Reivindicando… «Hombres» de Eva Santamaría

Me encanta el pop, pero Eurovisión, al menos en la época que me ha tocado vivir, me suele resultar insufrible. Puede haber temas decentes, pero no te llenan, y por supuesto ninguno llega a clásicos atemporales como Waterloo o Eres tú. Además de que la gala es un soberano coñazo. Por ello desde Musikorner nunca hemos dado cancha al festival, a pesar de que un buen temazo de una popstar nos puede dar la vida. Y este año, con la elección de La venda de Miki (y todo el proceso de selección, que ha sido un despropósito), me he reafirmado en mi opinión y dudo que lo vea (bueno, puede que salvo con cinco copas y amigos sí). No es ni caspa divertida, todo lo contrario a la canción que protagoniza este post, Hombres de Eva Santamaría, de la que me he acordado estos días debido a toda la parafernalia alrededor de Eurovisión.

De primeras la producción es horrenda, pero cuál no lo era en los noventa, posiblemente la peor década en este tipo de cuestiones en la música mainstream. Pero como todo lo relacionado con los noventa a día de hoy, pues te gana el encanto casposo. Pero es que la canción en sí misma ya lo era en 1993, y si añadimos la actuación, el caspómetro estalla (los movimientos totalmente desbocados de los bailarines son un auténtico hit visual). Y aquella interpretación entre pop picarón en las estrofas y casi de tonadillera en el puente y estribillo es para mear y no echar gota. Un exceso totalmente disfrutable que acompaña a una melodía, bastante bien rematada, adictiva, pero no tan evidente como podría parecer. Pero si hay algo que llama la atención, y más en el contexto actual, es la letra.

Tal y como está de alterado el hombre hetero últimamente, que ve como supuestamente pierde sus derechos y se convierte en un ciudadano de segunda (¡jajaja!), Hombres es una canción que llega a ser publicada en 2019 y arde Troya. Hace gala de frases como «que han confundido macho con machista» y no para de cagarse en sus muertos, tildándoles de egoístas, vanidosos, desordenados y demás calificativos hasta más de la mitad de la canción, Por desgracia, en el último tramo, la letra gira hacia un «pero si no están nos sentimos solas» y sobre lo que las mujeres y ellos se necesitan mutuamente. Una pena, pero era 1993, que se podía esperar. Más de lo que se esperaría hoy sin ser abucheada hasta el hartazgo. Y además, con lo cortitos que parecen ser muchos de estos individuos, seguro que solo se quedarían con los insultos. Porque los nuevos «ofendiditos» son ellos.

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