10 interludios recientes que merecieron ser canciones hechas y derechas
No son pocos los artistas que se pirran por incluir introducciones, interludios y epílogos en sus discos; a veces los lastran por exceso, otras redondean el contexto, también pueden servir de puente entre dos canciones, etc. A pesar de sus funciones, a todos nos ha pasado el toparnos con algunos que desearíamos que no se limitasen a ese papel y desarrollasen todo su potencial como canciones hechas y derechas, algo que jamás sucederá (o casi: ahí tenéis Life in technicolor de Coldplay y la segunda parte publicada meses después). Todos molan tal como son, pero la espinita sigue ahí. Aquí diez ejemplos; algunos duelen.
Arcade Fire – Everything_now (continued) / Everything now (continued) (Everything Now, 2017)
Es cierto que, especialmente el segundo, que cierra el álbum, ya contiene una sección, alterada, eso sí, de este primer single. Sin embargo resultan tan bonitas (sí, bonitas) que apetece que tanto prólogo como epílogo se diesen la mano para conformar un tema completo y posiblemente esplendoroso, con las necesarias alteraciones para que se conjuguen a la perfección, claro. Y quizás titularlo Everything now II, y que sustituyese a alguno de los cortes mediocres que pululan por el disco (¿hola Peter Pan?).
Toro y Moi – Pavement (Boo Boo, 2017)
En su regreso a lo grande al chill wave (entre otros estilos), Chaz Bundick ha insertado en medio de este notable álbum un corte de algo más de dos minutos donde, como en el resto del disco, se sigue una línea más ambiental. Sin embargo en este caso se puede encuadrar dentro del propio género ambient y en el cual, obviando su voz, que también ha sido tratada como elemento atmosférico, podría formar parte de lo último de Boards of Canada. Y es que lo que sugiere es un etéreo atardecer como el de la portada de Tomorrow’s Harvest. O quizás a Blade Runner.
Japandroids – I’m sorry (for not finding you sooner) (Near to the Wild Heart of Life, 2017)
Un caso un tanto ambiguo, pero se podría considerar como interludio ya que no dura más de dos minutos y parece que va a estallar en cualquier momento, y, sorpresa, jamás sucede. Podemos encontrar voces y guitarras distorsionadas en clave noise, conteniendo las emociones quizás para que tal explosión no se produzca y termine como un tema demasiado azucarado (la letra ya lo es bastante). Sin embargo muchos hubiésemos apostado por un toque de diabetes.
The 1975 – The 1975 (I Like It When You Sleep, for You Are So Beautiful yet So Unaware of It, 2016)
Esta introducción ya fue incluida en su debut, pero para su segundo disco la han recuperado y pulido para así dejarnos todavía con más ganas. Tras un silencio, un increscendo, y otro silencio, un coro acompaña a la voz de Matthew Healy y entre tanta épica los sintes se adueñan del sonido para que, por desgracia, cuando el clímax está a puntito de llegar, se corte en seco. Podría haber continuado como un tema de M83 y finalmente nos deja con la miel en los labios. Por suerte esa influencia la recuperan en la gloriosa Lostmyhead.
The Weeknd feat. Lana del Rey – Stargirl interlude (Starboy, 2016)
Es todo un detalle que Abel Tesfaye ceda un interludio a su amiga Lana, pero más generoso todavía hubiese sido cederle un tema al completo. Comenzando con un bajo a lo Blue Jeans, la canción de primeras tampoco noquea, pero en el momento en el que ella saca a relucir su amplio abanico de gorgoritos, pero sobre todo cuando se despendola en los agudos, es difícil no terminar rendido. Después, cuando Abel aparece en escena, introduce lo que podría considerarse el estribillo y, ni siquiera dejando tiempo a que termine, un fade nos agua la fiesta. ¡Qué crueldad!
The Radio Dept. – Thieves of state (Running out of love, 2016)
El ambient es, obviamente, un género en sí mismo, y sin emabrgo cuando artistas más pop se lo apropian, nunca suelen explotarlo lo suficiente y lo relegan a interludios. Este es el caso de los suecos, que nos proponen, por el título y el leitmotiv del disco, una crítica al sistema, pero al escucharlo más de uno se verá transportado a algún lugar boscoso, donde la niebla se adueña del paisaje y el misterio flota en el aire. Vamos, como en Twin Peaks, pero con el plus de un insistente teclado que aporta ciertas dosis de inquietud y nerviosismo.
Merely – Ice cube (Uncanny Valley, 2016)
A pesar de un comienzo con la voz de un niño del que parece que le va a seguir un tema hip-hop de su proyecto alternativo, Team Rockit, surge la increíble voz de la sueca para aportar la emoción necesaria para introducir un disco, sí, también muy emocional. A pesar de que cumple su papel a la perfección, resulta inevitable no pensar cómo podría haber derivado si le hubiese dado un poco más de cancha. Al menos el maravilloso tema que le sigue, junto a jj, consigue hacernos olvidar (al menos un poquito) nuestra frustración.
The Fin. – Heat (Through the Deep, 2016)
El EP de estos japoneses fue uno de los más destacados de 2016, y entre las joyas que contenía estaba este corte de poco más de un minuto que también mereció un tratamiento más amplio. Un loop electrónico acompaña lo que parece la introducción de un cuento que nunca llega a desarrollarse. Lo único que nos queda para resarcirnos es una remezcla de los ingleses Ten Fé, más guitarrera, manteniendo el halo psicodélico y con las voces ralentizadas. Algo es algo.
Lana del Rey – Burnt norton (Honeymoon, 2015)
Sí, ya os habréis dado cuenta, pero varios ejemplos de esta lista abogan por un sonido muy distinto al que sus artistas normalmente explotan. Quizás sea su vía de escape pasajera, sin arriesgar en exceso, no sea que los fans de enfaden. Este ejemplo también sigue este modelo, y a pesar de que muchos dirán que Lana solo habla, bien podría servir de introducción para una canción que mantuviese esa atractiva producción ambiental (sí, de nuevo este concepto). Lana, si innovas, ¡no nos dejes a medias!
Tinashe – Deep in the night (interlude) – (Aquarius, 2014)
En este caso estamos ante una parte de una grabación antigua donde ella, siendo solo una niña, interpretó (y también compuso) esta canción con tanto potencial. Una opción era incluir la grabación en su totalidad, pero la más atractiva se basaba en reformularla intentando mantener la inocencia que desprende la pieza original, y, para contextualizarla, quizás dejar este interludio antes de la canción. O que el corte comience con el original y derive en la nueva. Tantas posibilidades y tan poco aprovechadas.