10 himnos que (probablemente) vivirás en directo en Tomavistas 2019
A un mes de la celebración de Tomavistas 2019, vamos calentando motores con diez canciones que son himnos contemporáneos del indie, o que coño, de la música en general. Incluso aunque algunos de ellos solo lo sean para unos pocos. Por supuesto hay muchos más que sonarán el 24 y 25 de mayo, pero estos son los que más casan con nuestra línea y con los que el que suscribe más se va a emocionar.
Beach House – Myth (Bloom, 2012)
Por lo general las canciones del dúo de Baltimore son quizás demasiado anestesiadas para etiquetarlas como himnos, pero hay excepciones. Es de sus canciones más populares (la segunda más escuchada en Spotify) y la que posiblemente mejor finiquitó una etapa donde supieron hacer del dream pop algo suyo. A pesar de la letra (bastante agria, sobre una ruptura), es la canción que muchos desearíamos escuchar en nuestros últimos momentos. Belleza en esta puro.
Friendly Fires – Jump in the pool (Friendly Fires, 2008)
Necesitábamos la vuelta del trío inglés como agua de mayo (y por ahora ha sido a medio gas: ¿para cuándo el disco?), ya que su capacidad para sacarse de la manga himnos es digna de elogio. Entre ellos sobresale este tema sobre dejar todo atrás y emprender un nuevo camino. Pero obviando la temática, el punto fuerte es la perfecta fusión entre sonidos atmosféricos de alto calaje emocional con secciones rítmicas de tintes brasileños. Y cuando además con un himno puedes darlo todo en la pista, poco más se puede añadir.
Soleá Morente – Baila conmigo (Ole Lorelei, 2018)
Un himno de empoderamiento femenino que reivindica a Camela como hacedores de grandes hits. Este está a la altura de ellos, aunque hay que reconocer que en lo referente a la letra hay mucha más chicha. Frases tan chulescas como la apertura «Tengo el corazón encendido, pero no es por ti que te has creído, es porque me gusta bailar» lo dicen todo. Solo esperamos que su actuación junto a Napoléon Solo no rebaje el nivel de petardeo de la canción y podemos seguir diciéndole al chulazo que tengamos delante lo de «tú solo baila conmigo».
Carolina Durante – Joder, no sé (Carolina Durante, 2019)
Sin perder ese toque sarcástico y de humor, el cuarteto reafirma su condición de ídolos entre los veinteañeros con una canción que plasma las inseguridades y frustraciones de la transición a la supuesta vida adulta. Una vida en la que ya has dejado de sentir algo, cuando pensabas que te pasaría al menos con el doble de años. Un himno generacional que, aunque no conozcas la letra, podrás berrear en directo un «joder, no sé» como vía de escape, al menos durante tres minutos, de tu vida de mierda.
Mucho – Putochinomaricón (Hay alguien en casa, 2019)
La semana pasada se incluyó Las ventanas se encienden en nuestra sección Bigger than life, porque no cabía duda alguna de su condición de himno. Sin embargo no es el único del disco, aunque en este caso no busca la emoción del oyente, sino una radiografía en algo más de cinco minutos del clima social actual, esta vez además de manera mucho más directa. Un dardo que captura el zeitgeist de nuestro tiempo y además también se puede bailar. No le falta de nada.
Digitalism – Pogo (Idealism, 2007)
Hay que ser obvios a veces, y si alguien piensa en el dúo aleman, lo primero que le viene a la cabeza es este hit atemporal. Hace más de una década lo dábamos todo con él, y cuando creíamos que no podíamos ser más viejos, la volveremos a escuchar en directo pensando «¿han pasado ya 12 años?». Lo mejor es limitarse a bailar y, si surge y nuestro maltrecho y envejecido cuerpo lo permite, terminar en un pogo como el que reza la canción.
Deerhunter – Desire lines (Halcyon Digest, 2010)
A pesar de que instrumentalmente comienza como una canción de Arcade Fire, Cox aporta su exquisita personalidad en el resto de la canción, que aun así opta por «oh-ohs» en el estribillo, que por supuesto es tremendamente adictivo. No es de una épica abrumadora, sino bastante comedida, pero el nivel de existencialismo que irradia la letra, sin ser pedante o pretenciosa, es para gritar en directo como si te fuese la vida en ello en «come with me, far away». Y luego sentirse vacío. Así es la vida adulta, así es la búsqueda constante del placer.
Spiritualized – Set my soul on fire (Songs in A&E, 2008)
Lo que podría ser un canción sobre la alegría de tener un hijo, especialmente por las primeras líneas, probablemente, debido al historial de Jason Pierce, trate sobre la adicción a la heroína. Pero oye, y lo positiva que suena, ¿qué? Y como muchas de sus canciones, en realidad podría estar abierta a todo tipo de interpretaciones. Más que un chute de heroína, es un chute de buen rollo. Y además cuenta con uno de los estribillos más redondos de su discografía.
Cigarettes After Sex – Nothing’s gonna hurt you baby (EP. I, 2012)
Utilizada en infinidad de series como El cuento de la criada, en realidad, más que para ilustrar escenas más estridentes o emotivas en exceso, se trata de un himno muy de estar por casa, sobre los impagables momentos de intimidad con la persona que amas (un poco como el nombre del grupo, por otra parte). Y como buena balada clásica, ya que bebe mucho de los noventa, no estaría de más sacar los mecheros cuando la toquen (¡el móvil jamás!).
Triángulo de Amor Bizarro – Baila Sumeria (Salve Discordia, 2016)
Hasta que los gallegos no publiquen nuevo disco, este es sin duda el último himno de la banda. Más New Order que nunca, en clave bailable (aquí habrá pogo sí o sí), la canción trata de todo y de nada, y muchos podrán ver en ella ramalazos de satanismo, feminismo o amor ciego. Tampoco es que en directo se entiendan demasiado las letras de la banda y, o te las llevas aprendida o estás jodido. Pero oye, ya muchos tienen como mantra ese «la ciencia es mentira sin ti».