Top: Taylor Swift, del peor al mejor primer single
Taylor Swift nunca ha publicado las mejores canciones como primer single, eso es un hecho. Ni si quiera las que más capacidad para petarlo (salvo en algún caso). Sin embargo sus discos son de largo recorrido comercial, por lo que el «error» suele enmendarse más adelante. Ahora que ha publicado folklore, es un buen momento para echar la vista atrás y analizar sus curiosas decisiones a la hora de dar este paso. Y una aclaración: el top no solo se basa en la calidad de las canciones, sino en su potencial como single y también como carta de presentación del álbum o etapa.
8. ME! (Lover, 2019)
Este movimiento está claramente sustentado en querer recuperar su imagen buenrollista tras el «bitcheo» de Reputation, y llevar a cabo una jugada similar a la de Shake it off. Por supuesto resulta pegadiza, pero la letra por momentos es de vergüenza ajena, la voz de Brendon Urie se antoja insoportable y el tono es tan azucarado que la diabetes asoma constantemente.
¿Mejor elección como primer single? No, You need to calm down, que tampoco es que sea de sus mejores canciones, al final parece que ha perdurado más y tiene algo más de gracia. Eso sí, Cruel summer o Miss Americana podrían haber sido también opciones más pertinentes.
7. Tim McGraw (Taylor Swift, 2006)
Obviamente al resto del mundo los primeros pasos musicales de Swift le daban un poco igual. Y es que el country, por muy pop que sea, no es para nosotros, a diferencia del mercado americano, constituyendo un importante pilar de su cultura musical. Si además se trata de una balada romántica que tiene el nombre de una leyenda del género, apaga y vámonos. Fue su primer single, y ya alcanzó números increíbles, por lo que una gran estrella estaba en ciernes.
¿Mejor elección como primer single? Es un género al que no le importa ser un cliché con patas. Es más, lo disfruta con fruición. Y esta canción tiene todos los ingredientes para triunfar, por lo que fue una perfecta carta de presentación tanto para el disco como para ella. Posiblemente había canciones mejores, ¿pero alguien por estos lares es capaz de escucharse su debut entero para comparar?
6. Mine (Speak Now, 2010)
La fórmula country pop se empezaba a agotar y por eso este es posiblemente su disco menos recordado (aunque vendiera un porrón de copias). La elección del primer single tampoco fue más acertada, incluso con su pátina más rockera. Contaba con una melodía un tanto anodina (a pesar de ese estribillo entrecortado, que tampoco ayudaba) y no desplegaba sus mejores letras. Como cuarto o quinto single, aún.
¿Mejor elección como primer single? El baladón Back to December o el country bailable y luminoso de Mean no eran precisamente para dejarlos como segundo y tercer single respectivamente.
5. cardigan (folklore, 2020)
El último single de la artista no es una canción para todo el público, eso es así. Obviamente se trata de un buen tema, no cabe duda, pero resulta bastante plano (no en el mal sentido, sino en el comercial) y su producción suena demasiado alternativa para la masa. Habrá que esperar para ver su recorrido en listas, pero no pinta bien. Y es que parece que estamos ante un momento de su carrera donde el álbum tiene más importancia que el single, al estilo Beyoncé. Y claro, el álbum está arrasando y no tiene pinta de quedarse en flor de un día.
¿Mejor elección como primer single? Aunque para ella quizás haya sido una declaración de intenciones, y no hay duda de que transmite el espíritu del disco, exile, my tears ricochet o the 1 podrían haber sido opciones más óptimas.
4. Look what you made me do (Reputation, 2017)
Lo de ir de «zorra despiadada» no le sentó definitivamente bien de cara a la galería. Una Bad Blood, pues vale, pero que un disco gire alrededor de esa idea no gustó a todo el mundo (y eso que se trata de un gran trabajo). Eso sí, la canción está totalmente infravalorada y se erige como un banger de tomo y lomo aunque de primeras no lo parezca; pero también es verdad que para el gran público no era fácil de digerir y quizás se pasara de moderna (a pesar de que era un electro muy principios de los 2000).
¿Mejor elección como primer single? Para demostrar lo malota que era y apuntalar el concepto del disco, sin duda, pero también Delicate hablaba de su reputación, sin resultar tan evidente, y al final, siendo el cuarto single, es el más recordado. I did something bad es pura dinamita y también podría haber cumplido lo que ella pretendía transmitir con el largo.
3. Shake it off (1989, 2014)
Este tema forma parte de la escuela de Can’t stop the falling, Happy y ese tipo de canciones buenrollistas de las que acabas hasta el gorro. Hay que reconocer que potencial comercial tiene a mansalva, es pegadiza a más no poder y además el asunto de los haters estaba muy de moda por aquel año. Muy zeitgeist, sin duda. ¿El problema? Tras una estrofa y puente haciendo gala de una melodía magnífica, el estribillo es pólvora mojada, y muy vago para sus capacidades como compositora, palideciendo respecto al resto de melodías del disco. Pero la masa compró de largo.
¿Mejor elección como primer single? No refleja demasiado el espíritu del trabajo debido a una producción tan vintage, pero no cabe duda que a nivel comercial funcionó como un tiro, así que posiblemente sí supone la mejor elección. O al menos al mismo nivel que Blank space.
2. Love Story (Fearless, 2008)
Fue la demostración más evidente de su potencial a la hora de contar historias a través de sus canciones, plasmando en sus letras situaciones muy fáciles de recrear en nuestra cabeza. Es su gran baluarte como letrista, y aunque la canción no escatima en ñoñería y le sobran tópicos (las referencias a Romeo y Julieta, por ejemplo), goza de mucho encanto, y a pesar de que la melodía peca de algo monótona, sabe sacarle todo el jugo. En conjunto no es la repanocha, pero sí un ejemplo de que, aun con todo el azúcar y el poco riesgo, ella sabe cómo mover los hilos, en este caso para superar sus limitaciones, y colártela.
¿Mejor elección como primer single? Posiblemente, aunque claro, la joyita You belong to me también está en el disco, y para el mundo (o Estados Unidos más bien) supuso su primer gran acercamiento a un pop más puro.
- We are never ever getting back together (Red, 2012)
Otra de la que acabamos un poco hartos, pero hay que reconocer que estamos ante una gosolina pop totalmente infecciosa con tropecientos ganchos, tanto líricos («With some indie record that’s much cooler than mine»), como melódicos («we-eh!»). Por supuesto supuso todo un bombazo para la artista, e incluso en España fue muy bien recibida y comenzamos a tenerla en nuestro radar (no como cuando vino en 2010 con un Palacio de los Deportes medio vacío).
¿Mejor elección como primer single? Sí, aquí dejó claro que el pop era lo suyo y se iba a convertir en una popstar fuera de las fronteras yanquis, pero también mantenía las guitarras, así que servía como puente entre ambas facetas. Como opción alternativa a primer single, quién sabe qué hubiese pasado con la enorme All to well, que a pesar de que nunca se publicó comercialmente, ahora es uno de sus temas de culto.