Por qué la nueva etapa de Justin Timberlake da tanta pereza

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Uno de los regresos del año, al menos en el ámbito comercial, ha sido el de Justin Timberlake, que tras el grandioso The 20/20 Experience (aunque no su desganada segunda parte) se espera otro nuevo gran disco. O se esperaba. Y es que los primeros indicios, noticias y especialmente el primer single, tampoco disparan las ganas de muchos por este nuevo trabajo. Obviamente, para emitir un juicio final, habrá que esperar al lanzamiento del mismo y puede que cuando llegue el momento terminemos rendidos ante él. Pero por ahora, uf.

¿Disco personal? Despropósito a la vista

Cuando una estrella del pop da la tabarra con que su nuevo álbum es el más personal de su carrera, saltan las alarmas. O traiciona la esencia más sagrada del pop comercial, divertir, o el disco es directamente infumable o al final lo de personal se queda en dos o tres canciones. Porque ya se sabe que cualquier mínimo atisbo de conceptualidad no tiene cabida en la carrera de una de estas figuras, por mucho que se empeñen en vender la moto de artistas serios y maduros.

Conservadurismo soporífero

Si además a lo de disco personal le sumas familia y vuelta a las raíces, ni una valeriana, vamos. Y vuelta a las raíces no musicales, sino de su lugar de origen, y además presentado con un vídeo donde le podemos ver en plena la naturaleza salvaje, dejando patente que esa vuelta a los orígenes también es a nivel humano, de conexión con el planeta que nos vio nacer. El título, Man of the Woods, lo dice todo. Y toda la solemnidad que flota sobre él tampoco augura lo mejor. Total, un muermo (por ahora).

Incoherencia desde el minuto uno

Un supuesto disco más serio y conceptual como Witness de Katy Perry resultó que finalmente naranjas de la china, pero al menos el primer single sí que reflejaba la tan cacareada etiqueta de purpose pop. En el caso de Timberlake, después de un trailer con bien de sonidos country, aunque también con ramalazos de modernidad, gracias a Dios, el primer single se ha presentado como un número de funk pop pseudofuturista que podría casar en la era FS/LS, con un vídeo de corte 100% tech. A tomar por saco la coherencia desde el primer instante. Y espérate, porque «estrenará tres videoclips adicionales, cada uno con su estilo y color individual y dirigidos por tres directores distintos». ¿Cada tema será también de su padre y de su madre? Alguno dará en la diana, ¿verdad? Por probar que no sea.

Filthy no da la talla (o eso parece)

Sexyback supuso una apuesta arriesgada en su momento, pero acertó de pleno y resultó ser todo un hit. Filthy podría emparentarse de alguna manera a él, pero en clave más descolocada y poco digerible, y sin madera de hit, claro. Por las primeras ventas no parece que vaya petarlo como aquel. También choca que después de un single tan radiofriendly como Can’t stop the feeling, su mayor éxito jamás publicado, ahora opte por un tema tan áspero (aunque casi mejor, porque el buenrollismo cuñado de este resultaba insufrible). Puede que se convierta en un grower, y sin embargo de primeras no dan ganas de ponerlo en repeat. Además, Jamiroquai ya hizo el pasado año lo mismo: empotrar el funk con Daft Punk o Mr. Oizo. Pero claro, él no goza del tirón de Mr. Timberlake.

El vídeo, tan vacío como bonito

En realidad el clip se podría considera como un fiel reflejo del tema: de primeras parece más espectacular y llamativo de lo que realmente es. Recuerda al reciente Ready for it de Taylor: mucha pasta de por medio, un excelente director a los mandos (aquí, el mítico Mark Romanek), técnicamente intachable, efectos especiales a gogó y, por desgracia, una ausencia casi total de concepto. O plasmado de manera casi imperceprible excepto un interesante giro final al que también se le podría haber sacado más partido. Y lo peor: termina aburriendo.

Su inminente actuación en la Super Bowl ha resucitado viejos fantasmas

Porque éramos jóvenes o quizás demasiado catetos acerca de todo lo que rodea al machismo, cuando ocurrió el desfortunado «pezóngate» y la carrera de Janet se vino abajo, Justin salió indemne. Al menos muchos nos indignamos con la manera en la que la trataron, pero nadie se planteó el papel del ex *NSYNC. La culpa del fallo de vestuario no debía recaer sobre él, obviamente, pero tras lo que supuso para ella, él, hablando pronto y mal, se calló como una puta y siguió a lo suyo. Quizás dentro de unas semanas intente enmendar su error e parte y la invite al escenario o algo por el estilo; lo que no quita que su cobarde comportamiento que en su momento muchos no supimos ver le vaya a perseguir durante toda su vida. Que así sea.

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