La derecha no sabe, no quiere saber o directamente le suda todo un pie
No es nada nuevo que un partido político se agencie sin permiso un tema de un artista o banda y que dé la casualidad que estos no se sientan cómodos con la idea. Algunos porque no quieren implicarse con nada que tenga que ver con política; la mayoría, porque no comparten la ideología de ese partido. Y generalmente suele ser una agrupación de derechas la que hace uso de una canción de un artista o banda más posicionado a la izquierda. El último caso ha sido en España de la mano de VOX, que supuestamente han pegado un subidón e los últimos tiempos (miedo), y que en el mitin de este fin de semana donde llenaron Vistalegre (más miedo todavía), sonó el popular hit No puedo vivir sin ti de Los Ronaldos. A Coque Malla no le ha gustado un pelo, pero en vez de encolerizarse, ha dado una vuelta de tuerca al asunto, como podréis comprobar en su comunicado en Facebook.
A pesar de que muchos la consideran como la típica canción de amor, también estaba bastante extendido, como él explica, la idea de que se trataba sobre la adicción a la cocaína. Finalmente Malla ha declarado que a pesar de ello, en realidad la escribió dedicada a una pareja de dos amigos gays que sufrieron la intolerancia. Según él, eso lo sabía la otra mitad de España, en mi caso, la verdad, lo desconocía (también porque la canción me da bastante igual, he de reconocer). Con toda la ironía del mundo, ha escrito sobre el supuesto apoyo del partido a la comunidad LGTB. Lo que tampoco es incierto del todo, al menos no en un 100%, ya que son de los de «tengo muchos amigos gays», pero la pluma te la metes donde te quepa. Y el tema trans, pues next directamente.
Sin embargo todos dudamos que tuviesen en cuenta ese factor, o incluso el de la cocaína. No les interesa leer entre líneas o enterarse de qué va la película, ellos se quedan con la forma, emocional en este caso, y ya el contenido si eso tal. Es verdad que, y yo me incluyo, la letra suele importar más bien poco, pero si quieres aportar significado a tu discurso, al menos entérate de la pieza que utilizas. Como hace años cuando el Foro de la Familia, en contra del matrimonio homosexual, pinchó en pleno Sol We are the champions de Queen, que, aunque nunca fue declarado de manera oficial por Mercury, al igual que lo ha hecho Malla en esta ocasión, siempre ha sido considerado, en parte, un himno gay, en contraposición de su empleo en el mundo del fútbol. Y ahí estaban, posicionándose en contra, mientras los vitoreaban entre banderitas de España y Rosario. El absurdo total.
La música es un elemento cultural que se utiliza al tuntún, porque muchos los ven simplemente como un mero entretenimiento carente de significado, cuando generalmente suele ser mucho más. En realidad es la misma actitud que con la subida del IVA en los conciertos (¡holi, PSOE, demostrad alguna vez que sois de izquierda y ajustarlo): rebajarla a mero divertimento. Y como tal, los músicos no importan. Porque no pondrían una escena de una peli de Almodóvar, que saben perfectamente que es de izquierdas; sin embargo posiblemente ni sabrían que Coque Malla no es precisamente simpatizante de la ultraderecha. E incluso alguien tan gay como Freddy Mercury, sí, pero lo prefieren ignorar. «Él era mucho más que eso, era un genio». Todo lo que quieras, pero era rematadamente gay, o como poco bisexual.
También está la corriente de que el arte debe de liberarse de las ideologías, pero, como cualquier otro elemento de la naturaleza humana, es intríseco a nosotros. Y lo gracioso es que esa opinión suele venir de personas de derechas, que saben que la mayoría de la cultura proviene de la izquierda. Les incomoda que los artistas se mojen, porque no quieren que su favorito se convierta en un Willy Toledo. Y es que no a todos les apetece pasarse a Taburete. Y sí, tiene que haber arte en general y música en particular cargados de ideas, incluso aunque no se compartan. Por ello, si no es un artista o banda que dé la turra en exceso, estos individuos que niegan la mayor prefieren mirar hacia otro lado y abrazar su obra sin tener en cuenta lo que realmente se quería expresar.
Y no sé si es peor esta actitud o la ignorancia, porque que un tema tan popular como El imprerio contrataca de Los Nikis sea tomado por muchos al pie de la letra, es de traca. Joder, que con 15 años vale que no se pillase la ironía, pero muchos están ya talluditos y siguen entonando el «lololo» como si los Reyes Católicos hubiesen resucitado. Y es que se trata de una canción tan poco sutil, que resulta incomprensible que alguien en su sano juicio se lo tragase como un himno patriota. Pero es que es así, buena parte de la derecha no suele leer entre líneas, porque, y lo repito de nuevo, la música es algo plano y evidente en la que no merece la pena indagar. No se captan las segundas lecturas, no hay interés por saber si las hay. Quizás, unido a, lo que ellos creen, la debilidad del mensaje original, crean que la fuerza de sus ideas cambiará el contenido de la obra, despojarla de su mensaje y contexto original. Porque el artista es un mero instrumento y la canción es un elemento que puede mutar como a ellos se les antoje. O simplemente ni se planteen nada de esto y todos les sude un pie.