Hot Chip en La Riviera, Madrid: artesanía bailable
En un mundo donde por lo general cualquier propuesta mínimamente electrónica trasladada al directo es sinónimo de enlatado, Hot Chip revientan el escenario con tropecientos miembros e instrumentos. A diferencia de, por ejemplo, los conciertos la pasada semana de Marina y Charli XCX también en La Riviera, y especialmente este último, en la que resultaba algo desangelado verla a ella sola en ese amplio espacio.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es que ellas sonaron infinitamente mejor que los ingleses, quizás porque resulta mucho más complicado calibrar un montón de instrumentos en comparación con una pista grabada. Así, a nivel musical se perdían muchos detalles. Tampoco fue un drama, aunque, especialmente con las revisiones de antiguos temas como I was a boy from school o One life stand, hubiese estado bien captar todos los nuevos matices.
Por supuesto este pequeño «pero» se compensaba con la presencia, energía y buen rollo que transmitían sobre el escenario, a diferencia de un público algo estático, sobre todo en la primera mitad, y además demasiado hablador (¿es que los treinteañeros (no yo) están ya tan de vuelta de todo que están por estar?). Daban ganas de mandarles a freír espárragos y subirse con Alexis y compañía a su fiesta infinita.
Sólo cabían temas up tempo (salvo en el bis con Look at where we are), clásicos populares como Over and over, Ready for the floor o I feel better (espectacular cierre) y otros menos aclamados pero muy agradecidos como Don’t deny your heart, Flutes o Huarache lights. Y lo mejor de su último disco, claro, aunque a título personal echara de menos No God.
Con Hot Chip pasa un poco con aquellos amigos de toda la vida que en los últimos tiempos ves cada equis: por lo general no les echas tanto de menos, pero cuando te reencuentras con ellos te lo pasas en grande, incluso aunque siempre cuenten las mismas historietas. Y los sigues sintiendo cercanos. La propuesta de la banda mantiene su carácter lúdico-festivo y resulta acogedora a su vez y, sin cambiarte la vida, te alegran la noche.