Jueves en Primavera Sound 2019: Christine and the Queens y FKA Twigs, reinas de la velada
Tras un par de años sin acudir, vuelvo a Primavera Sound en clave The New Normal, y por supuesto el primero concierto al que asisto es al de una mujer. Julian Baker actuaba en el auditori a las 5 y yo, iluso, pensaba que no iba a haber problemas para entrar. Entré, sí, y tuve suerte de encontrar buen sitio, pero no esperaba tal nivel de afluencia. Un set casi acústico donde brillaron momentos como Turn out the lights, pero echando de menos el peso de su disco compartido boygenius, sin duda el mejor. Quizás prefería defender material exclusivamente suyo. Aun así puso la piel de gallina.
Después hice intento con Danny Brown, pero su hip-hop me superó, y Clairo, esperando un concierto al menos majo, me aburrió en 5 minutos. Por suerte luego le tocó el turno a Christine and the Queens, uno de esos shows que te dejan extasiado. Aun sabiendo de su gusto por el baile, no me esperaba que la mitad del concepto de basara en ello. Porque forma parte del concepto, no es un añadido para quizás cubrir carencias de su música. Para nada, y además canta y baila como para aplaudirla por semanas. Además incluía fogonazos, literales, y una estructura de focos móvil a la que incluso ella se subió en la emotiva Saint Claude.
Después de lo visto, Sigrid lo iba a tener complicado. Y lo tuvo, pero no por culpa suya, sino por un escenario Pitchfork que casi siempre te la juega. Ella, muy pizpireta y maja como se esperaba, quedaba eclipsaba por un sonido que lo anulaba todo y canciones como Plot twist costaba reconocerlas. Cuando me moví a un lateral para irme, increíblemente, se escuchaba mucho mejor y Don’t kill my vibe o Strangers compensaron los anteriores momentos. Pero que la calidad sonora dependa tanto de la aleatoriedad no tiene nombre.
Llegué un rato a Goa, y su emo-trap en disco me gana, pero en directo me resultó cargante. Tras un rato sin saber hacia dónde ir, terminé en Dirty Projectors, cuando no contaba con ello de primeras. Y oye, un acierto. Un show muy mimado a nivel sonoro y con un David Longstreth como muy vecino de al lado, cercano pero algo tímido, como sus compañeros, destacando la chica que interpretó Cool your heart sustituyendo a Dawn. E incluso hubo guiño pop (ya que es el Primavera más pop) a Rihanna con versión de FourFiveSeconds.
Se esperaba un show enlatado de Charli XCX, y así fue, pero lo compensó con una estética sencilla pero cuidada (unos cubos transparentes amarillos y enormes) y ella tan popstar como cabía esperar. Y como ella es el epítome del concepto más moderno del pop, siempre a la última, no hizo concesiones a sus dos primeros discos y solo interpretó temas de sus últimos dos años, salvo, increíblemente, I love it. Ni Boom clap cayó. Pero no nos podemos quejar al escuchar 1999, Girls night out o Boys. Y Christine volvió a alegrarnos la noche subiendo al escenario junto a la inglesa en Gone.
De primeras pensar ir a ver un show tan pausado como FKA Twigs a las 3 de la mañana podría hacerse cuesta arriba. Por suerte, estaba muy cuidado y, como Christine, cedía mucho peso al baile, lo que era de esperar ya que es una consumada bailarina. Sus looks, el baile en la barra americana o una estructura trasera que descubrimos cuando la lona bajó y vimos a sus músicos, eran golpes de efecto que aun así no restaban protagonismo a su propuesta musical. Y terminar con Two weeks y Cellophane fue la guinda de un concierto que demuestra que ella está por encima de las horas de la noche y de las expectativas.