5 motivos por los que la vuelta de Friendly Fires es necesaria

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Desde hace un par de semanas la actividad en redes de la banda inglesa Friendly Fires ha pasado de cero a cien, lo que da a entender que seis años después de Pala parece que su regreso es por fin una realidad. Por ahora solo habían confirmado la celebración de un concierto en Londres, pero hoy han subido un comunicado en Facebook donde confirman que están trabajando en nueva música. Por ahora se desconocen más detalles, pero crucemos los dedos para que no se hagan de rogar en exceso, porque su regreso se antoja casi imprescindible a día de hoy por varios motivos.

Que pongan orden entre tanto tropicalismo de mercadillo

La moda tropical no cesa, y aunque hay buenos productos, no es menos cierto que debido al exceso de producciones de este tipo y el ansia desmedida de copar las listas, una buena parte pecan de repetitivas y vulgares. Obviamente los ingleses no juegan en la liga house o pop comercial, que es donde se concentran la mayoría de canciones de corte tropical, pero sí en la bailable, y desde sus primeros pasos siempre demostraron muy buen gusto en su dance-punk de aires tropicales. Y si estas influencias no se han quedado en el camino, se agradecerá la vuelta de su estilizado y fresco tropicalismo y la manera en que mentalmente nos transportaban hacia la más bella playa de arenas blancas.

Que el indie nos haga bailar de nuevo

¿Soy yo o últimamente el indie no está muy por la labor de embelesar a la pista de baile? Salvo que se trate de una propuesta claramente electrónica, todos deben estar haciéndose mayores y teniendo hijos como si no hubiese un mañana, porque si no no me explico. Y a pesar de que todavía resulte arriesgado afirmarlo al 100%, y de que ya sean unos treinteañeros, huele a que Ed Macfarlane y compañía van a satisfacer nuestras apetencias bailongas, aunque solo sea por la explosión de color entre la oscuridad de la foto promocional: con tal estampa es imposible imaginarse sonando de fondo un medio tiempo aburguesado.

Revivir un poquito a la generación NME, que falta le hace

La mayoría de la bandas que nacieron en la primera década del siglo bajo el amparo de la mítica publicación inglesa viven de las rentas, y sus nuevos lanzamientos se limitan a cubrir el expediente, sirviendo de excusa para girar e interpretar las mismas canciones de siempre. Quién sabe que pasará con el trío, pero rezamos para que su regreso esté a la altura de su pasado y den un poco de brillo a la mortecina generación, a pesar de que es posible que el público pase de su nuevo material y en sus directos solamente coree sus antiguos éxitos (no siempre es culpa de la banda la falta de apertura de miras de muchos de sus fans).

Todos los géneros, orientaciones y razas se unen a su fiesta

Una banda masculina de dance-punk bajo el auspicio de NME se asocia irremediablemente a un público masculino y heterosexual. Sí, es un poco cliché, pero como en todos los clichés, también hay mucho de verdad. Sin embargo el trío siempre optó por una imagen, estilo y sonido más ambiguo, o quizás simplemente más universal: desde el propio Ed y su maravillosa «pluma», a que los sintetizadores gocen del mismo peso que las guitarras, pasando por el halo descaradamente petardo de ciertas canciones, o letras que no caen en los tópicos amorosos heteronormativos, como la de Paris, donde se desmonta la típica relación chico-chica y en la cual además dejaron que las voces femeninas de Au Revoir Simone la reinterpretasen en la remezcla de Aeroplane. Nunca transpiraron ese infecto machirulismo de otras bandas coetáneas, y en los tiempos que corren, esa actitud resulta más necesaria que nunca. Ya lo dicen en su comunicado: «We’ve always been proud that our fans seem to reflect the core ideals we built the band around – open, inclusive people who came to our shows to have a good time and celebrate».

Honestidad y amor hacia la música ante todo

Si hay algo que siempre transmitieron a través de su obra fue una vitalidad inusitada que demostraba que adoraban hacia lo que hacían, sin piloto automático. Y por supuesto que no valía cualquier cosa. Lo han dejado patente una vez más en el mencionado comunicado, donde han confesado que la creatividad no siempre te golpea cuando lo necesitas y por ello se apartaron del estudio durante este tiempo. Otros habrían intentado cubrir el cupo de disco cada equis año publicando absolutos desastres. Ellos optaron por esperar, a pesar del riesgo comercial que conlleva no publicar nada en seis años (siete posiblemente, para cuando salga el disco). Eso se merece un sonoro aplauso.

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