10 canciones de 2020 que no queremos volver a escuchar jamás

La realidad es que que este 2020 no habido demasiada vida social, por lo que quizás los grandes éxitos no se han quemado como otros años. Sin embargo siempre hay canciones de las que terminas hasta el gorro sea porque tu pareja la pone a otro trapo día sí, día también, por que aparece en todas las playlists habidas y por haber o porque suena en el hilo musical del Mercadona constantemente. Incluso aunque algunas no hayan sido tan explotadas, son tan enervantes que, al menos en este aspecto, haya algo que agradecer a la pandemia. Y es que algunas no están mal, pero otras son un auténtico drama.

Beret – Si por mi fuera

Cuando apareció el single a finales de 2019 no supimos ver el potencial cringe de este himno para pijas. Este remedo de lo peor de Melendi se antoja todavía peor que cualquier tema de este por la voz de Beret, que increíblemente resulta todavía más desagradable. Sin olvidar ese concepto de letra tan cliché Cadena Dial con engendros líricos del calibre de «inventaré un camino sobre tus caderas». Un horror absoluto.

Tones and I – Dance money

Sí, esta canción apareció en el especial de 2019. Pero es que, como se anticipó, aún le quedaba cuerda. Y como dijo Ian Malcom «cómo odio tener razón siempre». En este año su voz no se ha vuelto más aguantable, todo lo contrario. Y aunque la melodía nunca ha estado mal construida, el conjunto no ayuda a valorarla. Porque la producción también es básica y estridente, ideal de este tipo de canciones que solo buscan pegarse como un chicle.

SAINt JHN – Rose

Una de esas canciones que triunfan en redes y playlists, pero que resultan tan intrascendentes como el contenido de estas. No es complicado escucharla e imaginar a esos influencers de Tik Tok clónicos realizando alguna coreogeafía insípida. Y además resulta triste que te des a conocer con una remezcla que despliega un estilo completamente diferente al tuyo (house frente a trap) y donde tu voz parezca la de Alvin y las Ardillas.

Karol G, Nicki Minaj – Tusa

Esta duele un poquito porque, incluso a pesar de esos violines más falsos que una moneda de tres euros, le cogí cariño, especialmente en la cuarentena. Pero si no ha sido la canción más quemada del año, casi. En Spotify al menos está en l top 1 nacional, por lo que la hemos tenido hasta en la sopa. Sin embargo es un clásico, y quizás el tajante titular, en un tiempo, se quede en una simple exageración. O no. Veremos.

Fred de Palma, Ana Mena – Se iluminaba

¿Éramos más felices sin conocer en España a un chuloputas como este tal Fred? Pues sí. Y lo mismo podíamos aplicar a Ana Mena, que aunque española (increíble con ese indescifrable acento), gozaba de más éxito fuera de nuestras fronteras. El único logro del tema es que mezcla reguetón y bachata con un mínimo de gracia, pero por lo general no se puede rascar donde no hay. Y que haya sido explotada hasta la saciedad no ayuda.

Lola Indigo, Rauw Alejandro, Lalo Ebratt – 4 besos

Por lo general el proyecto de Mimi es disfrutable y divertido, sin pretensión alguna. Sin embargo en los últimos tiempos parece haberse convertido en una parodia de sí misma. Esta canción se podría considerar como el súmmum de su fórmula, que la ha estirado hasta el hartazgo, perdiendo la (poca) frescura de sus comienzos. O quizás no tanto para el gran público, ya que la ha ido colando canción tras canción clónica.

David Bisbal, Aitana – Si tú la quieres

Lo de Aitana es de juzgado de guardia, porque hacen con ella lo que quieren, colaborando con gente que lo único que hace es lastrar un proyecto que supuestamente iba encaminado al concepto de popstar. Una nadería tan ridícula con un estribillo que suelta un «si tú la quieres, qué suerte tienes», y que además ha sido un éxito, es para mear y no echar gota. Y el vídeo en modo confinamiento buen rollista es la puntilla.

Black Eyed Peas, Ozuna, J. Rey Soul – Mamasita

Tampoco ha sido un smash hit como Ritmo, pero no le ha ido nada mal. Lo suficiente para que queramos clavarnos bolis en los oídos. Escuchar a Will.I.Am cantar siempre supone un infierno, pero en español no tiene nombre. Y aunque hayan cambiado de estilo, el trío sigue siendo de lo más básico y vulgar. Además, samplear La Isla Bonita, no tiene perdón de Dios. Pero ya sabemos que la falta de escrúpulos es su fuerte.

Justin Biener – Yummy

En su etapa adulta Justin encadenó una retahíla de hits que ya les hubiese gustado a otros coetáneos. Sin embargo lleva una época ciertamente aburrida, con un r’n’b tan genérico como monótono. Generalmente este género en su estado más muermazo no provoca no querer volver a escucharlo jamás, más bien indiferencia. Sin embargo esta canción y su horrible y repetitivo estribillo es una de esas no honrosas excepciones.

Drake – Toosie slide

Cuando un tema nace con el objetivo de petarlo en Tik Tok, mal empezamos. Al final puede que pasemos por el aro, pero este no es el caso. Mira que Drake nos ha dado buenos momentos, pero a nivel artístico en los últimos tiempos no da (casi) ni una. Y este es el ejemplo más doloroso. El canadiense se pone en piloto automático para entregarnos el número de trap pop más blandito y a la vez irritante de los últimos tiempos.

Cardi B, Megan Thee Stallion – WAP

Sí, Pitchfork ha encaramado la canción al número uno en su lista anual. Pero ya sabemos de qué pie cojea la publicación. Por ello tampoco sorprende que esta zafiedad esté donde está. De primeras a muchos nos pareció un horror, pero de nuevo Tik Tok hizo de las suyas y, aunque fuese por la coña, terminabas restregado por el suelo imitando la coreo. Meses después, la broma, menos mal, parece que se ha acabado.

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