The Pains of Being Pure at Heart y Apartamentos Acapulco en Joy Eslava, Madrid

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Ahora que Kip Berman se ha quedado solo al frente de The Pains of Being Pure at Heart, para girar ha reclutado a una serie de chavales que, como comentó un amigo, parecen sus alumnos o becarios. Y claro, con la sala llena de treinteañeros es probable que algunos nos sintiésemos algo descolocados ante una banda con la que llevamos creciendo durante diez años, pero que ahora la forman chavales. Quizás sea su apuesta para seguir trasmitiendo ese aura juvenil y de nostalgia tan inherente a la esencia de la banda, cuando la mayoría de sus fans ya hemos abandonado los años mozos. Esos fans que, a pesar de que nunca llenan sus conciertos, siempre generan suficiente aforo para que el grupo siempre vuelva de gira por nuestros país (es una de las bandas internacionales más presentes en los escenarios de España), de nuevo de la mano de Houston Party y esta vez dentro de su ciclo American Autumn.

Muy puntuales, incluso unos minutos antes de la hora, la primera canción, My only, que también abre su último disco, The Echo of Pleasure (próxima reseña a la vista), es encantadora en estudio, pero en directo pecaba de blanda. Algo que se extendió en la primera estrofa de Heart in your heartbreak de Belong, que incluso de primeras me costó reconocer, y eso que es de mis favoritas. Sin embargo tras el estribillo se alinearon los astros y el disfrute y la emoción estuvieron garantizados durante casi todo el concierto. The body, del mismo disco, para mí el mejor de su carrera (sí, mejor que su debut), siguió la misma línea nostálgica de aquel. Luego vino Anymore, que suena ya a clásico con ese riff pone los pelos de punta, demostrando que su cuarto disco también goza de excelentes temas.

Pero los fans son muy del primer disco, porque ya se sabe lo que le cuesta a muchos ir más allá de un debut (o del disco que les da a conocer), y le tocó el turno a Come Saturday y A teenager in love, que siguen tan frescas y lozanas como el primer día. Una correcta Falling apart so slow y la pizpireta When I dance with you son buen relleno, pero entre medias está la preciosista Higher than the stars poco tienen que hacer. De Days of Abandon no se olvidaron, y Until the Sun explodes (o Just like heaven 2.0) y Eurydice dejaron claro que, a pesar de lo denostado que está, el álbum puede presumir de buenos exponentes. En este último tema, por cierto, Kip podría haberle dejado lucirse en el subidón final a la teclista que, vale, no es Jen Goma, la intérprete original, pero hacía bien su trabajo.

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Después de una Everything with you por la que no pasa el tiempo, con uno de los riffs más maravillosos, y esa Belong siempre tan deudora de Smashing Pumpkins, le llegó el turno a un bis donde Kip resurgió en solitario para interpretar un tema que, sinceramente, desconozco (ni en el setlist aparecía, así que si alguien la conoce, ¡que lo diga!). Posiblemente se trate de una versión (en la gira han caído de Suede o Lorde), pero sea el origen que sea, el líder la banda dejó patente que él solo se las apaña perfectamente y que además sabe interpretar de manera ¿masculina?, más allá de su típico tono lánguido.

Sin embargo sabemos que de tipo duro tiene poco, y se muestra de lo más adorable y agradecido durante todo el concierto, además de salir escopetado tras finiquitarlo y acercase a la mesa de merchandising para firmar discos. También se vislumbró su gratitud al público con un regalo final; y es que, tras la consabida This love is fucking right, sus «becarios» se estaban dando el piro cuando él les dijo que tocarían una más, honor que recayó en la canción que les dio nombre. Eso sí que es regodearse en el pasado, pero qué gustazo. Porque, superen o no la nostalgia, Kip y su banda saben rendir pleitesía en directo a una de las colecciones de canciones indie-rock/pop más impresionantes de la última década. Que no tarden mucho en regresar.

Por supuesto no hay que olvidarse de Apartamentos Acapulco, a los que por cierto Kip mencionó dos veces en su agradecimientos, y que no parecen unos recién llegados (debutaron en 2015). Mucho más expansivos en directo que en estudio, por momentos podían recordar a unos los Nadadora más ensoñadores. También había hueco para el noise y cierto toque a Los Planetas en algún que otro tema, pero por lo general invitaban a flotar con ellos. Aunque duela, a veces los teloneros son simplemente una manera agradable de pasar el tiempo hasta que llega el plato fuerte, pero ellos sonaron tan sublimes que hasta me planteé si no se comerían con patatas a The Pains (pero por suerte ellos también estaban en estado de gracia). Creo que los agradecimientos de Kip no se basaron en una actitud de pura cortesía, sino que imagino que siempre será más agradecido que el talento te acompañe de gira, incluso aunque corras el peligro de que te eclipsen.

Ambas bandas siguen girando juntas esta semana: día 18 en el Lemon Rock de Granada, día 19 en La Rambleta de Valencia, día 20 en la sala Bikini de Barcelona y día 21 en el Escenario Santander.

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fotos: Bea Tejedor (The Pains, 1, 2, 6, 7, 8, 9 / Apartamentos Acapulco, 3, 4, 5)


The The Pains of Being Pure at Heart – The Echo of Pleaure

Que la banda se haya quedado solo Kip ha influido mucho en la recepción de los dos últimos discos, que no llegan al debut de los dos primeros. Y sin embargo parte del encanto original se mantiene en este último, aunque con cierto poso de añoranza de lo que un día fue. El álbum comienza con My only, tan moñas como preciosa, y que anticipa que la escucha, más allá de los prejuicios, merece la pena.

Continúa con Anymore, con un inspirándísimo riff de guitarra con reminiscencias a Dinosaur Jr. y demás fauna rock alternativa de los noventa, mientras que The garret sigue por una línea similar, pero con un poso más ochentero, quizás como unos Tears For Fears más rockeros. Luego viene la pizpireta When I dance with you, inofensiva, pero maja. La segunda parte pierde algo de fuelle, pero la emotividad de The cure for death y la desnudez honesta de Stay se ganan más de un aplauso. Y es que honestidad en general es lo que menos se ha perdido, y se agradece.

Puntuación: 7

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