Perfume Genius en Joy Eslava, Madrid

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Con Perfume Genius me pasó un poco lo mismo que con Father John Misty recientemente: esperaba más actitud de diva de lo que finalmente recibí. Culpa mía, quizás, porque Mike Hadreas será muy posturitas sobre el escenario, pero en realidad solo hay que echar un ojo a sus entrevistas para darse cuenta de que se trata de un chico normal, incluso tímido fuera de sus sensuales contoneos. Algo que por ejemplo sucedió en Alan, el tema dedicado a su novio, el teclista, arruinado por el insoportable carraspeo de un altavoz, y por el cual cortó en seco la canción, y se quedó en silencio mientras un técnico arreglaba el problema, en vez soltar algún chascarrillo o similar.

Cuando más adelante volvimos a sufrir este mismo error técnico ya sí que se preguntó si ese desagradable sonido salía de su interior, lo que provocó más de una risa. No hace falta que sea monologuista, pero en momentos como esos hay que saber mantener el ritmo del concierto. Tampoco me convenció la manera en que terminaba algunas canciones, de sopetón, sin explayarse en ellas, como si su único objetivo fuese el de pasar a la siguiente, algo que además sucedía en las más intimistas, que a pesar de ello supusieron los «highlights» de la velada.

Puede ser porque estas secciones a piano, tocadas sobre todo en el bis, se acerquen más a su verdadero yo que mamarrachadas (en el mejor de los sentidos) como Queen, aunque no hay duda de que estas también las interpreta con gracia y salero. Posiblemente el bis podría haber sido el mejor momento de la noche sin aquellas pifias en el sonido, pero al menos su interpretación de Learning junto a Alan fue enternecedora. Y hablando del sonido, quizás no fue el más depurado, y a veces los importantes bajos de sus canciones ahogaban su angelical voz. Una voz, por cierto, siempre a la altura, aunque en Die 4 you no llegue a acercase al fabuloso falsete de George Michael (la canción suena a balada de este 100%), y a pesar de todo fue uno de los cúlmenes de la noche por su derroche de emoción.

De su último disco No Shape, que tocó casi en su totalidad, tampoco se quedaron atrás Wreath, con ese final a gritos que a mí personalmente me recuerda al de Dreams de The Cramberries, y por supuesto la enorme Slip away. Destacó la presencia de cuatro temas de su segundo disco Put Your Back N 2 It (donde brilló Hood), los mismos que de Too Bright, cuando este es posiblemente su disco más popular. Del debut, aparte del tema a piano con su pareja, solo interpretó Mr. Peterson, pero por lo general hay que alabar un buen equilibrio de canciones. Así, la experiencia, a pesar de varios peros (y no siempre culpa de él), es única, porque él también lo es, y eso no se pierde del estudio al directo.

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