Indie 2009: 10 hits que bailamos hasta desfallecer y 10 que debimos bailar más

Nos gusta más la nostalgia que a un tonto y lapiz, y para los que ya estamos en la treintena, el año que cerró la década pasada fue capital. Dos lustros han pasadon pero aún recordamos de cuando en cuando lo que bailábamos por aquél entonces. O lo que intentábamos bailar cuando los djs dejaban de pinchar lo mismo de siempre. Si no, poníamos aquellas canciones en nuestro recién descargado Spotify, que nos parecía la repanocha por aquel entonces.

Lisztomania de Phoenix era de aquellas canciones por las que a los djs de corte indie se les hacía el culo pepsicola, y supuso un segundo renacer de la banda, con un disco donde también se incluía la también muy pinchada 1901. Nacida en el indie, La Roux aun así consiguió reventar listas con Bulletproof, por lo que la pudimos bailar en cualquier lugar; pero seamos sinceros, su sonido y rollito fue una rara avis en el mainstream, por ello nunca más se supo de ella de manera vox pópuli. Tampoco nos podemos quejar de las veces que disfrutamos de Zero de Yeah Yeah Yeahs, al igual que de Head will roll, a la postre más popular que el primer single, y sin embargo me quedo con la anterior por su carácter más sintético y a su vez desfasado.

Crystal Fighters se convirtieron en una sensación especialmente gracias a X-Static truth, pero sobre todo por I love London, en un número muy certero para la pista que después no supieron (o no quisieron) reproducir en discos siguientes. A pesar de no haber sido nunca una superbanda, The Raveonettes eran bastante queridos en nuestro país, por lo que la encantadora Bang!, con una de sus mejores melodías, la pudimos bailar bastante (haciendo, por supuesto, el gesto de disparo, posiblemente dirigido hacia nuestro objeto de deseo, lo hizo que perdiésemos las pocas posibilidades que teníamos de conquistarlo).

En el plano nacional, dos bandas con dos nombres similares, pero tangencialmente diferentes, dominaron la pista de aquel año. De primeras Delorean (que en paz descansen), con su EP que les abrió al mercado internacional, y concretamente con una Deli que resumía como ninguna su esencia. La otra banda es, por supuesto, Dorian, que contaron con varios hits, especialmente La tormenta de arena, que vivió una segunda vida con la entrada de la nueva década, pero que desde el mundillo indie ya disfrutamos mucho antes (ahí era cuando salía tu vena elitista y soltabas «bah, yo ya la bailaba hace un par de años»).

Mucho más tuvimos que habernos despendolado con la bigger than life Brothersport de Animal Collective, pero posiblemente su larga duración jugo en su contra a la hora de ser pinchada. Y aun así, no nos pudimos quejar. Como tampoco lo pudimos hacer con un banger electro-pop de Robyn y Royksöpp , que además sería el inicio de una bonita amistad. Y Dominos de los desaparecidos The Big Pink, más que con BPMs, hacia que lo diésemos todo, dislocándonos el cuello gracias a su potencia sonora.

Sin embargo muchos temas con potencial en la pista fueron injustamente ninguneados. Ahí están Passion Pit, que aunque de primeras lanzaron The reeling como single y gozó de mayor popularidad, al final ha pervivido más (en reproducciones, no en la mesa de los djs) Litttle secrets, que es pura magia. Tampoco tuvimos suerte con HEALTH y su Die slow, un contundente número con el que daban ganas de mover la cabeza en círculos al más puro estilo de su ex-miembro Jupiter Keyes con su lustrosa melena. Un baile mucho de cabezazos también era el denso electro (que años después HEALTH versionarían) de Pictureplane en Goth Star, que sampleaba el clásico Seven wonders de Fleetwood Mac de manera magistral.

Un baile chillwave, pero baile al fin y al cabo, planteaba Washed Out con New theory en su EP oficial de debut, y Neon Indian, este más en clave funky, en su primer disco con Should have taken acid with you, pero ni que para comenzar una sesión pudimos disfrutarlas. También para abrir la noche hubiese servido la evocadora Daniel de Bat for Lashes, pero ya se sabe que este tipo de producciones, incluso aunque los BPMs no sean precisamente bajos, no triunfan entre los djs. También en clave femenina, el bombazo dance pop de Annie debió convertirse en un must (expresión muy de la época) de la disco, pero la testosterona de los djs impedía que pinchasen algo del estilo.

Jack Penate, que está desaparecidísimo desde aquel año (y que prometió volver y aún estamos esperando), se marcaba Tonight’s today, un himno buenrollista de influencia tropical, cuando aún no estábamos hasta el gorro de ella. Los también desaparecidos Girls se marcaban Lust for life, un himno garagero, pero con mucha pandereta y palmas estilo Spector, que duraba poco más de dos minutos. Y también con mucha guitarra, pero más dirigido a marcarse un pogo, estaban los chicos de Japandroids y su Your heart speaks fire, que ya dejaba claro sus intenciones desde el título. 

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