Primer jueves en Primavera Sound 2022: Charli XCX, Rina Sawayama, Kacey Musgraves…
Tras tres años de ausencia, había muchas ganas de volver al festival más importante del país. Primavera Sound 2022 abría sus puertas de manera oficial (aunque el miércoles ya hubo Primavera Al Ciutat) y a pesar de la ilusión inicial ya comenzó con mal una estrategia, elitista e incómoda: solo los VIP pueden acceder a la zona de Primavera Bits a través del puente, por el que en ediciones previas podía acceder todo el mundo. La plebe tenía que hacer una travesía de 40 años por el desierto para llegar a aquellos escenarios. Una nueva vuelta de tuerca para sacar pasta. Al menos supuestamente, porque la mayoría, tanto VIPs como no, no se enteraron de esta ventaja/desventaja hasta la llegada al festival.
También está el tema barras, que hoy han anunciado que van a resolver. Una de las mayores facilidades del festival ha sido siempre la cantidad de barras y camareros, pero esta vez se echaron en falta los segundos y se producían colas tremebundas. También es cierto que hay gente a la que le gusta hacer cola, porque si sabes moverte un poco o no vas a la primera barra o mochilaman que se cruza en tu camino, podía evitarte bastantes dramas.
Otro asunto que no me entusiasmó es que hayan pegado los dos grandes escenarios, porque como salgas por el lado del escenario contiguo, te vas a comer hordas de gente del siguiente concierto antes de que puedas tener al menos un metro cuadrado a tu alrededor. Me sucedió después de Charli XCX con Tame Impala y fue el infierno en vida. Antes, cuando ambos escenarios estaban enfrentados, no sucedía esto.
A pesar de ello, se trata de un festival masivo, después de tres años de ausencia, y resultan comprensible ciertos «peros» (aunque lo del puente sea deliberado) y por lo general todo funciona como la seda. Y como la seda, literalmente, fue Oklou, porque si hay un término que define su música ese es «sedoso». Y en directo por suerte también, tanto su voz como la producción sonora (la mayoría pregrabada, eso sí), interpretando los mejores temas de su debut (aunque, estando en España, faltó Asturias), con un breve pero satisfactorio show de carácter íntimo, ideal para las primeras horas de la tarde.
También muy de tarde fue el concierto de Kacey Musgraves, que comenzó 20 minutos tarde y de manera un tanto distante y tímida, con canciones de Star-Crossed, que no ha sido además tan bien recibido. El sonido tampoco era lo más claro y alto. Sin embargo poco a poco comenzó a conectar con el público gracias a su simpatía y terminó incluso conquistando con los temas de su último disco, aunque obviamente los de Golden Hour ganaron la partida. Y en formato festival no todo el mundo optaría por una balada para cerrar el set, incluso aunque se trate de uno de sus mayores hits. Pero ella así hizo con Slow Burn, que sigue emocionando como el primer día. Y el título del tema fue sin duda una metáfora del show: a fuego lento.
Pensaba que con el retraso de Kacey, Charlie XCX comenzaría algo más tarde de la hora establecida. Craso error, porque ella, como buena inglesa, hizo gala de puntualidad y ahí estaba ya dándolo todo mientras yo me encontraba aún en el baño. Cuando ya me situé disfruté de un sonido cristalino, por supuesto enlatado (de la anterior era quizás era más de esperar, esta quizás podría habérselo currado algo más en este sentido). Pero como ella es una locomotora en el escenario, al final te da igual, incluso aunque a veces tire demasiado de pregrabados. Por otra parte bailar al borde de deslomarte, se antoja más que comprensible. Al más puro estilo ella, nos plantó su Crash casi en su totalidad, salvo lapsus del pasado como Vroom, Vroom, Boys, Gone o la inesperada Boom Clap. Un torbellino pop imparable que, a diferencia de la anterior ocasión en 2019, reunió a mucho más público y, sorpresa, la mayoría hetero. Y no deconstruido con las uñas pintadas; no, no, casi hooligan. Inaudito.
Salí escopetado hacia Rina Sawayama porque actuaba en Primavera Bits, literalmente en la otra punta del festival. Aparecer cantando la gloriosa Beg for You junto a Charli parece que retrasó su actuación, gracias a Dios, porque llegué diez minutos más tarde tras el drama de comerme a medio festival en Tame Impala. A pesar de que un nuevo disco está en ciernes, se centró en Rina, seleccionando lo mejor de aquel brillante largo. Eso sí, ella sí que se dejó llevar por las leyes no escritas de los festivales y optó por obviar Bad Friend, posiblemente su mejor canción pero, claro, una balada. Fue encomiable que recuperase el city pop de su primera época en Cherry, sacando a relucir su herencia japonesa. Como Charli, Rina es un tsunami que tanto te mezcla pop con metal con country. Porque sí, no faltó su último single, This Hell, y ni sonaba a nueva, parecía que formaba parte de su antiguo set, para bien, porque el público seguía entregadísimo con ella (ya se sabe el riesgo de interpretar nuevos temas, especialmente en festivales). Un triunfo.
Como el camino hacia Primavera Bits era corto (modo ironía on), fui hacia Fred Again., y cuando ya estaba casi delante del escenario, una amiga me convenció para volver a esa zona perdida de la mano de Dios y ver Let’s Eat Grandma. De primeras me pareció un error fatal, ya que comenzaron desacompasadas interpretando Happy New year y tuvieron que empezar de nuevo. Este error les pasó factura los primeros minutos, que se mostraron con menor presencia, pero fueron ganando en confianza, tanto que después de varios temas más o menos movidos como Hall of Mirrors o It’s Not Just Me, se plantaron con dos baladones de tomo y lomo, Deep Six Textbook, de su debut, y Two Ribbons, que da nombre al último. Y claro, está el peligro de bajón, pero supieron ganarse al respetable y subieron la apuesta con Donnie Darko, que dura diez minutazos. Pasaron de titubear a, hablando pronto y mal, plantar el coño sobre la mesa. Si te gustaba bien, y si no, también. Un maravilloso caos.
De nuevo a la otra punta, aunque esta vez más relajado, llegué a una Bad Gyal donde por primera vez en el festival no me sentí en Reino Unido. Ya se sabe que la catalana en directo es un karaoke, pero el show con visuales estilo bling bling y un cuerpo de baile entregadísimo eclipsan cualquier desidia de la cantante. Que también es su pose de diva de oros y forma parte de su personalidad. Y claro, los hits, porque te das cuenta que los tiene para aburrir. Y mientras te estás yendo hecho mierda después de perrear hasta abajo vuelve a salir para plantarte Fiebre (todavía su mejor canción), pues comprado estás. Así que, si no eres muy exigente con el concepto «directo», te lo pasas teta. O culo, porque ella tiene culo para rebotar (¡faltó Jacaranda!). Y es que, como dijo una amiga, «vaya playback, pero menudo culazo». Y esa es su pose; ella lo celebra, nosotros lo celebramos.