10 cosas que nos sorprendieron (para bien o para mal) en 2022
Hacemos el balance de lo bueno y malo… Y de lo que no es ni bueno ni malo.
Había ganas de jarana
Tras la pandemia, la gente estaba deseosa de conciertos y festivales, y este año ha habido oferta y demanda a mansalva. Si no era uno, era otro, pero nadie se ha quedado sin darlo todo. Aunque acabásemos arruinados (porque la subida de precios se ha notado, y no solo por las consecuencias de la guerra de Ucrania, ya venía de antes…).
La burbuja festivalera, con indicios de explotar
La otra cara de la moneda. Habrá que esperar a ver como se desarrolla 2023, pero en 2022, un problema que ya venía de antes: una burbuja festivalera que se hizo más evidente después de la pandemia cuando el público estaba con ansias de estos eventos y los promotores vieron en ello una oportunidad de negocio. Por desgracia, había ganas, pero la pela es la pela, y varios festivales nacionales (y suponemos que en otros países) cancelaron o redujeron su oferta porque el asunto no daba para más. Veremos si esto ya sirvi´ó de limpieza o si ese fue solo el principio.
Artistas que no pueden girar
Gente como Santigold o Animal Collective cancelaron sus giras o parte de ellas porque la subida de la inflación se lo impedía, y otras como Lorde, que goza de bastante caché, también se quejaba de que nos beneficios eran nimios. Otro problema es que, tras dos años en barbecho, todo el mundo (o los que podían o querían pagarlo), se lanzó en masa a actuar en directo y las salas y recintos son limitados. Para 2023 se espera que, al menos este problema, desaparezca. Respecto al asunto del aumento de gastos, no tiene pinta de que se relaje a corto plazo, incluso aunque la inflación esté bajando a día de hoy.
La estrella de Rosalía no se apaga
Muchos esperaban batacazo de la artista con Motomami, pero las críticas la alabaron, entrando este mes en las listas de lo mejor del año, y además comercialmente le ha ido de lujo. Es verdad que los adelantos comenzaron algo tímidos (aunque a La Fama no le fue nada mal), pero el éxito ¿inesperado? de Bizcochito, que ni fue ni single, y por supuesto Despechá, ha asentado los cimientos de su éxito comercial. Por no hablar de una gira que ha llenado grandes recintos y que ha dado mucho que hablar.
Eurovisión vuelve a importar en España
Y no solo a los gays (aunque sobre todo). El formato del Benidorm Fest fue un éxito, pero la tercera posición de Chanel en el certamen consiguió que hasta sus detractores se comiesen sus palabras (a pesar de que la canción siga siendo normalucha). Y qué decir de Rigoberta Bandini, que ha traspasado las fronteras del indie (si es que se le puede seguir llamando así) y ha arrasado con el tema de marras, pero también con la gira.
¿Vuelve el «indie»?
Y de nuevo, ¿existe aún este concepto? Daría para una tesis doctoral, pero si nos ceñimos a lo que sonaba hace 20, 15 o 10 años, al concepto banda y a las guitarras como protagonistas, parece que sí. En realidad nunca se fue del todo, pero es verdad que 2022 ha contando con lanzamientos que han sobresalido, como los discos de Alvvays, Beach House, The Beths o Big Thief, más clásicos, o vueltas de tuerca como Black Country New Road, Jockstrap, Black Midi o Dry Cleaning, reafirmándose como grupos imprescindibles de este supuesto resurgimiento. ¿O es que simplemente nos apetecía regresar al estilo y solo le hemos hecho más caso?
Bad Bunny como fenómeno imparable
Quizás parecía que al puertorriqueño le iba a pasar como a su colega J Balvin e perdería relevancia tanto comercial y crítica. Y más tras un periodo muy callado (un año en el reguetón, como en el mundo gay, equivale a diez). Pero lanzó Un Verano Sin Ti y confirmó a estar por encima del bien y del mal. Que todo tu disco arrase como si todo fueran singles no está al alcance de cualquiera. Al igual que cantar en español y mantenerse meses liderando la lista de discos de Estados Unidos. Y después aparecer también en las listas de lo mejor de 2022. Es el momento de Benito.
El house no caló
Dos de las mayores estrellas del mundo, Beyoncé y Drake publicaron álbumes donde el house era predominante. Dos artistas negros que por fin reivindicaban uno de los géneros negros más marginados por la música comercial y por ellos misos. Y artistas blancas tan dispares como Charli XCX o Lola Índigo tampoco se han quedado atrás. Pero no parece que haya funcionado comercialmente como sí lo hizo de manera más evidente la moda disco de hace un par de temporadas. Y en el caso de Drake ha tardado poco y nada y volver al trap de siempre. ¿Qué hará Beyoncé para la supuesta continuación de Renaissance?
Harry Styles hasta en la sopa
El inglés ya era obviamente extremadamente popular, pero lo de este año ha sido la explosión definitiva. Y la onda expansiva nos ha llevado a todos por delante. Un disco que ha arrasado, especialmente gracias a un primer single que sonaba en todos lados (y que eclipsó al resto de temas, por cierto). Era obvio que le seguiría una masiva gira que además va a repetir el año que viene. Además de su incursión en el cine, que esta vez parece que va más en serio, en dos papeles con interpretaciones cuestionables, destacando además los malos rollos generados por «Don’t You Worry Darling» y todo lo que se ha hablado de ello. Suficiente, necesitamos un descanso. Pero en 2023 no parece que vaya a suceder.
Las despedidas
Nadie es eterno, pero siempre sorprende y sobre todo apena la muerte de artistas que en nuestro imaginario parecen inmortales. Angelo Baladamenti, Mimi de Low, Christine McVie de Fleetwood Mac, Jerry Lee Lewis, Loretta Lynn, Olivia Newton-John, Julee Cruise, Andy Fletcher de Depeche Mode, Vangelis, Taylor Hawkins de Foo Fighters, Mark Lanegan o Meat Loaf, entre otros y otras, nos dijeron adiós.