10 canciones de 2017 que no queremos volver a escuchar jamás
Cada año hay unas cuantas canciones que ansiamos dejar en el olvido por diversos motivos. Muchos de ellos personales, pero uno muy objetivo: el machaque absoluto. No importa que te halles en un pequeño bar de una isla perdida de Indonesia, que ahí también sonará. Incluso aunque no te suelas mover por zonas de pachanga, reguetón y demás, más de una vez y de dos te las habrás comido por activa o por pasiva. Y claro, además hablamos de por lo general temas que tienen algo enervante en su melodía, producción, letra o interpretación. Y claro, luego te acuerdas de grandes canciones que debieron haber triunfado, y es para echarse a llorar. Aunque pensándolo detenidamente, casi mejor que no se llevaran el gato al agua y no hayamos terminado de ellas hasta el gorro.
Ed Sheeran – Shape of you
En realidad estamos ante una canción bastante minimalista a nivel de producción y tampoco es que moleste demasiado por sí misma. Él tampoco molesta de la manera habitual, pero su actitud y estilo se antojan tan anodinos que no es raro que la pereza se adueñe del que la escuche y que esa pereza derive en odio. Y el estribillo es muy vago y poco llamativo. También hay que añadir, a modo de prejuicio personal, que asocio a la mayoría de sus oyentes españoles con cuñados votantes de Ciudadanos, y me entran los siete males.
The Chainsmokers, Coldplay – Something just like this
El cuñadismo impera, y la Martin y los suyos son líderes entre ellos. Sin embargo de vez en cuando se siguen sacando buenos temas de la manga que se desmarcan de su consabido patrón de himno buenrollista (el último All I can think about is you, a pesar de la pereza del título). Este sin duda no es uno de ellos, ya que además «presume» de un horrible un estribillo instrumental 100% del dúo estadounidense (al menos ya tienen seña de identidad propia, aunque sea fatal). Y si añadimos el rollito estético chupiguay del niño disfrazado de superhéroe que todo lo puede, harakiri para todos.
C. Tangana – Mala mujer
Sí, entró entre nuestras mejores canciones de 2017, lo que no quiere decir que algunos no gritemos a los cuatro vientos «¡basta!». Puchito ha sido una de las sorpresas de este año para el público comercial y eso ha implicado que muchos seguidores, ante tal nivel de explotación, se hayan bajado del carro. En este sentido tampoco ha ayudado que el tema opte más por el pop latino que por el trap (aunque él se empeñe a decir que siempre ha hecho pop; trap pop, o como le quieras llamar, a lo sumo). Por lo que más de uno, aunque sea por traición, no querrá saber nada más de ella.
Shakira – Me enamoré
En este caso fue a la primera escucha cuando decidimos no volver a ella jamás. Quizás si la afrontas como una parodia del latineo y de la típica temática amorosa, tiene un pase. Porque aquella portada no pudo ir en serio, ¿verdad? O la rima entre «ojito» y «mojito», que ni Mecano con la de No hay marcha en Nueva York. Y la producción se erige como un auténtico despropósito. La cosa es que su último disco, sin sobresalir entre su discografía, contenía temas bastante más inspirados. Menos mal que su carrera está trufada de canciones que hace que le perdonemos cualquier mamarrachada. Pero nunca más, Shaki, nunca más.
Lus Fonsi, Daddy Yanke feat. Justin Bieber – Despacito
Hay que admitir que ya por su intrincada estructura, que va más allá del concepto pop de «estrofa+estribillo+misma estrofa+mismo estribillo», merece una ovación. Pero claro, sí la pinchan hasta en el rincón más recóndito del mundo, normal que la ira se apodere de ti (sí, la anécdota de Indonesia en el párrafo de introducción, la viví en mis carnes). Porque el problema es que ya la escuchamos hasta la saciedad en invierno y primavera, y cuando llegó la versión de Bieber la explotación se alargó hasta casi finales de año. Y claro, somos humanos y tenemos un límite.
Jason Derulo feat. Nicki Minaj & Ty Dolla $ign – Swalla
Derulo se ha convertido en low cost de los artistas pop masculinos, pero hay que reconocerle que desde hace casi una década nos ha ido colando un montón de éxitos. Algunos, bien, como Whatcha say, It girl o Want to want me, y otros tan irritantes como Trumpets, Talk dirty o Wiggle (que básicamente eran la misma canción). Su hit de este año se sitúa entre los segundos, claro, y aunque el infeccioso ritmo tiene un pase, su estridencia es de las que machaca tu cerebro hasta relegarlo a un mero conjunto de neuronas inconexas. Y ni si quiera el rap de la Minaj consigue levantarla.
Becky G, Bad Bunny – Mayores
La polémica de ser censurada en prime time dio alas a su supuesto halo feminista. Que una mujer exprese sus deseos sexuales es maravilloso, pero si una canción está compuesta solo por hombres, la cosa se tambalea. Sí, puede resultar todavía más machista pensar que ella se ha visto «obligada» a cantarla y que no tiene ningún tipo de control sobre su carrera. Pero claro, en un panorama tan desalentador donde el machismo campa a sus anchas, no es fácil opinar lo contrario. Y por lo general su letra fomenta el estereotipo más pasivo de la mujer. Aparte, a la melodía le falta chispa. Despacito, por ejemplo, se la come con patatas.
Kygo feat. Selena Gomez – It ain’t me
Me fasidia admitirlo, pero me gusta esta canción, y hasta me siento algo culpable por ello, sobre todo porque me inspira bastante más que Fetish y Bad liar (que también me encantan y además destacan por ser bastante rompedoras dentro del pop comercial). Y es que aunque comienza muy bien con la sección acústica, y el estribillo no cae en el cliché instrumental de cuatro notas de este tipo de productores, el preestribillo estilo Avicii, que también ha explotado Marshmello en Wolves, parece de canción iglesia. Y en el estribillo final no podía faltar la consabida sección instrumental, sin la voz de ella, que ya suena a parodia de sí mismo.
Maroon 5 feat. Kendrick Lamar – Don’t wanna know
El tema se publicó en octubre de 2016, pero su éxito se extendió hasta bien entrado 2017 (y por supuesto, como siempre, a España llegó más tarde). No se sabe que pinta Kendrick en este embolado, pero ni él puede salvar este bodrio (y si no has visto el vídeo con todos ellos disfrazados de simpáticos animales, te lo puedes ahorrar). Lo peor sin duda es un estribillo de los que riman de manera paupérrima varias palabras casi idénticas y que además las repiten incesantemente. Por si no es lo suficientemente pegadizo, claro. Y la producción está sustentada en la cansina moda tropical, que en su caso suena muy poco forzado (modo ironía on).
Imagine Dragons – Believer
Sí, Thunder resulta más exasperante, pero goza de cierto encanto, sin embargo esta, que exuda ese rollito machirulo, también en el vídeo, huele desde el minuto uno. Y mira que a la banda se le pasan muchas porque al final, no se sabe cómo, te acaban comprando, aunque haya momentos de auténtica vergüenza ajena en su discografía (todavía me sonrojo con la inspiración de Radioactive). El «believer» del estribillo o el rapeo a medio gas de la estrofa son de los que quitan años, y por lo general ese tono épico-contundente para reafirmarse entre su público hetero es de risa. Porque sí, todavía están los que les consideran una banda de rock. De risa.