Cuando la edición deluxe se carga un gran disco

Dua Lipa fue una de las grandes protagonistas de 2020 con un Future Nostalgia que cosechó gran éxito entre crítica y público. Ventas muy saludables, singles encabezando charts y aparición en las listas de lo mejor del año. Pocas y pocos pueden acertar en todos los frentes. A día de hoy, con 2021 ya bien empezado, aún parece que le queda cuerda para rato. Sin embargo, en una estrategia un tanto forzada, la artista acaba de publicar la edición deluxe del álbum. Lo que en verano le salió bien con su disco de remezclas, que servía perfectamente de complemento al original, en este caso la maniobra chirría y no ha convencido.

De primeras no todo es material nuevo, y se incluyen los duetos con Miley Cyrus, Angele y Bad Bunny y J Balvin. En general majos, pero que no pegan ni con cola en una obra de corte disco-dance, y ni si quiera entre ellos (pop pasado por la pátina AOR, tropical y reguetón). Y los nuevos temas tampoco casan con el espíritu del álbum (como mucho If ain’t me) y palidecen respecto al conjunto original. ¡Si al menos hubiera incluido la divertida Love is religion! Al menos todo queda como un intento poco honesto de alargar la vida de un disco al que en realidad aún se le puede sacar mucha chicha. No creo que manche su legado, pero tampoco lo va a engrandecer.

No es la primera ni la última que lleva a cabo una maniobra similar. En muchas ocasiones se ha añadidon singles paralelos con otros artistas que rompen la armonía del original; descartes que no aportan casi nada y más bien lastran el conjunto; bonus tracks para mercados en especial (Japón y Australia sobre todo); remezclas innecesarias; ¡hasta temas antiguos que triunfan de manera tardía cuando ya hay un nuevo disco en la calle! Generalmente no mejoran el producto, pero incluso si lo hacen, tropecientas canciones pueden llegar a empachar. Y por supuesto el concepto del álbum se va al garete, aunque en el pop comercial (que es donde más suele pasar) no suela importar demasiado.

Se sigue la estrategia de cuando más mejor por dos razones. La primera, los fans enfermizos que se comerían con patatas cualquier nadería que publicase su artista favorito. La segunda, que en mercados como el estadounidense, cuantas más canciones tiene un disco más posiciones sube en la lista de álbumes. Mejor 20 que 10, eso es así, manteniéndose por los siglos de los siglos en el chart. Una regla tan absurda como tramposa a la que cada vez más nombres se suman. Al menos en el caso de Dua Lipa ha dejado un tiempo para que el disco se valga por sí solo sin aderezos, mientras otros lanzan estos monstruos desde el minuto uno. Pero el caso es que estas ediciones deluxe son un win win total en el ámbito comercial. Lo artístico, como ya sabemos, importa un poco menos.

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