Top: Björk, del peor al mejor primer single
A pesar de su naturaliza alternativa, Björk siempre ha otorgado una importancia inusitada a los singles, acompañándolos de elaborados vídeos y, antaño, preciosas ediciones físicas. En su discografía podemos encontrar álbumes que han contado con hasta seis singles, cifra que la mayoría de artistas, ni siquiera comerciales, llegan si quiera a oler. Por ello, como sucede con cualquier largo de una Britney o una Kylie, el primer single supone una importante carta de presentación para sus discos y, a diferencia de otros artistas, siempre representan la esencia del mismo. Se obvia por su reciente lanzamiento The gate, el primer tema que conocemos de Utopia, el próximo lanzamiento de la islandesa que estará disponible en noviembre.
9. Crystalline (Biophillia, 2011)
Considerado posiblemente como su disco menos inspirado, no es de extrañar que su primer single esté a la cola de la lista. A pesar de todo se trata de una buena canción que gracias a su estribillo medianamente pop no resultaba tan indigesta como el resto de sus hermanas. La cosa ganaba enteros con el vídeo de Michel Gondry que, sin llegarle a la suela a otros clips junto la artista, suponía un feliz reencuentro entre ambos, lo que siempre es una buena noticia.
¿Mejor elección como primer single?: no había mucho dónde elegir, así que sí.
8. It’s in our hands (Greatest Hits, 2002)
Siendo la original del recopilatorio mucho más digerible que la del vídeo, se trata de un tema con una Björk quizás en piloto automático, muy Vespertine, publicado solo un año antes (posiblemente se tratase de un descarte), sin nada realmente rompedor, pero ciertamente agradable de escuchar y que tampoco desentonaba junto a sus grandes clásicos.
¿Mejor elección como primer single?: la única.
7. Oceania (Medulla, 2004)
En una época donde aún se publicaban singles físicos, este no tuvo esa suerte, y sí Who is it. A pesar de todo, fue elegido como adelanto oficial, con un vídeo muy oceánico, obvio, incluido. A pesar de ser presentado en directo durante la ceremonia de inauguración de las olimpiadas de 2004, la canción no destacaba por su carácter «bigger than life» como otras de la artista, lo que hubiese resultado necesario en esa tesitura, y se quedaba ligeramente a medio gas. Fuera de ese contexto, un muy buen tema.
¿Mejor elección como primer single?: un disco centrado en voces tampoco aboga demasiado a la comercialidad, aunque quizás Who is it, un tanto r’n’b y bastante pop en su melodía, hubiese ayudado más.
6. Earth intruders (Volta, 2007)
La co-producción recayó en un Timbaland en su pico de popularidad, que, aunque resultase sorprendente, casaba a la perfección dentro del estilo de la islandesa. Tampoco es que melódicamente noquee, pero el loco diseño de sonido, con buenas dosis de africanismo, se antojaba ciertamente adictivo.
¿Mejor elección como primer single?: quizás para seguir la estela preciosista de otros álbumes, The full flame of desire junto a, en aquel momento, Antony Hegarty podría haber sido mejor opción, pero también es cierto que no escenificaba de manera tan clara la entidad del álbum.
5. Lionsong (Vulnicura, 2015)
Hay que aclarar que la estrategia comercial de este disco supuso un absoluto caos desde la filtración del mismo hasta el estreno del último vídeo apenas hace tres meses. Pero bueno, el primer clip recayó en esta joyita que hay que considerar como presentación a pesar de que ya todos los interesados habíamos escuchado el álbum hasta la saciedad.
¿Mejor elección como primer single?: plasmaba el espíritu del disco, tanto de manera sonora como temática (la relación con su exmarido) y además mostraba a una Björk que miraba hacia su pasado en el plano estilístico. También hay que decir que Stonemilker habría sido una brillante alternativa.
4. Hidden place (Vespertine, 2001)
La Björk más preciosista volvía en forma de primer single, esta vez vez apoyada por elevados coros de su estribillo, que potenciaban el calado emocional de la canción hasta el infinito, y que también le otorgaban cierto aire a world music, conformando uno de sus adelantos más accesibles.
¿Mejor elección como primer single?: es, sin duda, el que más potencial comercial tenía, además de plasmar el carácter intimista del disco.
3. Human behaviour (Debut, 1993)
Una canción pop, sí, pero ciertamente raruna, y más para presentar ya no solo un disco, sino una carrera en solitario. Ese bajo tan turbio como intrincado eludía imágenes casi pesadillescas, como el genial vídeo de Gondry que por lo visto estampaba sus fantasías de niña (la melodía la escribió durante esa tierna, o no tan tierna, etapa).
¿Mejor elección como primer single?: ha sido el tema del disco que más ha quedado para la posteridad. Y algunos preferirán Big time sensuality, pero al fin y el cabo la edición single era una remezcla y no representaba el sonido del disco.
2. Joga (Homogenic, 1997)
El single más bello de su carrera, con bien de lustrosas cuerdas que a partir de la segunda mitad se combinan con agresivos arreglos electrónicos en un maravilloso contraste. Además goza de una magnífica melodía donde casi destaca más el puente que el estribillo. Y una vez más Gondry, con sus paisajes trucados, aporta todavía más esplendor a la canción.
¿Mejor elección como primer single?: Bachelorette o la remezcla de All is full of love tampoco hubiesen desentonado (o Pluto si lo que quería era levantar ampollas), pero esta saca un buen trecho a ambas en Spotify, así que parece que sí, fue la mejor decisión. Y además, como sucedió durante toda su etapa noventera, el primer single no tenía porque ser el más relevante, y todos conformaban una estrategia comercial (¿involuntaria?) envidiable.
1. Army of me (Post, 1995)
Centrada en la caótica vida de su hermano, a la que básicamente le espeta que espabile de una vez, la canción es una de las más exitosas de su carrera, y hay motivos. Un estribillo pegadizo, una Björk desatada en su interpretación, la producción industrial y una línea de base contundente hacen el resto. Y el surrealista vídeo de Gondry completa la escena.
¿Mejor elección como primer single?: sí y no, porque la canción es enorme, pero Hyperballad se erige como una obra maestra. A pesar de ello si es la más escuchada en Spotify con holgada diferencia, por algo será.