Especial reseñas: la electronica nacional más puntera en 10 discos y EPs

kindata

Como solemos hacer de un tiempo a esta parte, ya tocaba un especial de lo más destacado de la electrónica nacional durante este 2017. Nombres más asentados, otros menos, pero por lo general perfectos desconocidos para ese tipo de público amante de la electrónica que no ve más allá de nuestras fronteras. Y es que aquí, por supuesto, hay calidad para dar y tomar. Podéis serviros.

Future Ark – Joy

Tras Wide Alive, el nuevo proyecto del finlandés afincado en Sevilla Tero Heikkinen sigue los parámetros de la electrónica más luminosa y positiva, entre el IDM y el downtempo, pero esta vez de manera más pulida y evocadora. Los dos primeros facilitan este proceso de evocación: en Pacific highway es fácil embarcarse en un viaje casi místico a través de una autopista imaginaria; y Theme Park, con arreglos juguetones y divertidos, remite a un divertido día a pleno sol en la feria más cercana. Sequence, a pesar de cierta agresividad, no se aleja de la luz (aunque la remezcla, un poquito), y Bomb of roses es toda una descarga de buen rollo con un puntito «bigger than life». Si el título del EP simplemente significa «alegría», por algo será.

Puntuación: 7,8

Fernando Lagreca – Imperfections Aside / A Thousand Years

El uruguayo residente en Barcelona no es de los que se quedan con los brazos cruzados y este 2017 ha publicado una serie de dos EPs que están conectados, además de un tercero, Orchidea, que en este caso no tiene nada que ver con estos y está más focalizado hacia el baile. De nuevo apuesta por sonoridades entre analógicas y digitales, y una vez más se sitúa entre la pista de baile, en temas como Someone e Imperfections aside, y lo ambiental, como en End of file y God is a pad, esta faceta más interesante quizás por lo sugerente de su sonido. También hay espacio para temas que navegan entre ambos mares, como en World, que podría remitir a una civilización futura, o Twisted pictures y su misteriosa e intrincada atmósfera. Juntos conforman lo que se podría considerar un álbum lo suficientemente sólido para encandilar a los amantes de la electrónica con miga.

Puntuación: 7,2

Kindata – Divine Service

También de Tero Heikkinen es este proyecto junto a Berni Ruiz, donde esta vez las voces y el elemento pop gozan de mayor peso. Se podría calificar con el, para algunos, caduco término de indietrónica, aunque ellos prefieren catalogarlo como misa electrónica. La portada y los diferentes títulos no dejan duda alguna sobre esta idea, y resulta complicado no querer formar parte de su credo. Shine es puro buen rollo, porque a todos nos gusta brillar, pero después toca arrepentirse de los pecados y Confess sirve para ello vía electro-folk, mientras que Preach es claramente la penitencia. Tras superar este proceso, toca la subida a los cielos con Elevate I, que remite a los Animal Collective más cósmicos, y Elevate II, que cierra a modo ambient en un número que emociona sin remisión.

Puntuación: 7,5

Sau Poler, Pedro Vian – Drawn by Sea

Dos de las figuras más importantes de la escena electrónica catalana han unido fuerzas en un EP que ellos han calificado como mediterranean braindance. Poler aporta la vena más bailable, Vian la mediterranea, y ambos el cerebro, porque como exponente del inteligent dance music va sobrado. El afortunado que lo disfrute es probable que mentalmente se autotransporte a una cala rodeada de rocas, casi oculta, en plena noche, con la luna llena como única luz, y únicamente rodeado de la cantidad de gente justa y necesaria. Y bailando, claro, pero también soñando, porque hay un elemento onírico que invita a cerrar los ojos mientras el ritmo se hace con el control del cuerpo. Cuatro cortes que muchos querrían que durasen eternamente. Y con razón.

Puntuación: 8

Alexanderplatz – Contrarreforma

De la cenizas de Klaus & Kinski ha nacido este proyecto de Alejandro Martínez donde tira de lo analógico para un EP donde podemos encontrar un poco de todo, pero este todo muy bien hilado. Podrías haberte quedado quieto es puto motorik donde la melodía pop cuenta con una importancia presencia, haciendo gala de un estribillo adictivo que embelesa desde la primera toma de contacto. Es la influencia de los sintes estilo Vangelis la que capta la atención en Bucle, aunque después el sonido es más guitarrero en un tema tan bonito como melancólico. La primera parte de Si no lo paso mal no me lo paso bien se podría catalogar como synth instrumental, mientras que la segunda comienza estilo post-rock, muy Explosions in the sky, y termina de nuevo muy synth con un puntito glitch.

Puntuación: 8

Ed is dead – Your Last 48 Hours

A diferencia del más hedonista Change, este último largo de Edu Ostos no ha contado con singles porque quería respetar la naturaleza conceptual del mismo. En él se relatan lo que haría en sus últimos dos días de vida, transmitiendo la sensación de urgencia necesaria para que la inmersión sea completa. En el plano formal el baile se ha quedado en un segundo plano (salvo en Drive fast), además de incluir una buena ristra de guitarras en muchos de los temas (Kidnap a politician, Rob a bank), y explorando otros géneros como el trip-hop (Get drunk). Durante esta epopeya vital seremos testigos de todo tipo de giros sonoros que en más de una ocasión descolocan, unas veces para bien, otras no tanto. Sin embargo, si llevásemos a cabo este alocado plan, posiblemente la mitad de la lista no saldría como nosotros querríamos y tocaría pegar más de un volantazo, ¿verdad?

Puntuación: 6,5

Piek – Despertar

A pesar del ambient sintético que abre el debut en largo del pamplonica, la primera mitad desprende una esencia claramente negroide. A través de su firma electrónica fluyen el vigoroso hip-hop de The Son with the father’s gun y F.R.E.E., el sensual r’n’b de Breathe, y That’s me trippin, que recuerda cuando Sting se pone más black. Después surge la electrónica más pura, y en este caso IDM en el tema titular, o una épica Sous les étoiles, que es pura vida. También destaca un I saw you que remite a unos Mazzy Star pasados por un turmix sintético (lo justo) y el emotivo in crescendo de Avalanche. Quizás el corte dos no pegue ni con cola con el diez, por ejemplo, y haberlo dividirlo en dos EPs hubiese sido la mejor opción. Pero por otra parte el álbum está trufado de grandes temas, así que lo comido por lo servido.

Puntuación: 7,2

Bflecha – Kwalia

Tras un debut esplendoroso, la gallega Belén Díaz ha vuelto este año con una continuación que expande los aciertos de este, explotando todavía más las bases trap en la mayoría de sus canciones. Como muestra la portada, la paleta de sonidos del disco supone toda una fiesta de colores que acompañan a la perfección a la celebración de esa idea de escapismo y liberación que acompaña a buena parte de la lírica. Y aunque se eche en falta algún club banger, hay mucho hit como Apnea, Rutas circulares, Zigurta o Sinfín. Simplificándolo, se trata de un largo muy pop y digerible, pero a su vez apuesta por la experimentación sonora más refrescante gracias a una barroca y elaborada producción (a cargo de ella misma), que le hace sobresalir respecto a otras propuestas pop, convirtiéndole en un producto excepcional en el sentido más literal de la palabra.

Puntuación: 7,8

Raul Santos – Ex

Habiendo formado parte de los primeros Los Planetas, Mercromina o Najwa, nadie puede poner en duda que Santos puede presumir de un currículum de impresión, pero en realidad tampoco se ve reflejado muy claramente en su nueva obra instrumental. Un disco que va por libre, conformado de pequeñas piezas donde se explaya en todo tipo de sonidos, tanto electrónicos como orgánicos, y a través de diferentes estilos (hay bastante referencias hiphoperas). Está claro que se trata de una propuesta que no está hecha para todos los paladares, llena de contrastes, por lo que no sería de extrañar que adorases equis tema y el siguiente os enervase lo más grande. Sin embargo estamos ante una experiencia única y muy recomendable repleta de microuniversos, cada uno con su personalidad propia.

Puntuación: 7

Digital 21 + Stefan Olsdal – Inside

Miguel Ángel Mora vuelve a la actualidad musical junto al guitarrista de Placebo en un experimento ciertamente bailable, con bien de chunda-chunda y una producción por lo general bastante contundente. Ahí están hits incontestabes como Spaces o Toit et moi, donde el componente melódico y las voces gozan de gran presencia, o War, esta vez instrumental y con importante papel para las cuerdas. Porque la presencia de instrumentos reales forma parte del ADN del proyecto, y tras su faceta bailable hay varias versiones de esta donde la electrónica casi se esfuma, como en War, ahora con la voz de cuushe, y Spaces, muy «björkiana», o Rusty nails, esta en una única versión. La cara a y la cara b de un álbum que, a pesar de tal disparidad, no desprende una sangrante sensación de incoherencia.

Puntuación: 8

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