.
How to Dress Well – Lost youth /Lost you (Care, 2016)
En este caso el bueno de Jack se limita a producir, lo que se nota respecto a discos previos de Tom Krell, sonando más accesible (porque según él se quiso inspirar en Celine Dion para Care). Pero aunque el resto del disco se iba de madre, acercarse al mainstream no le vino mal en este caso y al resultado no le faltaba coherencia respecto a su obra anterior. Eso sí, todo destilaba un regustillo hortera tan Antonoff (ese solo de guitarra), lo que a algunos encantará y a otros les parecerá un horror.
Zayn, Taylor Swift – I don’t wanna live forever (B.S.O. 50 sombras más oscuras, 2016)
Taylor repite porque, aunque ella ni los créditos lo admitan, es una invitada en una canción 100% del ex 1D (o al menos de su debut). Un r’n’b de corte oscuro y synth donde destaca un estribillo con un sinte tan Drive, donde recupera con atino los oh-ohs que inundaron el pop hace unos años y una estructura bastante compleja para tal y como está el mundillo mainstream a día de hoy. Sin olvidarse de los adictivos «baby, baby, I feel crazy».
Lorde – Green light (Melodrama, 2017)
Antonoff no es un principiante a la hora de narrar y transmitir esa sensación de eterna juventud bien trufada de frustración, confusión, pero también euforia, y la neozelandesa lo aprovechó para su último disco, que compuso enteramente junto a él. El primer single es un exultante número de pop-house que se retuerce entre giros inesperados en una canción de una artista que, supuestamente, pretendía copar las listas. Parece que la intención finalmente no era esa, y se agradece.
St. Vincent – New York (2017)
Su más reciente trabajo ha sido junto a Annie Clark, con la que se supone que se encuentra involucrado en todo su futuro disco, es una de las canciones más celebradas en lo que va de año. Muchos agradecen esta vertiente más acústica y preciosista respecto a su anterior álbum, y Antonoff puede haber tenido mucho que ver en esta decisión. Además él es puro Nueva York, siempre inhalando e imbuyendo su cultura y moviéndose con famosas personalidades de la zona (incluyendo a su popular novia).
Bleachers – Gone Now
El segundo disco de Antonoff tiene, como su debut, un buen surtido de buenas canciones pop, donde resaltan dos himnos: el potente single ochentero Don’t take de money y la canción-terapia Everybody lost somebody. Se agraden números más sutiles como All my heroes y Nothing is you; o al menos sutiles al comienzo, porque en su segunda mitad estallan, aunque de manera más comedida. También vuela alto su enésimo homenaje al Springsteen más azucarado en la jocosa en I miss those days.
Sin embargo no faltan los momentos un poco de verguenza ajena, como Hate that you know me, a pesar de que al final se le pueda sacar su jugo (si olvidas los horribles spokens); Let’s get married, que desde el leit motiv, la voz de la niña repipi, la letra («don’t wanna walk alone, so let’s get married», ¿en serio?) e imaginarte pidiséndoselo a su churri (y ella con su sempiterna cara entre asco y asombro) da cosica; y ese revival de Sugar Ray que es Goodbye (lo que no es algo especialmente positivo). La realidad es que brilla más con otros artistas (especialmente ellas) que en solitario, lo que no quiere decir que este disco no sea 100% disfrutable para amantes de su fórmula pop.
Puntuación: 6,5
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jarto
No tengo demasiados prejuicios musicales en lo que se refiere a géneros, unos me gustan más que otros, sin más. Lo que más me tira para atrás es la pretenciosidad, y más si resulta fallida. Hablando en plata, sin mamoneos, porque ya hay bastante en el mundo para que además pervierta lo que más queremos: la música.