Especial reseñas: chillwave 2.0 fresquito para el verano
Hace un par de años se reseñaban por estos lares cuatro discos de cuatro nombres clave en el nacimiento y evolución del chillwave, ese género que algunos en su momento tildaron de caduco. Pues bien, aunque no tan de moda como antaño, parece que ha resistido el paso del tiempo e incluso ha evolucionado.
Washed Out – Mister Mellow
Con su debut y un segundo disco de calidad, que además ganaron con el tiempo (sin olvidar un EP también muy recordado), hay que reconocer que Ernest Greene cuenta con una envidiable carrera, que por supuesto no se va a truncar con este nuevo largo, pero tampoco va a alcanzar nuevas latitudes. Se trata de un álbum enfocado en la generación de sensaciones, por lo general bastante livianas, y canciones, lo que se dice canciones, tampoco es que encontremos demasiadas entre tanto interludio, muy bien ejecutados e hilados, eso sí.
Al menos las escasas canciones están a la altura, tomando decisiones estilísticas que se inspiran en plunderphonics (género donde The Avalanches son los reyes), como Get lost o Burnt out blues, y donde incluso se nos permite marcarnos unos bailes, como en la primera o Hard to say goodbye. Sin embargo quizás solo Millions miles away captura, de soslayo, ese carácter más trascedente, puro y sugerente de los anteriores discos; y es que ahora parece que el asunto solo va de tomarse un refrescante daiquiri con sombrillita. Que durante el verano resulta fabuloso, pero corre el peligro de no sobrevivir al siguiente, a diferencia de sus hermanos mayores.
Puntuación: 7
Com Truise – Iteration
Cinco años sin disco (aunque sí un par de EPs) y el proyecto de Seth Haley sigue agarrado de la mano del chillwave, pero lo que realmente abraza es el synth wave. Tampoco es que estemos ante un disco de Dynatron, pero se percibe mucha más tensión en sus canciones, como en el single Memory, o incluso cierto aire cinematográfico inherente al género, como en la misteriosa intro Of your fake dimension o en When you will find the limit y su reminiscencia al drama juvenil ochentero. Y luego hay cortes como Ephemeron o Propagation que enlazan ambas vertientes de manera fluida y natural.
Incluso todavía encontramos ramalazos de verano (ya se sabe que el chillwave se asocia irremediablemente a esta estación) en Isostasy, pero son los neones reflejados en los cristales mientras un llamativo deportivo avanza lentamente por las calles de Miami los que mandan en cortes como Ternary o Usurper. Y también es capaz de marcarse una joya de reminiscencias nu-disco en el cierre que da nombre al álbum, y terminar por todo lo alto. Así, variando la fórmula lo suficiente para no aburrir, pero manteniéndose fiel a uno mismo, ha conseguido dar en la diana con este tercer largo. Un puro ejercicio de estilo, sí, pero irresistible.
Puntuación: 7,5
Toro y Moi – Boo Boo
Tras un disco rockero, y por tanto más rudo en su sonido, el antes conocido como Chaz Bundick, ahora Chaz Bear, regresa al género que le vio nacer, desde una perspectiva r’n’b, como en Anything in Return, pero en este caso arropado por mullidos colchones sonoros. Incluso por momentos podría etiquetarse como su disco para follar, aunque la realidad es que ha querido retratar una reciente crisis vital, ruptura sentimental incluida. Sin embargo huele a sexo, no en plan guarro, sino con ternura y dedicación emocional, como en la preciosa You and I, la intrigante No show o la autotuneada (para bien) WIWWTW.
Esta paradoja entre forma y contenido puede resultar chocante, pero canciones como las mentadas, la exultante Mona Lisa, la serpenteante Inside my head o la 100% veraniega Embarcadero redondean un disco la mar de disfrutable. E incluso también hay curiosidades, especialmente Pavement, que se acerca a Boards of Canada y podría haberse desarrollado más (se queda en un simple interludio). Así, como dice en la primera frase de la apertura del álbum, la enorme Mirage (nombre 100% chillwave): «I just want everybody to have a good time, I really do». Lo ha conseguido, a pesar de que algunas lágrimas se hayan derramado en el proceso.
Puntuación: 8
Poolside – Heat
Cinco años de ausencia casi absoluta para un grupo que a pesar de un par de éxitos, tampoco es que se asentara con su debut, se antoja bastante. Y tampoco es que durante todo este tiempo se perciba una evolución palpable, que es lo que se suele esperar. Y sin embargo solo este factor se les podía echar en cara, porque, a pesar de su duración (una hora), su segundo disco es la banda sonora de tus fiestas veraniegas en la terraza.
Es que llamándose así, bautizando de esta manera el disco y con un tracklist repleto de palabras como «hot», «tropical», «summer» o «paradise», no hay duda de que sus esfuerzos se centran en hacernos bailar durante las calurosas noches. A veces con un chillwave más puro (At the sea, We can work it out), otras más funk (Which way to paradise, Scenic drive), amén de ramalazos disco (Tropical heartache), pero siempre exuberantes. El dúo no se ha andado con rodeos y ha entregado a sus fans (o los que hayan sobrevivido) lo que querían, quizás más pasado por una pátina synth, pero sonando a ellos mismos, aunque a su vez tampoco suenen demasiado personales…
Puntuación: 7