Tidal llega oficialmente a España: ¿hay hueco para él?

Por motivos laborales no suelo poder asistir a ruedas de prensa, pero el jueves pasado pude acudir a la de Tidal en España, que ha llegado de manera oficial gracias a su acuerdo con Vodafone, donde se implementará en diferentes tarifas, al estilo HBO. Una breve presentación con un copioso desayuno incluido y de regalo un año gratis de suscripción, además de unos casos valorados en 30 euros. De noche en la discoteca Madrid Retiro organizaron una sesión a cargo de Carlos Jean (que cree que todavía estamos en 2001) y una actuación de Nick Jonas, que, además de por lo arrebatadóramente guapo y sexi (echad un ojo a la foto), también tiene un pequeño puñado de canciones que funcionan. Todo aderezado con comida a tutiplén y barra libre. Vamos, que no me puedo quejar de cómo me trataron. Sin embargo, no por ello voy a dejar de expresar mi opinión sobre todo lo que por ahora le rodea y aconteció, que incluye unos cuantos puntos algo oscuros.

De primeras en la presentación un par de periodistas insistieron al alto cargo de Tidal que estaba allí presente sobre cuál es el número de suscriptores en España, marcándose un descarado manzanas traigo que ni Rafael Hernando. Finalmente, tras un momento de tensión, una chica de la organización aclaró que, debido a la política de la empresa, la cantidad no se ofrece ni aquí ni en ningún país. Spotify tampoco aporta ese dato a nivel local, pero sí mundial, y Tidal ni eso. No es nuevo el rumor de fracaso que rodea al servicio desde su nacimiento, y la falta de información no ayuda a mitigarlo.

Por otra parte, para mí lo mas importante, es que en casi todo el material promocional la presencia de nombres más independientes era casi nula, salvo Rosalía. Y resulta curioso que, si lo venden como la plataforma de streaming donde se tiene en cuenta realmente al artista, ignoren a la mayoría de artistas que conforman el mundillo musical, aunque sus ventas obviamente no alcancen cifras estratosféricas. Parece que Luis Fonsi y demás ídolos latinos gozarán de mayor tirón a la hora de enfocar el servicio, pero la pregunta es: ¿son realmente los fans de la música más comercial tan fans como para escoger una plataforma que va dirigida a los que realmente aman la música? Porque Spotify no supone la competencia en este campo, sino YouTube, y ya se sabe que esta plataforma no se erige como la forma más adecuada a a hora de escuchar música. Pero hace un apaño, claro.

Por supuesto en las imágenes mostradas había muchas más figuras que destacaban, sobre todo de origen anglosajón, que quizás en sus respectivos países cuenten con numerosos fans a muerte que serían capaces de comerse un directo de hora y media de su artista favorito (una de los puntos fuertes de Tidal), como Beyoncé, por ejemplo. En España lo dudo más. Puede que alguien como Bruno Mars, sí, pero ese fanatismo no se traslada de manera acusada a nuestro país. Escuchamos mucha música, sí, pero de manera casi casual. Y de figuras españolas recuerdo que aparecían a Pablo Alborán y del estilo, que sí que cuentan con hardcore fans, pero me sorprendió que no hubiese rastro de bandas de éxito, más cercanas al indie, del estilo Vetusta Morla o Manel. Es como si la imagen que quisiesen mostrar es la más elitista a nivel comercial, y no tuviesen en cuenta al resto del entramado musical, cuando hay un indudable potencial en este ámbito entre indie, digamos, vox pópuli que lidera el line-up de muchos festivales. Es como si la línea de branding de la empresa, al menos en España, la hubiese escogido los profesores de la academia de OT… pero la de 2001.

Por ello prevalece aquel tufillo a elitismo de la presentación oficial de Tidal hace tres años, a la que yo mismo le di cerca en su momento, cuando todas las figuras que se reunieron para firmar el documento eran superestrellas y lo más independiente que había era Arcade Fire. Obviamente resulta comprensible que no vayan a basar toda su imagen, y más si acaban de empezar en nuestro país, en Alborotador Gomasio, La Plata o Apartamentos Acapulco, pero sí tener en cuenta a esta corriente y la más exitosa del indie que, aunque con menos público, sí que resulta más melómana y casa más con el espíritu del servicio. No es fácil, pero se puede alcanzar un término medio que contente a varios targets.

Por supuesto no pongo en duda que todo tipo de artistas, incluidos los independientes, obtengan más beneficios que en Spotify, pero no todo es la pasta y también hay que mimarles y actuar con inteligencia, en consecuencia con un mercado donde la plataforma sueca es la reina y donde el contexto es, a grandes rasgos, como el que ya he comentado. Y en el que además va a ser complicado si quiera arrebatarle un pequeño nicho de mercado a este gigante del streaming. Con el acuerdo con Vodafone quizás lo consigan, pero en la rueda de prensa se aclaró que, salvo con las tarifas Red L  y One L, donde va incluido todo, se tendrá que elegir entre HBO y Tidal y algún otro servicio más si no recuerdo mal. Y ahí es probable que salga perdiendo, porque HBO, por ejemplo, sí que ofrece contenido muy diferente a su mayor competidora, Netflix, mientras que Tidal, salvo que estemos ante un melómano, y exceptuando ciertas exclusivas futuras, no aporta demasiado si hablamos de un usuario medio, que son mayoría.

A pesar de todo está claro que este acuerdo favorece a Tidal y que necesitaba un aterrizaje oficial en nuestro país. Ahora habrá que ver como se desarrollan los acontecimientos a medio plazo (aunque posiblemente seguiremos sin contar con datos de número de usuarios), sobre todo en lo que se refiere a imagen y comunicación. El alto cargo de la compañía que acudió al evento avanzó que se estaban cociendo acuerdos con importantes figuras nacionales. ¿Serán todo Pablos Alboranes y sucedáneos? ¿También escogerán a bandas, que en realidad son muy evidentes, como Love of Lesbian? ¿Aparecerán patrocinando festivales de modernos? ¿Harán algún evento o algo con nombres realmente independientes? El tiempo dirá.

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